Biografias



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CATULLE MENDES -1.841
Descendiente de una familia de judíos portugueses (algún autor llega a afirmar que sus padres eran de esta nacionalidad), Catulle Mendès nace el 22 de mayo de 1841 en Burdeos. Algún otro autor, como Emilia Pardo Bazán, afirma que desciende de judíos españoles, pero esta hipótesis es menos plausible. Tras una infancia y una adolescencia en Toulouse, llega a París en 1859 y enseguida se convierte en uno de los protegidos de Théophile Gautier. Se da a conocer desde 1860 al fundar la Revue Fantaisiste en la que colabora especialmente Villiers de L'Isle Adam. En 1863 publica su primera antología de poemas, Philoméla. Como consecuencia de un viaje a Alemania que lo deja fascinado, Catulle Mendès se alinea con ardor en el campo de los defensores del compositor Richard Wagner.      
      Pronto se une al grupo de escritores que se reune en casa de Leconte de Lisle: François Coppée, Léon Dierx y José María de Heredia o Théodore de Banville especialmente son asiduos. Ha nacido El Parnaso, del que Catulle Mendès será su historiador publicando más tarde La Légende du Parnasse contemporain. Participa activamente a este respecto en la revista colectiva Le Parnasse contemporain.
      Mendés se casó con Judith Gautier, hija de Théophile Gautier, en 1866. El matrimonio no duraría mucho. Hacia 1869 Mendès se irá a vivir con la compositora Augusta Holmès. Esta pareja tendrá cinco hijos antes de separarse en 1886, tres de sus hijas son además el tema del famoso cuadro de Auguste Renoir, las hijas de Catulle Mendès, actualmente en posesión del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. Mendés se casará a continuación con la poetisa Jeanne Nette, que será su última compañera y que firmará sus obras bajo el nombre de Madame Catulle Mendès.
      Admirador a ultranza de Sarah Bernhardt, defiende a ésta con motivo de las críticas recibidas por la audaz versión de Hamlet que la actriz representa en Paris en 1899. Fruto de la discusión que se entabla tras el final de la representación, es el duelo que mantiene con el crítico teatral George Vanor. Mendès ya se había batido en un lance de honor dos años atrás con el escritor y crítico Lugné-Poe por un artículo que éste último había escrito en La Presse y que Mendès consideró ofensivo. En ambos enfrentamientos salió herido, aunque en el último se temió por su vida debido a la herida que Vanor le había infligido en el vientre.
     Fue un inveterado mujeriego, y se le atribuyen varias anécdotas con mujeres, no en vano la mayoría de sus lectores eran del sexo femenino y tenía un gran número de admiradoras.
      El cuerpo sin vida de Catulle Mendès fue descubierto el 7 de febrero de 1909 en el túnel de la línea ferroviaria cerca de Saint-Germain-en-Laye, y aunque algunos biógrafos opinan que se suicidó, todo parece apuntar a que se trató de un accidente ya que se cree que abrió la portezuela de su vagón creyendo haber llegado a su destino y cayó a la vía, siendo atropellado por el tren una vez que éste reanudó la marcha (Para más información sobre este accidente hacer click aquí).
       Su muerte produjo gran conmoción en los cenáculos culturales parisinos y sus exequias fueron muy concurridas, siendo enterrado en el cementerio parisino de Montparnasse.
      Su obra es muy abundante, aunque en general ha caído hoy en el olvido. Está considerado como el representante de un estilismo fin de siglo, utilizando, no sin cierto preciosismo, un vocabulario rebuscado y brillante. Los críticos de la época le reprochan ya una cierta superficialidad y una manera bastante visible de seguir la moda al uso. Su poesía, con un perfume decadente, era muy apreciada por Verlaine. Es igualmente autor de cortos relatos eróticos. Sin cuestionar su innegable talento y capacidad para el trabajo, fue tildado en más de una ocasión como el «maestro del símil» por su capacidad para imitar los estilos de muchos de sus contemporáneos, negándosele un estilo estrictamente personal.
      Entre otras anécdotas se cuenta que fue Catulle Mendès quién presentó el ocultisata Eliphas Lévi a Victor Hugo e intentó enrolar a Guy de Maupassant en una logia masónica.
ÉDOUARD SCHURÉ (1841-1929)

es un escritor francés, nacido el 21 de enero de 1841 en Estrasburgo. Falleció en París el 7 de octubre de 1929. Es escritor, filósofo y musicólogo, autor de novelas, de piezas de teatro, de escritos históricos, poéticos y filosóficos. Se le conoce mundialmente sobre todo por su obra Los Grandes Iniciados.

Nació en una familia protestante. Huérfano de madre a la edad de 5 años y de padre a la edad de 14 años, vivió a continuación con su profesor de Historia del instituto Jean Sturm hasta la edad de 20 años. Tras su bachillerato, Édouard Schuré se inscribe en la Facultad de Derecho para contentar a su abuelo materno que era el decano; pero esta disciplina lo aburre considerablemente, por lo que pasa la mayoría de las tardes en la Facultad de Letras con jóvenes estudiantes y artistas enamorados como él de la literatura y el arte. Entre ellos su amigo músico Victor Nessler y el historiador Rudolf Reuss. Tras terminar sus estudios de derecho, decide dedicarse a la poesía. En 1861, obtuvo sin embargo su licencia en derecho.

Estudió a los filósofos con gran interés, particularmente Descartes, Spinoza, Kant, Hegel, Schelling, Fichte, Schopenhauer y Nietzsche. Intuitivamente atraído por los misterios antiguos, leyó con gran intérés un libro que contiene una descripción detallada de los Misterios de Eleusis, lo que le causó una gran impresión. A la muerte de su abuelo, heredó lo suficiente para vivir de sus posesiones e ingresos. Abandonó rápidamente el derecho y se trasladó a Alemania con el fin de escribir una historia de Lied que ya había emprendido bajo la dirección de uno sus profesores del instituo, Albert Grün, un refugiado político alemán que lo inició en la literatura alemana y en la filosofía de Hegel.

Alsaciano, Edouard Schuré posee una doble cultura lo que le da un espíritu abierto e incluso universal que se ampliará aún más a raíz de su encuentro con Margarita Albana. En 1866, Schuré está aún en Berlín, frecuenta asiduamente los salones literarios que a ella le apasionan. El 18 de octubre de 1866, se casa con Mathilde Nessler (1866-1922) y el matrimonio se establece en París. Publica su Historia de Lied, lo que lo introduce en los círculos literarios. Se le recibe en los salones de la Condesa de Agoult, donde conoce a Renan, Michelet, Taine y Jules Ferry. Dirá de sí mismo, como lo destaca G. Jeanclaude en su obra sobre Schuré: "Tres grandes personalidades actuaron de una manera soberana sobre mi vida: Richard Wagner, Margarita Albana y Rudolf Steiner. Si pudiera investigar el misterio de estas tres personalidades y hacer la síntesis, habría solucionado el problema de mi vida."(En su Diario en 1910).


  • Historia del drama musical

  • Ricardo Wagner: sus obras y sus ideas

  • Los grandes iniciados

  • Jesús: el último gran inciado

  • Rama y Moisés: el ciclo ario y la misión de Israel

  • La Atlántida: Lemuria / Evolución planetaria / Origen del hombre

  • La Evolución Divina y los grandes iniciados



JULIANO- 1.845

Renovador de la astrologia.



WILLIAM WYNN WESTCOTT -1.848 – 1.925

Nació el 17 de Diciembre de 1848 en Leamington, Inglaterra. A la edad de diez años quedó huérfano y al cuidado de un tío que al igual que su padre ejercía la medicina; así que siguiendo la tradición familiar obtuvo su título de doctor en Londres para posteriormente ejercer como adjunto al consultorio de su tutor. Sus compañeros de facultad lo consideraban como una persona dócil, diligente y con una acentuada veta histriónica. 


