Biografias


Apolonio de Tiana, el otro Jesús de Nazaret



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Apolonio de Tiana, el otro Jesús de Nazaret

Por José Manuel García Bautista


Nació hacía el año 4 a.C., promulgó un nuevo orden de paz, amor, de libertad. Le siguió innumerables personas, teniendo sus propios discípulos. Se le atribuyeron milagros, curó a enfermos y revivió a los muertos… Fue condenado y murió bajo el poder romano… ¿Le suena esta historia? ¿Se trata de Jesús de Nazaret? Pues aunque sus vidas fueron análogas no se trata de Jesús de Nazaret sino de Apolonio de Tiana, considerado un mago, una persona que pasó al olvido por que la poderosa figura del rabí de Galilea lo eclipsó.

Sin embargo sus respectivas vidas fueron muy similares. Apolonio de Tiana nació en la actual Turquía, en la Capadocia, en la localidad de Tiana… Su madre lo concibió tras un sueño místico… Filostrato se encargó de realizar su biografía por encargo de la emperatriz Julia Domna en el siglo II.

Apolonio fue discípulo de Pitágoras y comenzó a promover en su cabeza ideas revolucionarias para la época: caminaba descalzo, no comía carne, comía sólo verduras, iba siempre vestido con una túnica blanca…

Tras fallecer su padre, cuando tenía veinte años, heredó su fortuna y Apolonio practicó el ascetismo… Su fama trascendió por todo el Mediterráneo y comenzó a tener muchos seguidores. Era una persona singular, viajó a oriente y no pasaba desapercibido, en su viaje a Roma resucitó a una joven recién fallecida, en Éfeso salvó a la ciudad de una plaga, en Corinto practicó exorcismos, en Babilonia hizo de vidente para adivinar el futuro de sus reyes… Estuvo en Egipto, en Etiopía… Conoció a mil y un personajes pero no se encontró jamás con Jesús de Nazaret.

En Roma fue detenido y acusado de conspiración contra Domiciano y sacrilegio. Ante el tribunal pronunció estas palabras: “no puedes detener mi alma, ni siquiera mi cuerpo” y desapareció…Se esfumó.

Apareció en Dicearquia y continuó su vida milagrosa. Su muerte se produjo en la ciudad de Creta y tras morir fue visto en otros lugares…

¿Quién fue realmente Apolonio de Tiana?¿Un místico?¿Un iluminado?¿Un elegido? Para muchos fue: el otro Jesús.

Apolonio de Tiana



Será posible que en la época de Jesús de Nazareth, más de uno haya sido señalado por ser “diferente”. Y si se tratara de diversas versiones de una misma misión.

Fue un hombre famoso en su tiempo en todo Oriente, promulgó la paz entre los hombres, tuvo un gran número de seguidores, realizó milagros inexplicables desde la razón, luchó contra los poderosos que oprimían al pueblo, curó enfermos y devolvió la vida a los muertos. Finalmente, fue juzgado por un tribunal romano y nada se sabe de su cadáver. El protagonista de estos hechos podría perfectamente ser Jesucristo, base fundamental de algunas de las religiones más importantes del planeta.Sin embargo, la persona que se corresponde a lo anteriormente citado es Apolonio de Tiana, un misterioso personaje cuya vida es tan apasionante como desconocida es su figura en la actualidad. Apolonio nació en Tiana el año 4 a.C., en la región de la Capadocia turca. Su nacimiento es extraño, como el de Jesús. Su madre tuvo un sueño durante el cual quedó embarazada de él. Fue discípulo de Pitágoras, era vegetariano, iba siempre descalzo, fue atraído por el ascetismo y durante 15 años no pronunció una sola palabra. Cuando murió su padre donó toda su herencia, mostrando su rechazo a los bienes materiales. Recorrió buena parte de oriente y el mediterráneo. En Éfeso acabó con una plaga, en Corinto realizó exorcismos, más tarde se dice que profetizó el futuro de los emperadores en Babilonia; y en Roma resucitó a una mujer muerta. Más tarde viajó a Egipto, Etiopía… siempre rodeado de sus numerosos seguidores. Tuvo una vida muy similar a la de Jesucristo, como hombre capaz de mover masas que le seguían dirigidas por su fe en él como salvador. Finalmente en Italia fue detenido acusado de conspirar contra el emperador Domiciano y de cometer sacrilegio. Le ofrecieron proclamarse culpable pero no accedió por no creerse culpable de tal delito. Cuando lo condenaron dijo lo siguiente: ‘no podéis detener a mi alma, ni siquiera a mi cuerpo’. Y allí mismo, ante el tribunal romano, se desvaneció, desapareciendo antes los ojos de los aturdidos miembros del tribunal. Después de la inexplicable huida de Roma, su pista reaparece en Dicearquia y más tarde en Creta, lugar donde falleció. Tras su muerte se apareció a un joven que tiempo atrás no creyó en sus palabras sobre la inmortalidad del alma. Nunca se ha encontrado su cuerpo.

