LA IDEA DE LA PASIVIDAD DE LA ESPECIE HUMANA
No puede ponerse en duda que estas teorías clásicas, enseñadas por los más modernos
maestros, escritores, legisladores, economistas y filósofos, sostenían que todo ha de llegar a la
gente desde una fuente ajena a ella. Fenelón, Arzobispo y maestro de los Duques de Borgoña
es otro de ellos.
Nutrido en el estudio y en la admiración de la antigѼedad, testigo del poder de Luis
XIV,Fenelón difícilmente podía escapar a la idea de que la humanidad es pasiva, y de que
tanto sus desgracias como sus prosperidades, sus virtudes como sus vicios, les vienen por
acción exterior, ejercitada sobre ella por la ley o por quien la hace. Así, en su utópica ciudad de
Salento, coloca a los hombres con sus intereses, facultades, deseos y bienes, a la absoluta
discreción del legislador. Y cualquiera que sea el asunto, nunca lo juzgan por sí mismos, sino
que lo hace el príncipe. La nación no es sino materia informe, de la que el príncipe es el alma.
Es en él en quien reside el pensamiento, la previsión, el principio de toda organización, de todo
progreso, y por consiguiente, la responsabilidad.
Todo el capítulo X de su libro Telémaco es prueba de esto. Remito ahí al lector,
contentándome con citar algunos pasajes tomados al azar de aquel célebre poema, al cual bajo
todo otro punto de vista soy el primero en rendir homenaje.
LOS SOCIALISTAS DESDEÑ'AN LA RAZON Y LOS HECHOS
Con la sorprendente credulidad que caracteriza a los clásicos, Fenelón a pesar de la autoridad
del razonamiento y de los hechos, admite que en general eran felices los egipcios, y lo atribuye
no a su propia sabiduría, sino a la de sus reyes.
"No podíamos mirar las dos riberas sin observar ciudades opulentas, casas de campaña
agradablemente situadas, tierras que todos los años se cubren de doradas mieses, sin
descansar jamás; praderas llenas de rebaños; labradores abrumados por el peso de los frutos
que la tierra desparramaba desde su seno, pastores que hacían repetir el dulce sonido de sus
flautas por todos los ecos de los alrededores. Feliz, decía Mentor, el pueblo conducido por un
rey sabio".
"Luego Mentor me hacía notar el júbilo y la abundancia desparramados sobre toda la campiña
de Egipto, donde se contaban hasta veintidós mil ciudades; la justicia ejercida en favor del
pobre contra el rico; la buena educación de los niños que eran acostumbrados a la obediencia,
al trabajo, a la sobriedad, al amor, a las artes y a las letras; la exactitud para todas las
ceremonias de la religión, el desinterés, la vocación al honor, la fidelidad hacia los hombres y el
temor a los dioses, que todo padre inspiraba a sus hijos. No se cansaba de admirar tan
hermoso orden. Feliz, me decía, es el pueblo que así es conducido por un rey sabio".
QUIEREN LOS SOCIALISTAS REGIMENTAR A LA GENTE
En cuanto a Creta, Fenelón describe un idilio aún más seductor. Luego agrega por boca de
Mentor:
"Todo lo que veréis en esta isla maravillosa es fruto de las leyes de Minos. La educación que
hace dar a los niños toma al cuerpo sano y robusto. Se les acostumbra para empezar a una
vida sencilla, frugal y laboriosa; se supone que toda voluptuosidad debilita el cuerpo y el
espíritu: no se les ofrece jamás otro placer que el de ser invencibles por la virtud y el de adquirir
mucha gloria. Aquí se castigan tres vicios que en otros pueblos son impunes: la ingratitud, el
disimulo y la avaricia. En cuanto al lujo y la pompa, nunca se tiene necesidad de reprimirlos ya
que son desconocidos en Creta... donde no se toleran ni muebles preciosos, ni vestidos
magníficos, ni festines deliciosos, ni dorados palacios".
Así es como Mentor prepara a su discípulo para torturar y manipular, con los fines más
filantrópicos sin duda, al pueblo de Itaca y para mayor seguridad le da el ejemplo de Salento.
¡He ahí cómo recibimos nuestras primeras nociones políticas! Se nos enseña a tratar a los
hombres, más o menos en la forma en que Olivier de Serres enseña a los agricultores a tratar
y mezclar las tierras.
NOMBRE FAMOSO E IDEA MALSANA
Montesquieu: "Para mantener el espíritu de comercio es necesario que todas las leyes lo
favorezcan; que esas mismas leyes, al distribuir las fortunas a medida que el comercio las
aumenta, coloquen a todo ciudadano pobre en una situación de holgura suficiente como para
poder trabajar como los demás, y a todo ciudadano rico en tal situación de mediocridad como
para que tenga necesidad de trabajar para conservar o para adquirir...".
¡Es así como las leyes disponen de todas la fortunas!
"A pesar de que en la democracia la igualdad verdadera es el alma del Estado, es sin embargo
tan difícil de establecer, que no convendría siempre una extrema exactitud a ese respecto. Es
suficiente que se establezca un censo que reduzca o fue las diferencias en un cierto punto.
Después de lo cual, es tarea de leyes particulares el igualar las desigualdades, para decirlo así,
por medio de las cargas que imponen a los ricos y el alivio que acuerda a los pobres".
Otra vez está ahí claramente la igualización de las fortunas por medio de la ley, de la fuerza.
"Existían en Grecia dos clases de república. Unas eran militares como Lacedemonia: otras eran
comerciantes, como Atenas. En unas se quería que los ciudadanos se mantuvieran ociosos; en
las otras se buscaba inculcar el amor al trabajo. Ruego que se preste un poco de atención al
estudio del genio que necesitaron aquellos legisladores para advertir que al chocar todas las
costumbres heredadas, al confundir todas las virtudes, habrían de mostrar su sabiduría al
universo".
"Licurgo, mezclando el latrocinio con el espíritu de justicia, a más dura esclavitud con la
extrema Libertad y los más atroces sentimientos con la mayor moderación, dio estabilidad a su
ciudad. Pareció quitarle todos los recursos, las artes, el comercio, el dinero y los muros: hay ahí
ambición sin esperanza de mejorar; ahí están los sentimientos naturales sin que se pueda ser
ni hijo, ni marido, ni padre: hasta el mismo pudor se le quita a la castidad. Por ese camino
Esparta fue llevada a la grandeza y a la gloria".
"Lo extraordinario que se veía en las instituciones de Grecia, lo hemos visto entre la
degeneración y la corrupción de los tiempos modernos. Un legislador que era hombre
honrado ha formado un pueblo en que la propiedad parecía ser tan natural como el coraje entre
los espartanos. William Penn es un verdadero Licurgo, y aun cuando el primero haya tenido por
objetivo la paz mientras que el otro tuvo la guerra, se asemejan en cuanto a que el singular