A la edad de veintiséis años se une a la logia masónica de su localidad y tres años después se toma un par de años sabáticos para estudiar a fondo la Cábala y otros temas herméticos que lo apasionaban. Debido a esto logró obtener reconocimiento entre sus hermanos de logia y en 1890, fue invitado a la Societas Rosacruciana in Anglia, S.R.I.A., que como habíamos reseñado anteriormente estaba abierta por invitación a masones de alto grado. 


Westcott y S.L. McGregor Mathers, otro de las cabezas de la S.R.I.A. estuvieron conectados un tiempo con la sociedad Teosófica de Blavatsky, pero al igual que otros estudiantes que no comulgaban con la visión orientalista de ésta agrupación, decidieron continuar por su cuenta sus estudios y prácticas. 

Para el año de 1885, a través de sus publicaciones, se nota un interés marcado en la S.R.I.A. por temas herméticos, especialmente los relacionados con Cábala y Magia Ceremonial, en la cuál estaban versados sus fundadores; sin embargo en vez de reorientar a ésta logia; Woodman, Westcott y Mathers decidieron crear una orden destinada a la enseñanza, investigación y práctica de esas materias, dando nacimiento a la Orden Hermética del Amanecer Dorado -Goldendawn- con una diferencia sustencial con respecto de su predecesora ya que eventualmente aceptó mujeres entres sus miembros, aunque conservó reminiscencias masónicas en sus rituales y estructura. 

Al parecer los miembros de la S.R.I.A. poseían algunos manuscritos codificados -cipher mansucripts- que habían pertenecido a Keneth Mackenzie, un dilecto masón y que estaban escritos con un sistema criptográfico similar al usado por el abate Tritemio en el siglo XV. Se descubrió que eran una serie de rituales que se incorporaron al bagaje de la Goldendawn. Estos rituales son diferentes a los de la S.R.I.A. Westcott le delegó a Mathers la tarea de estructurar éstos rituales como parte de las iniciaciones de grado para la Goldendawn. 

Para sintetizar se podría decir que la Golden Dawn era una extensión de la S.R.I.A. con una acentuación en Magia Ritual y Ceremonial; Cábala y Alquimia y liderada por los mismos individuos. 

Westcott tuvo influencia considerable en la formación y vida de los primeros años de la orden, fungiendo como director del templo Isis-Urania de Londres. En vista de la muerte temprana de Woodman -el de más edad- la responsabilidad de la Goldendawn recayó en Westcott y Mathers; éstos integraron su conocimiento en Cábala, Alquimia, Astrología, Geomancia, Tarot, Tatúas, y el Ritual Menor del Destierro del Pentagrama a las enseñanzas de la Golden Dawn. 

Fue el doctor Westcott el que estableció un sistema de diez grados que se correspondía con las esferas del árbol de la Vida Cabalístico para marcar el avance de sus miembros. Otra interesante aportación de Westcott se encuentra en el documento titulado “Lectura Histórica” del Frater Sapere Aude -es decir, Westcott- donde se puede leer; 

La S.R.I.A y sus logias afiliadas en varios países y la Orden del Dorado Amanecer, descienden de las mismas raíces; la primera es un sistema masculino y masónico; la otra funciona con un basamento más antiguo y extenso abierto a cualquier estudiante de buena fe, sin consideración de sexo y posición social. 

Para 1896, la Goldendawn tuvo muchos problemas internos y por esa época Westcott tuvo que renunciar a sus actividades herméticas por presiones políticas, en vista de que era médico forense de la corona inglesa, empezó a ser mal visto por sus superiores, especialmente cuando la orden alcanzó notoriedad por información filtrada a través de la prensa. A pesar de que se desligó de la conducción de la Goldendawn siguió tendiendo injerencia en ella por medio de los canales abiertos por miembros de la S.R.I.A. y una vez pasada la presión se integró a la logia de la Stella Matutina desgajada de la original Isis-Urania. 

El legado literario de Westcott incluye títulos en Astrología, Adivinación, Numerología, Teosofía, Talismanes entre otros muchos; asimismo tradujo al inglés un texto fundamental de la Cábala Hebrea, el Sepher Yetzirah. En 1918 se mudó a Sudáfrica donde tuvo participación en la Sociedad Teosófica y en logias Masónicas hasta su muerte en julio de 1925. 
PELADAN JOSÉPHIN (1850-1915)

Nacido en el Sur de Francia. Discípulo de su hermano mayor, El Dr. Adrien Péladan, que le legó una vasta biblioteca hermetista.

Ayudó a Stanislas de Guaïta a fundar la orden cabalística de « La Rosa-Cruz », en 1888 en París. Rompió con él en mayo de 1890 para autonombrarse “Jerarca Supremo de la Orden Tercera de la Rosa-Cruz” católica y tomó el título de “Sâr Péladan” (Sâr Mérodak es tomado de los reyes de Asiría a los que Péladan dedica una tragedia, “Babylone”).

Después de haber hecho correr a las muchedumbres parisienses con sus concíertos y sus exposiciones artísticas de los «salones de la Rosa-Cruz», este “mago católico” murió, muy olvidado, en 1915.



SAMUEL LIDDELL "MACGREGOR" MATHERS, 1854 – NOVIEMBRE DE 1918),

Fue un famoso mago y una de las figuras más influyentes en el Ocultismo moderno. Él es conocido principalmente como uno de los fundadores de la Orden Hermética del Alba Dorada, una orden mágica ceremonial cuyas ramificaciones existen todavía hoy.

El nació el 8 o 11 de enero de 1854 en Londres, Inglaterra, bajo el signo astrológico de Capricornio. Su padre, William M. Mathers, murió mientras Samuel Liddell era todavía un chico. Su madre, cuyo apellido de soltera era Collins, murió en 1885. El asistió al Instituto de segunda enseñanza de Bedford.

Mathers era un excéntrico cuyo estilo de vida escogido era excepcional en su tiempo. El agregó el apellido de "MacGregor" aclamando su herencia montañesa escocesa. El era un vegetariano practicante (posiblemente un veganista o vegano), un abierto anti vivisectionista, y una persona que no fumaba. Se sabe que sus intereses principales eran mágicos y la teoría de la guerra (su primer libro fue un manual militar).

Mathers fue iniciado en una orden de Francmasonería en el 4 de octubre de 1877. En el 30 de enero de 1878 él llegó a ser un Gran Maestre y en 1882 él fue admitido en la Societas Rosicruciana in Anglia donde él llegó a ser un miembro de su Alto Concilio en poco menos de cuatro años.

Su esposa fue Moina Bergson (también conocido como Mina Bergson, Moina Mathers, Mina Mathers), la hermana del filósofo Henri Bergson.

Mathers supo aparentemente cómo leer y traducir varios idiomas, incluyendo inglés, francés, latín, griego, hebreo, gaélico y copto. Sus traducciones de libros tales como El Libro de la Magia Sagrada de Abramelin el Mago, La Kabbalah Develada, Las claviculas del Rey Salomón y La Llave Menor de Salomón, mientras era muy criticado con respecto a la calidad y por ser responsable de hacer extensamente disponible al mundo de habla inglésa no docto de materia oscura e inaccesible. El mundo inglés ha tenido considerable influencia en el desarrollo de las ciencias ocultas y esotéricas desde su publicación.

Además de muchos partidarios, tuvo a muchos enemigos y críticos. Uno de sus más notables enemigos fue su amigo en otro tiempo y alumno Aleister Crowley, que representará a Mathers como un villano llamado SRMD en su novela de 1929 Moonchild.

Mathers murió el 5 de noviembre o el 20 de noviembre de 1918. La manera de su muerte es desconocida; su certificado de defunción no lista la causa de la muerte. Violet Firth (Dion Fortune) afirmó que su muerte fue el resultado de la gran epidemia de gripe española de 1918. Cuando pocos hechos son sabidos acerca de la vida privada de Mathers, la comprobación de tales afirmaciones son muy difíciles.