Apolonio de Tiana

Biografía. Célebre filósofo místico: N. en Tiana, pequeña aldea de la Capadocia, tres o cuatro años antes de J. C.; M. en Efeso hacia el año 97, reinando Nerón.

Pretendía descender de los antiguos fundadores de Tiana y llevado a la edad de catorce años a estudiar con Eutidemo, profesor de retórica en Tarso, sintió tal disgusto al ver la relajación de costumbres de aquella ciudad, que consiguió de su padre le permitiera trasladarse a un pueblo vecino.

A ejemplo de Pitágoras, cuyas doctrinas había abrazado, sólo se alimentaba de legumbres, se abstenía del vino y de las mujeres, daba sus bienes a los pobres y vivía en los templos.

Su género de vida y su lenguaje sentencioso y oscuro, hicieron tal impresión en el vulgo que no tardó en verse rodeado de numerosos discípulos. Los artesanos abandonaban sus talleres; las ciudades le enviaban embajadores; los árabes cantaban sus alabanzas y se dice que se hizo admirar de los brahmanes de la India, de los magos de la Persia y de los sacerdotes del Egipto. En Hierápolis, ciudad de la Siria situada en el lugar en que estuvo la antigua Nínive, en Efeso, en Esmirna, en Atenas, en Corinto y en otras grandes poblaciones de la Grecia, Apolonio apareció como preceptor del género humano, visitando los templos, corrigiendo las costumbres y predicando la reforma de todos los abusos.

Quiso ser admitido en los misterios de Eleusis, pero tratado de mago se le prohibió la entrada en ellos, interdicto que no se le levantó hasta los últimos días de su vida. En Roma, a donde según su expresión había ido para ver qué especie de animal era un tirano, condenó el uso de los baños y hasta se dice que hizo milagros.

Al pasar por delante de él el féretro que conducía a una doncella perteneciente a una familia consular, se acercó a ella, pronunció algunas palabras místicas y la doncella, a quien se creía muerta, se levantó y se fue por su pie a casa de sus padres. Éstos le ofrecieron una crecida suma, pero él la aceptó sólo para dársela como dote a la doncella. Un día, la multitud aterrada presenciaba un eclipse de sol acompañado de una fuerte tormenta.

Apolonio miró al cielo y dijo en tono profético: «Algo grande sucederá y no sucederá». Tres días después cayó un rayo en el palacio de Nerón y derribó la copa que el Emperador se llevaba a los labios. El pueblo creyó ver en aquel incidente el cumplimiento de la profecía de Apolonio.

Vespasiano, que le había conocido en Alejandría, le miraba como hombre divino y le pedía consejo, que el filósofo le daba con la misma libertad que había usado ya en muchas ocasiones. Habiendo cantado un día Nerón en un teatro en los juegos públicos, Tigelino preguntó a Apolonio qué pensaba del Emperador: «Le hago mucho más favor que tú, respondió el filósofo; tú le crees digno de cantar; yo de callarse». El rey de Babilonia le pedía un medio de reinar con tranquilidad. Apolonio se limitó a contestarle: «Ten muchos amigos y pocos confidentes».

