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conceptos provenientes de la filosofía de Hermann Cohen; una capa
intermedia y visible en el boceto benjaminiano está representa-
da por las ideas de Georg Simmel sobre la función del dinero en la
vida social, mientras que la superficie está constituida por la referen-
cia a
La ética protestante y el espíritu del capitalismo, de Max Weber.
LA ESENCIA RELIGIOSA DEL CAPITALISMO
“Hay que ver en el capitalismo una religión, es decir, el capitalismo
sirve esencialmente a la satisfacción de las mismas preocupaciones,
suplicios e inquietudes a los que antaño las así llamadas religiones
solían dar una respuesta”.
10
El fragmento se abre sin prolegómenos
con esta tesis fuerte, que postula la completa homologación entre
capitalismo y desde el punto de vista de sus funciones. Sin embargo,
las relaciones que Benjamin plantea entre ambos son más comple-
jas, y esta tesis es matizada inmediatamente mediante la afirmación
de que el capitalismo posee una “estructura religiosa” y, líneas más
abajo, de que se trata de un “fenómeno esencialmente religioso”.
Cuatro características serían reconocibles dentro de la estructura re-
ligiosa del capitalismo:
1. EL CAPITALISMO ES UNA “RELIGIÓN DE CULTO”:
En primer lugar, el capitalismo es una pura religión de culto, quizás la
más extrema que haya existido jamás. En él todo tiene significación
sólo en inmediata relación con el culto; no conoce ninguna dogmática
especial, ninguna teología. El utilitarismo gana bajo este punto de vista
su coloración religiosa.
11
2. ESTE CULTO SE CARACTERIZA POR SU “DURACIÓN PERMANENTE”:
Esta concreción del culto se encuentra ligada a un segundo rasgo del
capitalismo: la duración permanente del mismo. El capitalismo es la ce-
lebración de un culto “sans [t]rêve et sans merci”
12
No existe en él
ningún “día de semana”, ningún día que no sea festivo en el horroroso
sentido del despliegue de toda la pompa sacra, de la más extrema ten-
sión de los fieles.
13
3. EL CAPITALISMO ES UN CULTO “CULPABILIZANTE” NO SÓLO DE
LOS FIELES, SINO TAMBIÉN DE DIOS MISMO:
El del capitalismo sea probablemente el primer caso de un culto que
no es expiatorio sino culpabilizante. En esto, este sistema religioso se
halla a punto de arrojarse en un movimiento monstruoso. Una con-
ciencia monstruosamente culpable, que no sabe cómo expiarse, apela
al culto no para expiar en él esa culpa sino para hacerla universal, para
hacerla entrar a martillazos en la conciencia y, finalmente y sobre todo,
para implicar a Dios en esta culpa, de modo de hacer que él mismo
finalmente se interese por la expiación. Ésta última no hay que espe-
rarla del culto mismo, ni de la Reforma de esta religión, la que debería
poder apoyarse en un elemento seguro de ella, ni tampoco del rechazo
hacia ella. Es parte de la esencia misma de este movimiento religio-
so [,] que es el capitalismo [,] la perseverancia hasta el final, hasta la
10. Walter Benjamin, Gesammelte
Schriften, libro vi, op. cit., p. 100.
11. Idem.
12. Uwe Steiner llama la atención sobre este error de tipeo. En el original alemán se
lee
sans rêve (“sin sueño”) en lugar del más probable sans trêve (“sin tregua”).
Véase Uwe Steiner, “Kapitalismus als Religion. Anmerkungen zu einem Fragment
Walter Benjamins”,
op. cit., p. 156-157. El traductor al inglés, Chad Kautzer, tam-
bién opta por esta variante. Véase Walter Benjamin, “Capitalism as Religion”, en
Eduardo Mendieta (comp.),
The Frankfurt School on Religion. Key Writings by the
Major Thinkers, Chad Kautzer (trad.), Nueva York, Routledge, 2004, p 262.