GUAITA STANISLAS DE (1861-1897)

Gran Mago y poeta. Fundó la Orden Rosacruz Kabalistica.

Compañero de Papus.

Marqués descendiente de una gran familia lombarda, poeta amigo de Maurice Barres, místico cultivado atacado por J. K. Huysmans que le acusaba de embrujamientos, pasa por especialista del Tarot y de la cábala.

En 1888, reconstituye en París « El Supremo Consejo del orden Cabalístico de la Rosa-Cruz » con Sâr Paladan como ayudante. Fue miembro del grupo de Papus y se decía continuador directo de Eliphas Lévi y admirador de Paracelso.

Pretendía que no se puede comunicar con los muertos más que mediante una “comunicación espiritual” alcanzada, en éxtasis. gracias a la música.


Según él, la utilidad del mal se explica por la ley de los contrarios. En su Serpiente del Génesis, justifica la magia por las influencias del espíritu y del fluido. Murió en 1897.

Fue un ocultista y poeta francés, co-fundador junto con Joséphin Péladan de la Orden cabalística de la Rosa-Cruz. Nacido en Lorena, en Alteville, en un castillo próximo a Tarquimpol. Poseía el titulo de Marques. Stanislas de Guaita estudió en el liceo de Nancy, donde desarrolló una propensión natural hacia las ciencias de la observación, destacando principalmente en la química, donde alcanzó cotas de verdadera maestría en su época, al tiempo que se fue gestando en él un espíritu artístico y literario que le condujeron, posteriormente, al estudio de la metafísica y de la cábala.

Desde muy joven se instaló en París, estableciéndose en un lujoso entresuelo en el número 20 de la avenida Trudaine, que pronto fue un centro de reunión, tanto de literatos como de personas interesadas en el ocultismo, esoterismo, etc. En 1888 fundó la Orden Cabalística de la Rosa Cruz, a la que se unieron los más insignes esoteristas de Francia, y posteriormente de Europa, entre los que destacaron: Peladan, el creador de los Salones de la Rosacruz, el insigne Papus (Dr. Gerard Encausse) Rosacruz y Presidente del Primer Gran Consejo de la Orden Martinista, Sedir, Marc Aven, y otros más.


LIDELL MAC GREGOR MATHERS(¿…….-1918) I

Influenciado por las tradiciones Mágicas Inglesas y particularmente por la agrupación de Francis Barret, Bulwer Lytton y Eliphas Levi Zahed, además de los escritos de John Dee -preservados por Elías Ashmole (1617-1692), Rosacruz y anticuario, forma una agrupación con el objeto de revitalizar en su país las viejas tradiciones Mágicas. A la influencia mencionada agrega una serie de manuscritos muy antiguos, existentes en este período y que él se esmera en recuperar, traducir y preservar. La agrupación iniciada por él y Wynn Westcott adquiere una enorme fuerza en Inglaterra, pero tiene corta duración. No poseen la claridad ni participan de los descubrimientos de la agrupación encabezada por Eliphas Levi mencionada anteriormente. La Organización de Magos de Lidell Mac Gregor Mathers empieza por sufrir una serie de divisiones y luchas internas de poder, finalmente se desvirtúa al quedar en manos no preparadas de individualidades perversas y degradadas que la desvían completamente y la llevan a su ruina total. Quedan así, finalmente, desvinculada del todo de la tradición legítima del Sagrado Colegio de Magos y Magas del día presente.




SAGRADO COLEGIO DE MAGOS DE CHICAGO SE ENCUENTRAN THOMAS J. BETIERO, WILLIA F. WHITEHEAD, NEWS E. WOOD, GEORGE V. BONKER, R.S. CLYMER Y RAKADAZAN (1878-1966).
Ellos prometen re-editar cada 50 años (un ciclo mágico completo) la novela escrita por uno de sus Miembros, Thomas J. Betiero, titulada "Nedoure, Sacerdotisa de los Magos". Asociados a esta agrupación se encuentra también L.H. Anderson quién funda un Instituto Nacional para el estudio del Magnetismo y la Hipnosis en Chicago actuando como puente entre el público externo y el Sagrado Colegio de los Magos de Chicago.
Las enseñanzas de la "Hipnosis" y el "Magnetismo inducido" de L.H. Anderson y de otros Miembros del Sagrado Colegio de los Magos de Chicago -como News E. Wood y Thomas J. Betiero- influyeron my profundamente en Rakadazan, que a la fecha era sólo un jovencito.

Rakadazan el más joven del grupo inicial estudia detenidamente los misterios mágicos de la mente y Alma descubiertos por Eliphas Levi, Du Potet y Randolph, al cual él pertenece por descendencia, y en su grupo define, una Fuerza totalmente Oculta a la humanidad pero conocida por los Hierofantes y Más Elevados Sacerdotes Egipcios de tiempos antiguos -a esta Fuerza se le denomina AEth.


Rakadazan sostiene contacto con los sucesores Europeos de la línea de Magos de Francia, heredada de Eliphas Levi y representada en ese momento por el Dr. Gerard Encausse, más conocido por su nombre Iniciático de "Papus" (1865-1916).
Rakadazan continúa la tradición y representación del Sagrado Colegio de Magos de Chicago, siendo el último sobreviviente de dicha agrupación y conserva y enriquece las enseñanzas compendiadas anteriormente por el Adepto conocido como Pitágoras 38 (año 1910). A su vez Rakadazan sostiene importantes contactos con uno de los más Elevados Adeptos e Iniciados de la India quién le enseña prácticas Mágicas de los antiguos Rishis.
PETER DAVIDSON (1837-1915) ,

Rakadazan integra como colaborador a su grupo de Adeptos y Magos a recién llegado a América. Peter Davidson es un Alto Iniciado Escocés y Mago Druida, último eslabón de la tradición Celta legítima. Peter Davidson es a su vez el máximo representante visible de la Hermandad Hermética de Luxor.


Rakadazán redacta varios libros secretos de Alta Magia Blanca que son transmitidos a esta agrupación y que se conservan hasta el día presente en el actual Colegio de Magos y Magas. Entre ellos como establecer contacto consciente con los habitantes de los Elementos, tal como fue indicado por Abbé Montfaucon de Villars (1635-1673) y su Instructor Le Comte De Gabalís. El desarrollo de tales instrucciones -hoy día enseñadas a algunos de nuestros Miembros del Tercer Grado en el Sagrado Colegio de los Magos y Magas- le llevó 15 años de trabajo y práctica intensa al joven Rakadazán.

Todo este gran conjunto de Enseñanzas constituyen parte del entrenamiento Avanzado de los Aprendices en el Sagrado Colegio de Magos y Magas el día de hoy.


ANNIE WOOD BESANT -1.847- 1.933

(Clapham, Londres, 1 de octubre de 1847 – Adyar, India, 20 de septiembre de 1933) estudió Ciencias y Botánica en Inglaterra y se doctoró en Filosofía y Letras en la Universidad de Benarés, India.1 Fue educadora, investigadora, escritora, periodista, estadista y una gran oradora; fue una militante feminista, activista a favor de la independencia de Irlanda y de la India, llegando a ocupar la presidencia del Congreso Nacional Indio.

Desde 1889 colaboró como correctora de estilo en la escritura de La Doctrina Secreta, y recibiendo los dictados de Blavatsky. Tras el cisma que ella inició con la calumnia y expulsión de William Judge, sucedió a Henry Olcott luego de su muerte en la presidencia de la Sociedad Teosófica desde 1903 hasta 1933 y fue iniciada en la masonería en 1902.2

Desde 1893 hasta su última enfermedad, presidió sus famosas Convenciones Anuales y Ciclos de Conferencias que luego se convirtieron en la mayoría de los más de 330 libros y folletos que legó como guía a quienes aman la Verdad.