Sorprendido un esclavo con la concubina del mismo rey, el príncipe preguntó a Apolonio cómo castigaría al culpable. «Dejándole la vida», contestó el filósofo. Y como el rey se mostraba sorprendido, añadió: «Si vive, su amor será el mayor de los suplicios».En el reinado de Domiciano, Apolonio fue acusado de magia, encerrado en un calabozo, después de haberle hecho cortar el pelo y las barbas, y allí cargado de grillos y cadenas. Desterrado después por el mismo Emperador, murió al poco tiempo, lo cual no fue obstáculo para que a su muerte se le erigieran estatuas y se le hicieran honores divinos. Efeso, Rodas y la isla de Creta pretenden poseer su tumba, y Tiana, que le dedicó un templo, obtuvo en memoria suya el título de ciudad sagrada, lo que le daba el derecho de elegir magistrados.

Lampridio asegura que el emperador Alejandro Severo tenía en su oratorio entre los retratos de Cristo, Abraham y Orfeo, el de Apolonio, y Vopisco (Vida de Aurelio), que hace de él grandes elogios, dice que debe honrársele como ser superior a la humanidad, y promete, si el tiempo no le falta, escribir la vida del hombre que hizo cosas que sobrepujan el límite de las facultades humanas.

Hasta el siglo V, la reputación de Apolonio se mantuvo viva aun entre los cristianos. Prueba de ello es que León, ministro del rey de los visigodos, invitó a Sidonio Apolinar, obispo de Auvernia, a que le tradujera la vida del filósofo escrita por Philostrato. El obispo escogió el ejemplar más correcto y sobre él hizo su traducción que remitió al ministro con una carta en que ensalza las virtudes del filósofo; diciendo que sólo le faltaba para ser perfecto haber sido cristiano.



A lo que parece, a lo que debe su descrédito es a sus mismos discípulos que, queriendo realzar su mérito, le han presentado como un impostor atribuyéndole milagros y profecías que le colocan a la altura de los embaucadores vulgares. La vida que posteriormente escribió Philostrato está tomada de otra debida a uno de los compañeros de Apolonio, llamado Damis. De sus escritos auténticos el único que nos queda es la Apología, conservada por Philostrato (VII, 7).

