Es, por consiguiente, de la mayor importancia llegar a un juicio claro
acerca de los medios de modificación y de adaptación mutua. Al princip-
io de mis observaciones me pareció probable que un estudio cuidadoso
de los animales domésticos y de las plantas cultivadas ofrecería las ma-
yores probabilidades de resolver este obscuro problema. No he sido defr-
audado: en éste y en todos los otros casos dudosos he hallado invariable-
mente que nuestro conocimiento, aun imperfecto como es, de la varia-
ción en estado doméstico proporciona la guía mejor y más segura. Puedo
aventurarme a manifestar mi convicción sobre el gran valor de estos es-
tudios, aunque han sido muy comúnmente descuidados por los
naturalistas.
Por estas consideraciones, dedicaré el primer capítulo de este resumen
a la variación en estado doméstico. Veremos que es, por lo menos, posi-
ble una gran modificación hereditaria, y, lo que es tanto o más importan-
te, veremos cuán grande es el poder del hombre al acumular por su se-
lección ligeras variaciones sucesivas. Pasaré luego a la variación de las
especies en estado natural pero, desgraciadamente, me veré obligado a
tratar este asunto con demasiada brevedad, pues sólo puede ser tratado
adecuadamente dando largos catálogos de hechos. Nos será dado, sin
embargo, discutir qué circunstancias son más favorables para la varia-
ción. En el capítulo siguiente se examinará la lucha por la existencia entre
todos los seres orgánicos en todo el mundo, lo cual se sigue inevitable-
mente de la elevada razón geométrica de su aumento. Es ésta la doctrina
de Malthus aplicada al conjunto de los reinos animal y vegetal. Como de
cada especie nacen muchos más individuos de los que pueden sobrevi-
vir, y como, en consecuencia, hay una lucha por la vida, que se repite fre-
cuentemente, se sigue que todo ser, si varía, por débilmente que sea, de
algún modo provechoso para él bajo las complejas y a veces variables
condiciones de la vida, tendrá mayor probabilidad de sobrevivir y de ser
así naturalmente seleccionado. Según el poderoso principio de la herenc-
ia, toda variedad seleccionada tenderá a propagar su nueva y modificada
forma.
Esta cuestión fundamental de la selección natural será tratada con al-
guna extensión en el capítulo IV, y entonces veremos cómo la selección
natural produce casi inevitablemente gran extinción de formas de vida
menos perfeccionadas y conduce a lo que he llamado divergencia de ca-
racteres. En el capítulo siguiente discutiré las complejas y poco conocidas
leyes de la variación. En los cinco capítulos siguientes se presentarán las
dificultades más aparentes y graves para aceptar la teoría; a saber: pri-
mero, las dificultades de las transiciones, o cómo un ser sencillo o un
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órgano sencillo puede transformarse y perfeccionarse, hasta convertirse
en un ser sumamente desarrollado o en un órgano complicadamente
construido; segundo, el tema del instinto o de las facultades mentales de
los animales; tercero, la hibridación o la esterilidad de las especies y fe-
cundidad de las variedades cuando se cruzan; y cuarto, la imperfección
de la crónica geológica. En el capítulo siguiente consideraré la sucesión
geológica de los series en el tiempo; en los capítulos XII y XIII, su clasifi-
cación y afinidades mutuas, tanto de adultos como en estado embrionar-
io. En el último capítulo daré un breve resumen de toda la obra, con al-
gunas observaciones finales.
Nadie debe sentirse sorprendido por lo mucho que queda todavía
inexplicado respecto al origen de las especies y variedades, si se hace el
cargo debido de nuestra profunda ignorancia respecto a las relaciones
mutuas de los muchos seres que viven a nuestro alrededor. ¿Quién pue-
de explicar por qué una especie se extiende mucho y es numerosísima y
por qué otra especie afín tiene una dispersión reducida y es rara? Sin em-
bargo, estas relaciones son de suma importancia, pues determinan la
prosperidad presente y, a mi parecer, la futura fortuna y variación de ca-
da uno de los habitantes del mundo. Todavía sabemos menos de las rela-
ciones mutuas de los innumerables habitantes de la tierra durante las di-
versas épocas geológicas pasadas de su historia. Aunque mucho perma-
nece y permanecerá largo tiempo obscuro, no puedo, después del más
reflexionado estudio y desapasionado juicio de que soy capaz, abrigar
duda alguna de que la opinión que la mayor parte de los naturalistas
mantuvieron hasta hace poco, y que yo mantuve anteriormente -o sea
que cada especie ha sido creada independientemente-, es errónea. Estoy
completamente convencido de que las especies no son inmutables y de
que las que pertenecen a lo que se llama el mismo género son descend-
ientes directos de alguna otra especie, generalmente extinguida, de la
misma manera que las variedades reconocidas de una especie son los
descendientes de ésta. Además, estoy convencido de que la selección na-
tural ha sido el medio más importante, pero no el único, de modificación.
6
Capítulo
1
La variación en estado doméstico
Causas de variabilidad
Cuando comparamos los individuos de la misma variedad o subvarie-
dad de nuestras plantas y animales cultivados más antiguos, una de las
primeras cosas que nos impresionan es que generalmente difieren más
entre sí que los individuos de cualquier especie en estado natural; y si re-
flexionamos en la gran diversidad de plantas y animales que han sido
cultivados y que han variado durante todas las edades bajo los más dife-
rentes climas y tratos, nos vemos llevados a la conclusión de que esta
gran variabilidad se debe a que nuestras producciones domésticas se han
criado en condiciones de vida menos uniformes y algo diferentes de aq-
uellas a que ha estado sometida en la naturaleza la especie madre. Hay,
pues, algo de probable en la opinión propuesta por Andrew Knight, de
que esta variabilidad puede estar relacionada, en parte, con el exceso de
alimento. Parece claro que los seres orgánicos, para que se produzca al-
guna variación importante, tienen que estar expuestos durante varias ge-
neraciones a condiciones nuevas, y que, una vez que el organismo ha
empezado a variar, continúa generalmente variando durante muchas ge-
neraciones. No se ha registrado un solo caso de un organismo variable
que haya cesado de variar sometido a cultivo. Las plantas cultivadas más
antiguas, tales como el trigo, producen todavía nuevas variedades; los
animales domésticos más antiguos son capaces de modificación y perfec-
cionamiento rápidos.
Hasta donde puedo yo juzgar después de prestar mucho tiempo aten-
ción a este asunto, las condiciones de vida parecen actuar de dos modos
directamente, sobre todo el organismo o sobre ciertas partes sólo, e indi-
rectamente, obrando sobre el aparato reproductor. Respecto a la acción
directa, debemos tener presente que en cada caso, como el profesor
Weismann ha señalado hace poco y como yo he expuesto incidentalmen-
te en mi obra sobre la Variation under Domestication, hay dos factores, a
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