En 1911 se convirtió en vicepresidenta de la Comasonería mundial y alcanzó el grado de Gran Maestre del Consejo Supremo de la Orden Internacional de la Comasonería, una obediencia masónica que permite la iniciación de mujeres.3 En 1912, junto a Marie Russak y James Wedgwood fundó la Orden del Templo de la Rosa Cruz inspirada en las enseñanzas del esoterismo occidental. Más tarde, en 1915 Marie Russak colaboraría con H. Spencer Lewis en la Antigua y Mística Orden Rosae Crucis (AMORC).

Annie Besant, sucedió a Blavatsky en el cargo de la Sociedad Teosófica, quien se convirtió en continuadora de la obra dejada por la fundadora. Annie Besant había entrado en contacto con H.P. Blavatsky en 1890, quien al conocerla la nombró, inmediatamente, su secretaria. El tesón y vocación de Annie Besant por consolidar y ampliar la sociedad, la conduce a ser reconocida, como doctora, por la Universidad de Benarés (Indía) en 1930, por la labor sobre la enseñanza esotérica que impartió en este país.

Desde el fallecimiento de H.P. Blavatsky, la Sociedad Teosófica ha tenido muchas divisiones por disconformidad entre sus dirigentes, la más conocida e importante fue originada por un vaticinio realizado por parte de ciertos dirigentes de la sociedad, de un nuevo Mesías que se reencarnaría en la persona del discípulo Krishnamurti.

 «La señora Besant levantó el dedo para asegurar a los cuatro vientos que el muchacho indio (Krishnamurti), era la reencarnación viviente de Jesucristo. Leadbeater, el gran clarividente y muchos otros Teósofos eminentes, estaban totalmente de acuerdo con la señora Besant y juraban que el muchacho Indostán era Jesucristo reencarnado nuevamente.

Todavía recordamos la fundación de aquella orden llamada de la Estrella de Oriente, cuyo único propósito era recibir al Mesías. Más tarde el mismo Krishnamurti la disolvió. Por aquella época hubo una división en el seno de la Sociedad Teosófica.

Unos aseguraban que Krishnamurti era el Mesías y otros no aceptaron este concepto y se retiraron de la Sociedad Teosófica.

Entre aquellos que se retiraron figura el doctor Rodolfo Steiner poderoso clarividente, eminente intelectual. fundador de la Sociedad Antroposófica.

También se separó de la Sociedad Teosófica el grupo español «Marco Aurelio».

Ultimando  diremos que Helena Petrovna Blavatsky, fue una gran Maestra de Misterios Mayores

unque Annie Besant haya escrito, en algún lugar, que sólo quería como epitafio para sí misma el de que “ella procuró seguir la Verdad”, su figura es tan luminosa, que los más bellos adjetivos, los más inspirados epítetos le fueron consagrados por muchos de los que pudieron conocer su naturaleza impar. Entre tanto, para nosotros, la más expresiva de todas las imágenes se debe a Charles Blech, Secretario-General de la Sociedad Teosófica de Francia a principios de siglo: “El Alma de Diamante”, Annie Besant fue, sí, un alma de diamante – tan fuerte y tan delicada, tan bella y tan resistente, brillando intensamente en tantas facetas, como si fuera la exponente de cada uno de los Siete Rayos.

Infancia, Juventud y Matrimonio

Annie Wood nació el 1 de Octubre de 1847 en Londres, pero su ascendencia tenía un fuerte componente irlandés, raíz que siempre le agradó. Sus abuelos por parte de la madre – mujer de gran sensibilidad – eran ambos irlandeses, así como también por el lado materno del padre – hombre de sólida cultura humanista, matemático y profesor de Francés, Alemán, Italiano, Español y Portugués.

   El padre de Annie murió días después de ella cumplir cinco años. Comenzó entonces una época difícil para la madre viuda, tanto del punto de vista emocional, como económico. Sin embargo a los ocho años, cuando (con su hermano Henry y su madre) fue a vivir para Harrow, a una antiquísima casa que se abría a un amplio jardín, de lujuriante arbolado, Annie vivió un periodo feliz. Ella escribió en su Autobiografía: “No había árbol al que no hubiese trepado, y uno de ellos, un frondoso laurel de Portugal, era mi lugar predilecto. Allí tenía mi cuarto y mi sitio, mi estudio y mi despensa. En ésta guardaba las frutas que podía coger libremente de los árboles y, en el estudio, permanecía horas sentada, con algunos de mis libros favoritos”.

En aquel tiempo, la Sra. Marryat, hermana de un conocido escritor de la época, se ofreció para proveer a Annie de una educación esmerada. Tal fue aceptado, aunque implicase que Annie pasaría menos tiempo con la madre – una decisión bien difícil ya que, citando más una vez las palabras de nuestra heroína, refiriéndose a la madre, “mi amor por ella era idolatría, y el suyo por mí era devoción”. Apenas reuniéndose en los periodos de vacaciones, “el vínculo de amor entre nosotras dos fue tan tenaz que nada pudo romperlo”.

La Sra. Marryat tenía alma de educadora, de lo que se beneficiaba un conjunto creciente de chicas y chicos (“yo jugaba a críquet y sabía trepar como el mejor de ellos”). Este último hecho era inusual en la época, como se sabe. Annie cuyo sentido de reverencia, respeto, gratitud y lealtad fueron exponenciales durante toda su vida, enalteció a aquella amiga: “Carezco de palabras para expresar lo que le debo, no solamente en conocimientos como, también, en amor por la sabiduría, que desde entonces vivió en mí como un constante estímulo para el estudio”.

El tipo de educación que recibía, tanto de la madre como de la Sra., Marryat, acentuaron la natural religiosidad del carácter de Annie, para quien los sueños místicos, las visiones de hadas y duendes, el entusiasmo al leer las historias de los primitivos mártires cristianos – que soñaba vivir en ella misma –, la cita de los textos evangélicos, eran mucho más seductores que los quehaceres y los placeres de la vida terrena cotidiana. Su devoción religiosa de aquella época tenía el sello de arrebatamiento y de la generosidad que caracterizaron toda la vida de Annie – ella sólo sabía ser auténtica y seria, no importaban las circunstancias ni el campo de actividad.

Tal condujo a que, a los 19 años, sin jamás haber tenido enamorados o haber pensado en eso seriamente – pues sus ideales habían sido “mi madre y el Cristo” –, se hizo novia del Reverendo Frank Besant, con quien se casó un año y tres meses después. Su futuro marido interpretó como interés amoroso una convivencia que, para Annie, no era nada más que la oportunidad de conversar sobre temas religiosos. Pillada de sorpresa cuando Frank le pidió en matrimonio, permaneció en silencio, envuelta en sentimientos de culpa por haber dado pie a tal situación; tales sentimientos, llevados al extremo, combinados con la esperanza de que, como “esposa de un pastor, mejor que de otras maneras, tendría oportunidad de practicar el bien”, la llevaron a vencer su “aversión al matrimonio” y a comprometerse. Ya novia, intentó romper el compromiso pero no fue más allá de la tentativa, para no dañar a su madre, que consideraba suprema deshonra si su hija faltaba a la palabra dada. Así, sin entusiasmo y sin preparación, se casó (o mejor, se dejó casar).  Liviandad e irresponsabilidad  – pensarán algunos; consecuencia de la diferente focalización de sus intereses (que la volvió menos sagaz y despierta para las “cosas comunes”) y de un escrúpulo, sentido de lealtad y de no hacer daño llevados al extremo – pensamos nosotros. Un amigo de Annie, comentó, a propósito, con extraordinaria exactitud: “Como ella no podía ser novia del cielo, se hizo novia del Señor Frank Besant, que difícilmente sería un sustituto adecuado”.