Personaje misterioso e importante, tan importante que Voltaíre lo situaba, en cuanto a importancia histórica por encima de Jesucristo. Apolonio de Tiana ofrece otra ventaja para el buscador de maravillas y es que existe una buena biografía suya escrita por G. R. S. Mead. Un buen biógrafo debe tener ciertas semejanzas con su héroe.George Robert Stow Mead, nacido en 1863 y muerto en 1933, era el biógrafo ideal para Apolonio de Tiana. Ultimo de los secretarios privados de Madame Blavatsky, la ayudó en los últimos tres años de su vida.Fue redactor jefe del periódico de la Sociedad de Teosofía hasta 1909. Publicó dieciséis volúmenes, entre ellos una traducción absolutamente esencial para todo investigador de los Upanishads.Publicó un periódico muy notable, The Quest Review, del cual se puede decir que fue el análogo inglés de La Tour Saint-Jacques. Era el hombre que hacía falta para biógrafo de un taumaturgo.Pues Apolonio, si realmente existió (cosa no absolutamente segura por lo que se refiere a otros personajes de los que hablaremos), dejó la impresión de haber sido un personaje sobrehumano, enteramente por encima de la humanidad ordinaria.Nace en el año 17 de la Era cristiana. En el año 66 es expulsado de Roma. Viaja a la India y luego vuelve a Grecia. Manifiesta entonces unos poderes supernormales, especialmente en el año 96, cuando ve a distancia el asesinato del emperador Domiciano. Finalmente desaparece sin que puedan encontrarse testigos de su muerte ni su tunaba. Tiene entonces entre ochenta y cien años.Parece haber viajado más lejos aún de la India, a uno de esos países no situados en el mapa, de los cuales hemos hablado en el capítulo anterior. Así se citan sus palabras después de estos viajes:He visto hombres que viven en la Tierra y, sin embargo, no son de la Tierra, defendidos por todas partes y no obstante sin defensa alguna y con todo no poseyendo nada más que lo que poseemos todos. La ciudad que visitó se llamaba Iarchas, un nombre que, evidentemente, no es indio. Por lo demás, no existe rastro alguno de ella. Las descripciones que él da guardan más semejanza con la ciencia que con el misticismo. En particular, habría visto un modelo de sistema solar, construido por seres superiores a la Humanidad y que se desplazaba sin ninguna clase de soporte bajo la cúpula, construida de zafiro, de un templo. Habría visto también cuatro «ruedas vivientes», dispositivos procedentes de otros lugares y que transportaba mensajes de los dioses. Estos dioses habrían sido seres no humanos, superinteligentes y que se habrían retirado de la Tierra después de haber puesto en marcha la civilización humana. En resumen, extraterrestres.A su regreso a Grecia, Apolonio parece haberse interesado particularmente por las reliquias de las civilizaciones avanzadas que se encontraban aún en su época.Visitó también Creta y luego Sicilia. Después, parece que pasó el resto de su vida en Egipto, y tal vez más allá de Egipto, en un país que sus biógrafos han llamado Etiopía, pero que nada tiene que ver con la Etiopía actual, Según él, ese país había estado habitado por hindúes budistas. No se han encontrado huellas de tal colonización hindú en las fuentes del Nilo.Durante toda su vida realizó milagros y manifestó lo que nosotros llamamos poderes parapsíquicos: levitación, lectura del pensamiento, clarividencia y visión del futuro.Asimismo curó enfermos y locos. Estando en Alejandría, por ejemplo, describió el incendio de un templo de Roma, lo que fue confirmado cuando llegaron las noticias.Se le atribuye el poder de obtener fuego del éter. Se trata obviamente de un fenómeno análogo al «fuego secreto» de los alquimistas y a lo que los judíos llamaban la «¿Gloria del Señor». Aún sabemos pocas cosas a este respecto. En términos modernos, parece tratarse de un fenómeno intermedio entre la energía química y la energía nuclear. La hipótesis es necesariamente vaga, a falta de pruebas. Se negó también a subir a bordo de un barco diciendo qué éste naufragaría, lo cual ocurrió

Año I JESÚS- O JHESUA

Considerado el Gran Avatar de la era de PISCIS. Nació al final de Era de Aries para iniciar la Gran Super-Era que se inicia con la Era de Piscis. Un Ser de naturaleza Crística que vino a impulsar la Humanidad hacia el gran salto evolutivo. Viajó por Persia, Judea. Caldea, India, Grecia y permaneció en período largo en Egipto donde fue inicado en la Escuela de Los Misterios. En año 1950 el Psicólogo Carl. G. Yung compró unos manuscritos, donde el apóstol Pablo comentaba que tuvo ante sus ojos, parte del ritual de la Ceremonia de Iniciación de Jesús en Egipto. De esto se publicaron dos libros en Europa pero su publicación fue mandada a recoger por los dirigentes cristianos de aquel entonces. Sus doctrinas y postulados de amor y servicio a la humanidad, fueron retomadas adoptadas y adaptadas posteriormente por varias religiones.

La verdadera historia de Jesus.
CLAUDIO PTOLOMEO.- 100-170


Claudio Ptolomeo, en griego, (Tolemaida, Tebaida, c. 100 – Cánope, c. 170). Astrónomo, Astrólogo ,químico, geógrafo y matemático greco-egipcio, llamado comúnmente en español

Vivió y trabajó en Egipto (se cree que en la famosa Biblioteca de Alejandría). Fue astrólogo y astrónomo, actividades que en esa época estaban íntimamente ligadas.