13. Walter Benjamin, Gesammelte Schriften, libro vi, op. cit., p. 100.
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completa culpabilización final de Dios, hasta un estado de desespera-
ción del mundo por el que justamente todavía
se espera. En ello con-
siste lo que el capitalismo tiene de históricamente inaudito, que la re-
ligión no es ya la reforma del ser sino su destrucción. La expansión de
la desesperación al rango de condición religiosa del mundo, de la que
hay que esperar la salvación. La trascendencia divina se ha derrumbado.
Pero Dios no ha muerto; ha sido incluido en el destino humano. Este
paso del planeta hombre por la casa de la desesperación en la absoluta
soledad de su órbita, es el ethos que define Nietzsche. Este hombre es
el superhombre, el primero que comienza a practicar, reconociéndola
como tal, la religión capitalista.
14
4. EL CULTO CAPITALISTA ES CELEBRADO ANTE UN DIOS QUE SE
ENCUENTRA OCULTO:
Su cuarto rasgo es que su Dios debe permanecer oculto; sólo en el
cenit de su culpabilización puede ser invocado. El culto se celebra ante
una deidad inmadura; toda representación, todo pensamiento sobre ella
vulnera el secreto de su madurez.
15
CULPA Y DEUDA. ANAXIMANDRO Y HERMANN COHEN
Hermann Cohen, uno de los filósofos que más influencia tuvo so-
bre el joven Benjamin,
16
cita en el capítulo “Die Idee des Messias
und der Menschheit” de su libro
Religion der Vernunft aus den Que-
llen des Judentums (1918) un fragmento de los presocráticos, sin dar
mayores referencias sobre su autor: “el mundo debe pagar el castigo
por su existencia”.
17
Es ostensible la similitud de la frase citada por
Cohen con el conocido fragmento de Anaximandro sobre el arjé y
la justicia:
El principio (
arjé) de todas las cosas es lo indeterminado o ápeiron, pero
a partir de donde hay generación (
génesis) para los entes (
toîs oûsi), hacia
allí se genera (
gínesthai) también la corrupción (
phthóros), según la nece-
sidad (
katà tò chreón), pues ellos pagan (
didónai) recíprocamente la pena
(
díke) y la compensación (
tísis) por su injusticia (
adikía) según el orden
del tiempo (
katà tèn toû crónou táxin).
18
Para Anaximandro las cosas serían injustas unas respecto de
las otras al existir más de lo que les corresponde según su medida o
su ley.
19
La dimensión ética de la justicia, presentada como “orden
del tiempo”, aparece fusionada con la ley en el sentido judicial del
término, y ambas son definidas a partir del cálculo
que impulsa una
economía propia de los elementos que constituyen el mundo, cuyas
relaciones deben mantener un cierto equilibrio. Tanto el tiempo
como la historia son pensados originalmente desde una perspectiva
jurídica y ambos aparecen vinculados a una concepción económica
del tiempo y de la existencia. Se les analiza desde el intercambio
y el endeudamiento, y se propone el “pago de las culpas” como
14. Walter Benjamin, Gesammelte Schriften, libro vi, op. cit., p. 100ss.
15. Ibid., p. 101.
16. Sobre las relaciones entre Cohen y Benjamin, véase Astrid Deuber-Mankowsky,
Der frühe Walter Benjamin und Hermann Cohen. Jüdische Werte, kritische Philo-
sophie und vergängliche
Erfahrung, Berlín, Verlag Vorwerk 8, 2000.
17. Hermann Cohen, La religión de la razón desde las fuentes del judaísmo, Barcelo-
na, Anthropos, 2004, p. 189.
18. Hermann Diels y Walther Kranz (eds.), Die Fragmente der Vorsokratiker, tomo i,
Berlín, Weidmannsche Buchhandlung, 1922, p. 12.
19. “In the world as a whole, complete and final victory is never granted to one or
the other of the opposing forces (or litigants, as Anaximander imagined them):
the balance between them is always being restored or maintained. If one gains
a local advantage, the other is encroaching elsewhere”. Véase William Guthrie,
History of Greek Philosophy, tomo I, The Earlier Presocratics and the Pythagoreans,
Cambridge, Cambridge University Press, 1962.
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