De hecho, no lo fue. La minuciosa aspereza de Frank suscitó en Annie Besant (A.B.) “primero, incrédula extrañeza, después un torrente de lágrimas de indignación y, pasado algún tiempo, una resistencia orgullosa, desafiadora, fría y rígida como el hierro. La desenvuelta jovencita, radiante, impulsiva, ardiente, entusiasta, se transformó –y muy rápidamente – en una grave, altiva y reticente mujer, que sepultaba bajo las profundidades del corazón todas sus esperanzas, temores y desilusiones”. Así, el único feliz resultado del matrimonio fueron dos hijos (un chico y una chica), unidos para siempre a Annie por un elevado amor, y partícipes, cuando fueron adultos, de las nobilísimas causas a las que se consagró. Todo lo demás, supuso un tormento para A.B.; especialmente las visitas sociales de señoras cuya conversación la “fastidiaban enormemente, y que eran tan indiferentes a todo lo que me llenaba la vida – teología, política, ciencia – como yo lo era a sus discusiones sobre el novio de sus empleadas y las extravagancias de sus cocineras”.

 

Las Crueles Dudas...



Rápidamente, mientras, crueles dudas en el ámbito religioso la torturaban hasta las fibras más íntimas. Damos de nuevo la palabra a la propia Annie Besant, que elocuentemente expresó cuanto eso puede significar: “Sólo por una imperiosa necesidad intelectual y moral, una mentalidad religiosa se siente arrastrada para la duda, porque ella representa una conmoción que hace zozobrar los fundamentos del alma y que hace vacilar todo: ninguna vida por debajo del vacío cielo, ninguna luz en la oscura noche, ninguna voz a romper el mortal silencio, ninguna mano que se extienda, salvadora. Los frívolos de cerebro vacío, que nunca intentaron pensar, que aceptan las creencias como aceptan las modas (...), en su superficial sensibilidad y aún más superficial mentalidad, no pueden ni por asomo imaginar la angustia que produce la mera penumbra del eclipse de la fe y, menos aún, el horror de la profunda oscuridad, en la que el alma huérfana grita en el vacío infinito...”.

¿Qué dudas eran esas, que le quitaban el sueño muchas noches y la propia voluntad de vivir? No eran las pequeñas superficialidades sociales con las que los llamados fieles (en verdad, y salvo raras excepciones, completamente ajenos a la verdadera vivencia religiosa, salvo en el sentido de, por precaución, hacer un seguro para el Cielo y su Protección Divina, adhiriéndose a la secta religiosa predominante en su medio) se ocupan una, dos, tres veces en la vida, o que los medios informativos realzan de los discursos papales o de otras autoridades eclesiásticas; tampoco eran preocupaciones con su salvación personal mas, sí, en lo esencial: ¿“Puede, acaso, haber un castigo eterno después de la muerte, como las Iglesias sostienen? Existiendo un Dios Bueno, ¿cómo puede crear la Humanidad, sabiendo previamente (presciencia divina) que la mayoría de los hombres sufriría para siempre las torturas del infierno? Existiendo un Dios equitativo, ¿cómo podía permitir la eternidad del pecado, de manera  que el mal fuese tan duradero como el bien? ¿Cómo explicar los puntos de semejanza entre religiones tan antiguas y el Cristianismo, si había sido educada en la convicción de que ésta era la única religión verdadera, siendo falsas todas las otras?

Estos y otros problemas similares tacaban en puntos tan importantes y serios para Annie que (no encontrando respuesta satisfactoria, después de una exhaustiva búsqueda) le impidieron de seguir considerándose cristiana o siquiera, como el marido pretendía imponer, de participar en actos y ceremonias que presuponían que lo fuese. Delante de las más serias interrogaciones sobre el sentido de la Vida, ella no podía fingir, ni para sí misma ni para nadie. (Años más tarde al renunciar al materialismo, definió la exigencia que la verdad, fuese cual fuese, le suscitaba, diciendo:”...no me atrevo a comprar la paz con una mentira; una imperiosas necesidad me induce a decir la verdad tal como la veo, agraden o no mis palabras, reciba alabanzas o vituperios. Debo mantener inmaculada esa fidelidad a lo verdadero, mismo que me cueste amistades, mismo rompiendo lazos humanos. La verdad podrá conducirme a un desierto, podrá privarme de todo el amor – mas debo seguirla. Aunque me quitase la vida, confiaría en ella”).

Así, cuando el marido le dio a elegir entre dos únicas opciones, la sumisión al fingimiento o la separación, ésta fue inevitable, por muy incómoda, dura y hasta escandalosa que fuese en la época. Siendo difícil seguir la lucha por la supervivencia, bien más dolorosa fue la pérdida de la custodia de sus hijos, impuesta en tribunal por hombres llenos de prejuicios religiosos. La decisión se basó exclusivamente en las opciones filosóficas de Annie que, decían, no le permitirían ser una buena educadora. Sin embargo, al alcanzar la mayoría de edad y la libertad de elegir, ambos, los dos hijos se juntaron a la madre, a la que continuaron adorando con devoción y orgullo...

 

Trabajo Social y Político


Después de la separación, con apenas 25 años de edad, Annie se dedicó más que nunca a las cuestiones religiosas que la atormentaban, amplió más y más su interés por la política y por la ciencia, amplió su cultura hasta niveles extraordinarios, lo que más tarde le permitió tratar con soltura cualquier cuestión que, mismo inesperadamente, se le presentase. Las personas se sorprendían al ver a aquella joven de rostro simultáneamente hermoso y grave, seria y austeramente concentrada en las más abstrusas lecturas.

Su reflexión sobre las cuestiones religiosas la condujo hasta posiciones de agnosticismo (fue Vice-Presidenta de la Nacional Secular Society), tendió hacia el ateísmo pero con un sentido tan profundo y una concepción tan profunda de lo uno (una única y eterna substancia) oculto en lo múltiple, que una estrecha línea la separaba (temporalmente, como veremos) de un lúcido misticismo y de una visión hilozoísta del universo; sustentó una ética de riguroso altruismo y escrupulosa dignidad, basada en el deber de la corrección por la corrección y no, como ocurre en la postura religiosa común, con la esperanza de cualquier premio o el recelo de un posible castigo.

Al mismo tiempo, se interesó activamente por las agudas cuestiones sociales de entonces – a cierta altura, llegando a ser una destacada militante socialista (“un socialismo de dar y no de coger”, como escribió en su libro “El Mundo de Mañana”), por los derechos de las mujeres, de lo que fue una verdadera campeona (asumiendo avanzadamente posiciones que sólo mucho más tarde se fueron generalizando) y, en general, por el reconocimiento de las libertades de expresión (en ese campo, mucho se debe a ella y a un puñado de compañeros de entonces). En todas estas causas se empeño con extraordinario ardor, intrépido coraje y notable talento oratorio y literario, habiendo convivido con hombres de la altura de Charles Bradlaugh (uno de los mayores amigos de toda su vida) y George Bernard Shaw (que por ella alimentó la más viva admiración).

Así, en plena década de 1880, Annie Besant era una figura ampliamente reconocida y famosa, especialmente en Gran Bretaña. A la vez, por detrás de su carácter voluntarioso y del vigor de su inteligencia, existía un enorme corazón, lleno de ternura, que se expresaba a través de múltiples actividades filantrópicas, de una constante solicitud ante el dolor, de amistades vividas con amplio sentido de fraternidad, Simultáneamente, constataba la precariedad de sus concepciones materialistas, sea como explicación del Universo y de la Vida, sea como fuerza suficientemente congregadora y regeneradora de la Humanidad. De este modo, continuaba a reflexionar y a reflexionar y a buscar profundamente...

 

El Encuentro con la Teosofía y con H.P.B.



A principios de 1889, una de sus actividades era la de periodista (en colaboración estrecha con el Sr. W.T. Sead, de convicciones cristianas, demostrando que hombres y mujeres de buena voluntad se pueden siempre entender en lo esencial). Fue en esa cualidad que, para hacer una crítica literaria, le llegaron a las manos los dos gruesos primeros volúmenes de la incomparable obra “La Doctrina Secreta” (con el subtítulo “Síntesis de la Ciencia, de la Religión y de la Filosofía”), de H.P.B. – Helena Petrovna Blavatsky.