Es autor del tratado astronómico conocido como Almagesto (en griego Hè Megalè Syntaxis, el gran tratado). Se preservó, como todos los tratados griegos clásicos de ciencia, en manuscritos árabes (de ahí su nombre) y sólo está disponible en la traducción en latín de Gerardo de Cremona en el siglo XII.

Heredero de la concepción del Universo dada por Platón y Aristóteles, su método de trabajo difirió notablemente del de éstos, pues mientras Platón y Aristóteles dan una cosmovisión del Universo, Ptolomeo es un empirista. Su trabajo consistió en estudiar la gran cantidad de datos existentes sobre el movimiento de los planetas con el fin de construir un modelo geométrico que explicase dichas posiciones en el pasado y fuese capaz de predecir sus posiciones futuras.

La ciencia griega tenía dos posibilidades en su intento de explicar la naturaleza: la explicación realista, que consistiría en expresar de forma rigurosa y racional lo que realmente se da en la naturaleza; y la explicación positivista, que radicaría en expresar de forma racional lo aparente, sin preocuparse de la relación entre lo que se ve y lo que en realidad es. Ptolomeo afirma explícitamente que su sistema no pretende descubrir la realidad, siendo sólo un método de cálculo. Es lógico que adoptara un esquema positivista, pues su Teoría geocéntrica se opone flagrantemente a la física aristotélica: por ejemplo, las órbitas de su sistema son excéntricas, en contraposición a las circulares y perfectas de Platón y Aristóteles.

Aunque no perduró ninguna carta de Ptolomeo, en el Renacimiento se reconstruían Mapa Mundi a partir de la Geographia de Ptolomeo. Esta carta es una copia de Johannes de Armsshein, Ulm, en 1482.

Ptolomeo catalogó muchas estrellas asignándoles un brillo y magnitud y estableció criterios para predecir eclipses.


Modelo de universo geocéntrico


Su aportación fundamental fue su modelo del Universo: creía que la Tierra estaba inmóvil y ocupaba el centro del Universo, y que el Sol, la Luna, los planetas y las estrellas, giraban a su alrededor. A pesar de ello, mediante el modelo del epiciclo-deferente, cuya invención se atribuye a Apolonio, trató de resolver geométricamente los dos grandes problemas del movimiento planetario:

  1. La retrogradación de los planetas y su aumento de brillo mientras retrogradan.

  2. La distinta duración de las revoluciones siderales.

Sus teorías astronómicas geocéntricas tuvieron gran éxito, e influyeron en el pensamiento de astrónomos y matemáticos hasta el siglo XVI.

Y también aplicó el estudio de la astronomía al de la astrología, creando los horóscopos. Todas estas teorías y estudios están escritos en su obra Tetrabiblon.

En el campo de la óptica exploró las propiedades de la luz, sobre todo de la refracción y la reflexión. Su obra Óptica es un tratado sobre la teoría matemática de las propiedades de la luz.

Otra gran obra suya es la Geographia, en que describe el mundo de su época. Utiliza un sistema de latitud y longitud que sirvió de ejemplo a los cartógrafos durante muchos años. Una de las ciudades descrita en esta obra es La Meca, en la Península Arábiga, a la que llama Makoraba.


Música


El mundo de la música tampoco fue ignorado por Ptolomeo. Escribió un tratado de teoría musical llamado Harmónicos. Pensaba que las leyes matemáticas subyacían tanto los sistemas musicales como en los cuerpos celestes, y que ciertos modos y aún ciertas notas correspondían a planetas específicos, las distancias entre estos y sus movimientos. La idea había sido propuesta por Platón en el mito de la música de las esferas, que es la música no escuchada producida por la revolución de los planetas. La unión de la música y la poesía es otra concepción griega sobre el género musical. Eran prácticamente sinónimos.

También aplicó sus conocimientos de trigonometría a la construcción de astrolabios y relojes de sol.



SHIMON BAR YOJAI 100

Fue uno de los grandes maestros de la Kabbalah. Vivió en Galilea durante la época de la dominación romana en Israel (siglo II) y por un edicto imperial tuvo que huir a una cueva durante trece años. Bar Yojai estudiaba rodeado de sus discípulos, los rabinos Eleazar (su hijo), Judá, Jossé Hiya, Abba e Isaac.

  

Sus enseñanzas se orientan sobre dos preceptos fundamentales que se implicaban recíprocamente:



  

1) La oración desinteresada 

2) La superioridad del estudio  

La tradición le atribuye los libros:  

1) Sifre, un comentario de Números y Deuteronomio. 

2) Mejilta, un comentario de Éxodo.

 3) El Zohar, el cual dictó palabra por palabra a sus discípulos. 

4) Además de sus comentarios que fueron recopilados en e Talmud. 

  

La Humildad  

De todas sus cualidades, una de las más admiradas era la humildad.  Él llegó a afirmar que todo aquel que tiene orgullo es considerado por D’os como si fuera idólatra, pues el hombre debe asemejarse a una uva, que aún después de ser pisoteada en el lagar, llega a estar en mesas de príncipes y reyes.

  

Al final de sus días, después de aproximadamente 80 años de vida, Rabí Shimón Bar Iojái llegó a niveles que un ser humano normal jamás pudo llegar.  El último día de su vida fue un Lag Baomer y aquel día estuvo lleno de una gran luz de interminable alegría por la sabiduría secreta que él reveló en ese momento a sus discípulos.  Aquel día fue más largo que otros días, porque el sol no se puso hasta que él terminó de revelarle a sus alumnos todo lo que le había sido permitido revelar.  Sólo después de que Rabí Shimón concluyera se le permitió al sol ponerse, y cuando lo hizo, el alma pura y santa de Rabí Shimón Bar Iojái salió de su cuerpo y ascendió a las Alturas.



Fue un rabino que vivió en Galilea, actual Israel, durante la época de la dominación romana y después de la destrucción del segundo Templo de Jerusalén, lo que sitúa su vida entre finales del Siglo I y el Siglo II de la era cristiana. Murió probablemente en Merón un 18 Iyar del calendario hebreo.

La tradición oral judía dice que después de haber vertido comentarios críticos contra el gobernador romano, fue condenado a muerte y tuvo que exiliarse a una gruta durante 13 años, en el curso de los cuales supuestamente (de acuerdo con la tradición Cabalista) escribió el Zohar, obra fundamental de la Cábala y de la mística judía.

Hoy en día está considerado como un "santo" por algunas comunidades judías sefardíes, y también por los cabalistas. Todos los años se organiza una peregrinación a su tumba en Merón (coincidiendo con Lag Ba'omer).


VALENTÍN –110 dc

Fue un gnóstico del s. II, cuya escuela constituye la rama más importante y sistemática del gnosticismo de esa época.