Annie Besant llevó los libros para casa y, al leerlos se quedo asombrada. Los velos se abrían. Allí estaban las ligaciones que preveía y buscaba, pero aún le faltaban, para acceder de la ciencia puramente materialista a la ciencia del espíritu, a la filosofía integral, a la divina sabiduría (”teo”+”sofía”). Le damos de nuevo la palabra: “¡Cómo me era familiar el asunto! ¡Cómo volaba mi mente, presintiendo las conclusiones! ¡Cuán natural me parecía el tema, cuán coherente, sutil e inteligible!”. Estaba maravillada, ofuscada por la luz que me mostraba tantas partes de un grande todo y resolvía todas mis dificultades, enigmas y problemas”.

Redactó la crítica, naturalmente brillante y entusiasmada, y escribió a Helena Blavatsky, pidiéndole permiso para visitarle. La respuesta fue afirmativa y H.P.B., la recibió con un vehemente apretón de manos, exclamando: “¡Oh querida Señora! Besant! Hace tanto tiempo que deseaba conocerla”. Este primer encuentro causó una fuerte impresión en Annie, que poco tiempo después repitió la visita, informándose mejor sobre como ingresar en la Sociedad Teosófica (ST). H.P.B. le miró penetrantemente y le dio un documento, con cerca de 4 años, de la Society for Psychical Research (SPR), pidiéndole que lo leyera antes de decidirse. (Viene a propósito referir que ese famoso relato elaborado por una única persona, retrataba a H.P.B. como una fraudulenta impostora. Escrito con el más puro sectarismo, aún hoy es mencionado en la generalidad de los libros y enciclopedias de la “cultura oficial” sobre H.P.B. y la ST. No obstante, fue la propia SPR que reconoció, a través de muchos de sus miembros –algunos, adhirieron incluso a la ST – y, más tarde, pública y expresamente como institución, el carácter tendencioso, parcial, sin fundamento y sin razón de ese relato – pero esta reposición de la verdad es omitida en los mismos libros y enciclopedias. ¡Así se pisotean reputaciones!...).

Annie leyó el relato y rápidamente confirmó su futilidad. Además, “¿cómo podía yo aceptar todo aquello frente a la naturaleza franca, leal, valiente de la que percibiera tan sólo un vislumbre? ¿Frente a la altiva y ardiente sinceridad que resplandecía en aquellos ojos honrados e impávidos, llenos de infantil nobleza?”

De este modo, luego al día siguiente, formuló el pedido de ingreso en la Soc. Teosófica. Después de recibir la respuesta positiva, se dirigió a casa de H.P.B.. He aquí el relato de esa visita, por la pluma de A. Besant:

“Encontré a H.P.Blavatsky sola, me aproximé a ella, me incliné y le besé sin decir una palabra, – ‘¿Usted ingresó en la Sociedad?’ – Sí – ¿Leyó el relato?’ – Sí – ?¿Y entonces?’ Caí de rodillas, apreté sus manos entre las mías y, mirándole a los ojos le respondí: – ‘¿Quiere aceptarme como discípula y darme la hora de proclamarle al mundo como mi instructora?’ Su austero semblante se modificó e irreprimibles lágrimas le llenaron los ojos, después, con una dignidad más que regia, colocó su mano sobre mi cabeza, diciendo: ¡Qué noble  mujer es usted! ¿Qué el Maestro le bendiga!

De hecho, en los años siguientes, y a lo largo de los restantes 44 años y medio de su vida, Annie Besant no perdió oportunidad de defender a su gran Amiga (a la que comprendió más íntima y profundamente que nadie), de dar a conocer al mundo su obra, de poner de relieve su inmensa Sabiduría y nobilísima estirpe. Lo hizo de modo sereno, inequívoco, entusiasta – con el extraño sentido de gratitud y honradez que siempre le caracterizó. Es un dato muy curioso y simbólico que el contenido del primer libro de Annie Besant editado después de haber asumido la Presidencia de la Sociedad Teosófica (“H.P.Blavatsky y los Maestros de Sabiduría”) sea justamente una vigorosa defensa de H.P.B..

En este artículo, sin embargo, interesa especialmente realzar que también H.P.B., se refirió de forma repetida – y altamente elogiosa y enfática – al cariño, atracción y admiración que A.B. le despertó. Citamos algunas palabras escritas por el propio puño de Helena Blavatsky: “Mi amiga y colega, Annie Besant, que es hoy mi brazo derecho”; “Los discursos fueron dados por Sinnett y otros pero, no es necesario decir, nadie habló tan bien como Annie Besant. ¡Oh, Cielos, cómo habla esta mujer! Espero que usted pueda oírla”; “Qué mujer de gran corazón, noble y maravillosa es ella!”; Y sintetizando todo en una frase, así definió H.P.B. a Annie Besant: “única, incomparable”.

De esta forma, habiendo convivido con ella sólo dos años (bastante menos que con otros compañeros de trabajo), Helena transmitió a Annie el liderazgo espiritual, del núcleo más interno, de la Sociedad Teosófica (permaneciendo el Coronel Olcott como su Presidente) e hizo constar claramente su voluntad, antes de desencarnar, en Mayo de 1891 (aunque ya lo pensara interiormente desde pocos meses después al primer encuentro con Annie Besant; ver, en relación a esto el Cap. 28 del libro “When Daylight Comes”, de Howard Murphet, cit.).

También, además, el Coronel Olcott llegó a expresar su extrema e inalterable admiración  por Annabay. Tres o cuatro (entre muchos) pasajes de su libro “Old Diary Leaves” son suficientes para ilustrarlo: “Ella es, en verdad, el agente escogido para hacer fructificar las simientes que fueron lanzadas por H.P.B. y por mí durante los anteriores quince años";”"Nunca encontré una mujer más consistentemente religiosa que ella, ni cuya vida haya sido un auto-sacrificio más alegre. Mis bendiciones estarán con ella, donde quiera que vaya”; (comentando un viaje por la India, en el que acompañó a Annie Besant cuando ésta iba a dar una serie de conferencias) “recuerdo la más espléndida serie de discursos que oí en toda mi vida, y la íntima fraternidad con una de las mujeres más puras, más altamente inteligentes y más elevadas en términos intelectuales y espirituales de su generación o de cualquier otra época histórica de la que yo tenga conocimiento”; “Puedo conscientemente afirmar que en toda mi vida nunca encontré una mujer más noble, altruista e íntegra ni cuyo corazón estuviese lleno de un amor mayor por la humanidad”.

 

La Mejor Oradora del Mundo.


En el campo teosófico, Annie Besant pudo encontrar la posibilidad de conciliar su naturaleza mística con una sólida filosofía, la ciencia de las cosas físicas con la ciencia de los mundo suprafísicos, la libertad del pensamiento y de expresión con una rigurosa noción de ética, de deber y de amplia filantropía; llegó a una base sólida y potenciadora de la fraternidad universal, pudo, en fin, identificarse con una concepción de lo Divino destituida de los habituales antropomorfismos, se encontró con que existe una Sabiduría Perenne, una Ciencia Universal, una Religión –Sabiduría de la que proceden todas las grandes escuelas filosóficas espiritualistas y todas las grandes religiones, sin que (por eso) la verdad de una excluya la verdad de las otras.

De ese modo, A.B. se entregó al nuevo trabajo, que abrazó con toda la fuerza del alma, con una generosidad que jamás midió sacrificios, con un ánimo inquebrantable de luchadora, entretejido en una espontánea afectividad, en una amplia cultura y en un genio literario y oratorio que rápidamente hicieron de ella la más celebrada figura de la Sociedad Teosófica. Representó, de esta forma, una fuente de prestigio, de brillo y de solidez para la ST, contribuyendo más que nadie para su rápido crecimiento en número de miembros y en pujanza en el mundo.

Poco tiempo (tres meses) después de su adhesión, ofrecia su casa para ser la sede de la ST de Inglaterra, ya que era imposible seguir pagando la anterior localización. Su contribución para el crecimiento de la biblioteca de la sede mundial de la ST en Adyar (un importante centro de estudio no sólo para teósofos sino también para innumerables estudioso y eruditos) fue igualmente relevante en los años que siguieron.

Escribió innumerables obras (¡hay más de cuatro centenares de libros y opúsculos de su autoría!), en las cuales desdobló y presentó de manera más simple y clara los profundos conceptos de la “Doctrina Secreta”, además de los que eran producto de su propia investigación y del estudio (comparado) de las fuentes tradicionales. Algunos de sus libros – por ejemplo, “La Antigua Sabiduría”, “Un Estudio sobre la Consciencia”, “El Cristianismo Esotérico”, “El Mundo de Mañana”, “Evolución de la Vida y de la Forma”, “La Genealogía del Hombre”, “Siete Grandes Religiones” (los dos últimos, reproducen una serie de conferencias) – pueden considerarse verdaderos tesoros, siendo los demás de gran interés y utilidad.

Fue, no obstante, como conferenciante que su trabajo alcanzó mayor brillo y fulgor. Tal había sido anticipado por H.P.B. cuando, confirmando una importante experiencia espiritual de Annie (en Fontainebleau, en el verano de 1889), señaló que su trabajo principal sería “La Magia del Verbo”. Se cuentan por millares las conferencias que Annie Besant dio, llegando a disertar tres en el mismo día. Por ejemplo, en los 50 días entre el 16 de Noviembre de 1893 y el 7 de Enero de 1894, en la India, dio un total de 48 conferencias. Hablaba invariablemente improvisando y con un  pequeño tiempo de preparación de los temas. El magnetismo, el encanto y la autoridad que de ella emanaban, la fluencia rítmica de los discursos y la fuerza de las imágenes, el encadenamiento de las ideas y la solidez de los argumentos la consagraban como “la más brillante conferenciante de Inglaterra”, “la mejor oradora de su época” (Bernard Shaw) y, según muchos testimonios, “la mejor oradora del mundo” (esta última expresión, se encuentra, por ejemplo, en un libro de M. Lutyens, fundamentalmente hostil a la ST y despreciativo en relación a A.B.), El dramaturgo y novelista Enid Bagnold comentó en relación a una conferencia de Annie Besant en el Queen´s Hall de Londres (1912): “Cuando ella subió a la plataforma para hablar, estaba  radiante. Su autoridad llegaba a todos los lados”.

Sus discursos culminaban casi siempre en un torrente de aplausos, que llegaba a prolongarse durante diez minutos – en una conferencia en la Sorbonne, en 1910, continuaron prolongadamente ya fuera de la sala. Su primera serie de conferencias en la India (en 1893/94)  fue un éxito tan grande que, rodeada de multitudes, llegó a tener que hablar sobre pequeñas plataformas, del diámetro de un sombrero, en precario equilibrio – e, a medida que su prestigio crecía, casi no podía andar por las calles, entre las personas que le querían ver, tocar, expresar su admiración y gratitud. Hablando para 5.000 personas, sin medios de amplificación, era tal la penetración de su voz y de tal manera impresionante y casi sagrado el silencio de los oyentes, que podía ser oída por todos, incluso cuando bajaba el tono para algún pasaje más íntimo y sensible. En 1900, en París, fue tan grande su triunfo al disertar en un congreso que, después de acabar, y cuando volvía a su lugar, caminó decenas y decenas de metros bajo el clamor entusiasmado de la asistencia, que le cubría de flores tiradas a su paso –cosa jamás allí vista. Estos hechos eran aún más notables en cuanto que en ella no había nada de teatralidad o de apelo al culto de la personalidad – por el contrario, innumerables veces lo recusó expresamente.

 

Por Todos Los Medios


Fue, por tanto, con absoluta naturalidad que, en 1907, después de la muerte del Coronel Olcott, quedó electa como Presidenta de la Sociedad Teosófica – de acuerdo, además, a la voluntad que su antecesor manifestara –, cargo que ejerció durante 26 años.

La pujanza que la ST había alcanzado y el admirable genio y capacidad de organización y liderazgo de Annie Besant, conjuntamente con el conocimiento de ciertos riesgos pero, también, de ciertas oportunidades cíclicas – imposibles de exponer en este artículo, por razones de espacio – hicieron que surgiera la esperanza de poder inducir una gran mutación en los valores dominantes en el mundo (tan caracterizado por la ignorancia, por la superficialidad, por el sectarismo y por el odio, de los que los grandes horrores de este siglo XX son ejemplos evidentes), substituyéndolos por la cultura superior del espíritu, por la fraternidad de todos los pueblos, por la síntesis del Poder, del Amor y de la Sabiduría, por la acción concertada de la labor política, científica, filosófica, artística, pedagógica y filantrópica, unida por un revigorizamiento religioso, en su sentido universal e inclusivo.

Así, llena de energía y de sensibilidad por el sufrimiento ajeno, A.B. trabajó intensamente en todos estos sectores y apeló al trabajo, a la generosidad y a la congregación de esfuerzos de todos los que podían contribuir para la construcción de un mundo mejor. Su trabajo, a partir de la Soc. Teosófica, se multiplicó en tantas facetas e instituciones vocacionadas para el servicio a la causa de la evolución de la Humanidad, que sería exhaustivo enumerarlas. Sintió, entre tanto, que era necesario una figura de referencia que pudiese dar un nuevo impulso a la espiritualidad humana, conjugando las fuerzas de regeneración, y (juntamente con C.W. Leadbeater) creyó haberla encontrado en un joven hindú, de apenas trece años: J. Krishnamurti. Éste llegó, efectivamente, a ser un hombre excepcional, uno de las más reconocidos pensadores del Siglo XX, aunque optase por caminos algo diferentes a los seguidos  por la gran protectora de su juventud y (a nuestro entender meramente personal, aunque con mucha convicción) haya mostrado tan poca gratitud para quien fue capaz de reconocerlo contra toda evidencia formal (a los trece años, era considerado muy poco inteligente, por sus profesores y por todos cuantos le conocían), le sacó de la miseria, le rodeó de cariño, le educó primorosamente, le proyectó para la notoriedad mundial y aún supo tener fraternidad y cariño cuando esa misma notoriedad fue usada contra aquellos que la habían propiciado... No resistimos la tentación de pensar lo que podría haber acontecido si las cosas hubiesen sido de manera diferente, sea por parte de Krishnamurti, sea por parte de algunos de los miembros de la ST menos sensatos y lúcidos. En verdad, en la vedad, el problema tal vez fuese este : Annie Besant, había sólo una...

 

La India Bien-Amada


Aunque continuaba a viajar por todo el mundo, transportando su entusiasmo, sus siempre nuevas iniciativas, su palabra inspirada y alentadora, fue en la India que, a partir de 1893, Annie encontró su hogar. Fueron verdaderamente impresionantes su dedicación para el renacimiento de la cultura y de la espiritualidad hindú, su amor por las gentes entre las que eligió vivir, su constante atención a los problemas contemporáneos y a las perspectivas futuras de la vieja Âriavarta. Ella fue una valiente anticolonialista avant la lettre, con la singular peculiaridad de ser nativa del país colonizador. Dirigiéndose a los pueblos occidentales, en un texto significativo, escribió en algún sitio: “La India tiene mucho para ofreceros en el dominio religioso. Os puede dar una religión científica, cosa que mal siquiera podéis imaginar. Aquí (en Occidente), la religión, frecuentemente, no es más que una creencia ciega o un delirio emocional. En la India, la religión es intelectual y científica. La psicología hindú hace parte de la religión. La India comprende el mental y el espíritu, y sabe como pueden ser desenvueltos y entrenados. En lo que Oriente y Occidente, en cuanto a eso, difieren, es que la ciencia occidental está limitada al mundo físico en cuanto la India es científica en su religión y conduce la ciencia en el dominio de la psicología, preferentemente al dominio físico “(L´Avenir Eminent, 1916, Editions Théosophiques, París). Es digno de notar la anterioridad con que esto fue proclamado en relación al gran interés que muchas eminentes figuras de la ciencia, desde hace 30/35 años, vienen demostrando por la espiritualidad oriental.

No debemos omitir la gratitud y la justicia a quien la merece: tal vez aún hoy (los que no tenemos el estúpido complejo de superioridad de nuestra deshumana y, tantas veces, brutal y tiránica civilización euro-americana) no nos hubiésemos dado cuenta de los tesoros de la vieja y profunda filosofía y psicología oriental, si no fuese por la  pionera determinación de Helena Blavatsky, Henry Olcott, Annie Besant...

Todo occidental medianamente informado conoce la figura de Gandhi; sin embargo, la cultura oficial continúa a silenciar que él sólo fue consciente del valor de su India (que, hasta entonces, consideraba vergonzosa) por la influencia de los teósofos y, especialmente, de H.P.B. y de A.B. Por lo demás, fue Annie Besant que le preparó el camino y propició la ocasión para que fuese conocido, dándole la palabra en la memorable inauguración de la Universidad de Benarés (la primera que existió en la India), creada bajo el impulso de la Soc. Teosófica, en una ceremonia a la que asistió el propio Vice-Rey y varias otras figuras prominentes...

Es difícil imaginar la magnitud de la obra educativa realizada por la ST en Oriente, especialmente por iniciativa del Cor. Olcott y de Annie Besant – centenas y centenas de escuelas fueron creadas bajo su auspicio. En el caso de Annie, manifestó una especial preocupación por la mujer india, incentivando y promoviendo su educación (algo singular cien años atrás). Al mismo tiempo, transportaba en su corazón un permanente cariño por la preservación de los mejores valores de la India y por el (re)florecimiento de su cultura, filosofía y religión. Uno de sus trabajos más notables fue la elaboración de un libro de texto (“Advanced Textbook of Hinduism”) cuyos principios filosóficos y éticos acabaron por ser aceptados por los representantes de innumerables corrientes religiosas del hinduismo – un hermoso ejemplo, de verdad.

Su intervención en asuntos políticos de la India (entonces aún englobada en el Imperio Británico) fue tan determinante que ella – una inglesa – fue elegida Presidenta del Congreso Nacional Hindú. Creó y dirigió varios periódicos, donde sustentaba ideas de autonomía y denunciaba los abusos y violencias de los británicos, simultáneamente luchando por la amistad entre los dos pueblos. Este equilibrio le granjeó no sólo el inmenso cariño y respeto de los hindúes – en muchas casas, existían retratos de Annie Besant al lado de representaciones de los Rishis, Avatares y divinidades del hinduismo – como también de los más sensatos entre los ingleses. Uno de ellos, Lord Haldane, Ministro de Justicia y, más tarde, Primer-Ministro, le consideró “el mejor estadista que jamás conocí”. Algunas veces, sin embargo, las autoridades inglesas se molestaron con su actividad y se le fijó residencia forzada (lo que, según testimonio de un amigo, la hizo estar como “un león enjaulado” sufriendo con el servicio que no podía prestar). En el transcurso de una ola de protestas, fue liberada y su regreso fue así descrito, con rigor, por George Arundale : “...una apoteosis imposible de imaginarse. Una multitud inmensa se amontonaba a su paso, formando un cortejo cada vez más imponente. Aclamada por las masas, cruzó poblados y aldeas engalanadas como si se tratase del descenso de una diosa. Flores adornaban los caminos que sus pies habrían de pisar; en Bombay, ruedas de objetos preciosos balanceaban desde las casas y finas perlas se lanzaban a su paso. Fue una continua ovación, la expresión de la entusiasmada gratitud por la fiel amiga de la India. En Adyar, su llegada fue digna de una epopeya”.

Así, Annie Besant es una referencia ineludible de la historia de la India. Ese hecho es plenamente reconocido por Gandhi, Nerhu y otros líderes indios (ójala, sin embargo, hubiese sido mejor comprendida). A cierta altura, Besant y Gandhi divergieron políticamente, lo que nunca puso en causa una mutua admiración. En el 1º centenario del nacimiento de A.B., él dijo: “Cuando la Sra. Besant vino a la India y cautivó a todo el país, entré en íntimo contacto con ella y, aunque tuviéramos diferencias políticas, mi veneración por ella no se enfrió nada. Espero, pues, que las celebraciones sean dignas de esa gran mujer”. Al contrario de M. Gandhi, Annie preconizaba una transición más gradual y menos populista, daba prioridad a una verdadera reeducación de los hindúes (que despertase su antiguo esplendor) y apostaba en el debilitamiento de las tensiones internas, sintetizando todo en la paráfrasis: “¡De qué le valdría a la India conquistar el mundo, si perdiese su alma!”. El futuro mostró que ella tenía razón...

 

Una Autoridad Natural


Annie nunca tuvo miedo de enfrentar al mundo para exponer sus ideas, siempre más amplias. Era una verdadera fuerza, hablando, escribiendo y actuando con un saber hacer tan primoroso, que constituía una autoridad natural, llena de afectuoso encanto y, no obstante, de sobria y elegante altivez – nunca soberbia – delante de la limitada mentalidad común. Como invariablemente acontece con todos los grandes pioneros de la evolución humana, sufrió varios sinsabores y muchos ataques – pero siempre por la calumnia y por la astucia, jamás con valentía y frontalidad. Mismo las disputas entre terceros (sus colegas de trabajo) se aplacaban “por respeto a Mrs. Besant”, “por consideración a Mrs. Besant” o simplemente se desvanecían delante de su presencia tan digna y poderosa. Eso sólo dejo de ser así cuando, en el crepúsculo de su existencia, su corazón de león se despedazó y cayó enferma.

 

La Ardiente Peregrina


Alguien escribió un libro sobre Annie Besant con el título “The Passionate Pilgrim”. Eso fue ella –una ardiente peregrina, una apasionada guerrera que jamás se permitió dejar que se perdiese el estandarte que se le confiara. Usando una expresión popular, de ella se puede decir que “ trabajaba en serio”. Su ritmo de trabajo era impresionante: cerca de 15 horas por día, incluso con 80 años. Qué grande, qué extraordinario ejemplo de quien, no obstante, tenía una vida interior tan rica y preciosa! Para nosotros, Annie Besant representa el poder y la inspiración de un mar inmenso de estandartes de todos los colores, inscritos con los más bellos símbolos de la creatividad humana.

El final de su vida quedó oscurecido por el dolor de ver – justamente cuando la fuerzas, al fin, le comenzaron a escasear – como algunos de aquellos en quienes más depositara su amor y su esperanza abocaron en actitudes insensatas, de extremos opuestos (y, por eso, conflictivas). En 1931, cerca de los 84 años, como resultado de una caída, se debilitó hasta el punto de tener que pasar gran parte del tiempo en la cama. Reunió todas las fuerzas que le quedaban para la Convención Teosófica del final de 1932 y, a partir de ahí, su fuerza vital fue abstrayéndose, hasta fallecer, el 20 de Septiembre de 1933 (homenajeada en los días siguientes por decenas de millares de personas), con casi 86 años de una existencia consagrada a estudiar, amar y servir. A su lado estaban dos de los compañeros que, a pesar de todo, mejor pudieron compartir su labor y sus anhelos :C.W.Leadbeater y (cogiéndole la mano) C. Jinarajadasa, que sería Presidente de la Soc. Teosófica entre 1946 y 1953. En el órgano oficial de esta institución (“The Theosophist”), en el número de Octubre de 1933, finalizó el anuncio de la muerte de Annie Besant con estas palabras:

   “¡Vuelve en breve, oh combatiente, y dirígenos una vez más!”

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