Se ignora la fecha de su nacimiento. Hacia 140 llegó a Roma desde Alejandría, donde tuvo ocasión de recibir el influjo de la filosofía griega y conocer las religiones pagana, judía y cristiana. Parece probado que en Alejandría, además de una bien establecida ortodoxia cristiana, había una fuerte tradición gnóstica. De todos modos Valentín pasó por un proceso de evolución, en el que va distanciándose cada vez más de las afirmaciones cristianas y centrándose en la vertiente panteísta y mitológica. Así es notable la ausencia de mitología en el Evangelio de la Verdad (uno de los documentos gnósticos hallados, en traducciones coptas, cerca de Nag Hammadi, Egipto, en 1945). Cabría atribuir también a Valentín, situándola en este mismo estado de su evolución, la Epístola a Reginos sobre la Resurrección, de inconfundible carácter gnóstico, pero cuyo autor manifiesta querer estar dentro de la Iglesia, sin renunciar al nombre cristiano ni rendirse por entero a la filosofía. De todas formas, pretendiendo aceptar la doctrina cristiana de la resurrección, le da un sentido diferente interpretándola a la luz de la concepción gnóstica sobre el Pléroma (mundo divino originario) y sus relaciones con nuestro mundo. En cualquier caso Valentín unificó muchas opiniones abstrusas de la llamada gnosis vulgar egipcia en una visión poética no exenta de genialidad. Era un hombre de gran poder intelectual, que logró combinar materiales provenientes de diferentes fuentes en una síntesis poderosa y original. Helenizó y tiñó de cristianismo una gnosis más temprana, de carácter mucho más radicalmente mitológico y de la que estaban ausentes casi por completo los elementos cristianos y que mostraba en cambio una fuerte influencia de los medios judíos. Su poema metafísico parece además inspirado por vívidas emociones y experiencias personales. Valentín era un hombre de vivencias intensas, que expresó su concepción trágica de la vida en los símbolos de la imaginación creadora. La originalidad y poder de la gnosis Valentíniana se encuentra en haber dado expresión mitológica a una visión intensamente personal del mundo, ya una fuerte experiencia del «yo».

El drama de los eones, que ocurre en el Pléroma, es para Valentín la imagen arquetipo de la condición humana. La gnosis de Valentín se presenta como respuesta a las cuestiones claves del existir, que uno de sus discípulos orientales enumera así: «¿Qué éramos? ¿Qué hemos llegado a ser? ¿De dónde éramos y adónde hemos venido a parar? ¿Hacia qué aspiramos? ¿Cómo somos redimidos? ¿Qué es generación y qué es regeneración?» (Extractos de Teodoto 78,2). Frente a esas cuestiones Valentín elabora una respuesta de fondo sincretista y en la que predomina lo mitológico. En resumidas cuentas, el pensamiento valentiniano se sitúa en la dimensión de la mitología.



Descripción del sistema Valentiniano

El perfecto eón, Abismo, preexistente, estaba -dice- con Silencio. Abismo concibió la idea (Ennoia) de emanar, y por medio de Silencio dio a luz a un par (syzygia) de eones: Mente y Verdad, dando así lugar a la Cuaternidad primordial. La Mente y la Verdad, queriendo glorificar al Padre Abismo, prosiguieron las emanaciones dando origen a una nueva pareja: a Logos y Vida, que a su vez engendra a Hombre e Iglesia, dando así lugar a la Cuaternidad inferior. El proceso prosigue hasta un total de treinta eones, el último de los cuales es Sophia (Sabiduría). Queda así integrado el Pléroma divino, en el cual sólo el primero de los eones (el Nous o Mente) puede contemplar directamente al Abismo, experimentando así un gozo infinito, mientras que los demás deben contentarse resignadamente con el mero deseo de contemplarlo.

Pero la Sabiduría tuvo la pasión desordenada de conocer al Padre (o de engendrar como él, según otro tema) y fue expelida del Pléroma al espacio vacío (Kénoma). Quedó sola, sujeta a toda clase de pasión; tristeza, temor, desesperación e ignorancia, raíz esta última de todo mal. Los eones del Pléroma suplican al Padre que libre a Sabiduría y éste compadecido ordena una nueva emanación: el Límite, que frena el desorden de Sabiduría y la mantiene en la serenidad; o, según otra versión, el Espíritu (Pneuma), que instruye a los eones inferiores en el conocimiento del Padre. En gratitud por tan gran beneficio, la pluralidad de los eones aporta cada uno lo más perfecto de sí para producir el fruto perfecto: Cristo, también llamado Salvador, Gran Sacerdote, etc., que es enviado con sus ángeles para reintegrar al eón exiliado, es decir, a Sabiduría, librándola de sus pasiones.

De Sabiduría, por otra parte, ha procedido una sustancia psíquica, cuya primera muestra es el Demiurgo; mientras que las pasiones se han endurecido constituyendo la materia (sustancia hylica). El Demiurgo, impelido secretamente por Sophia, organiza el mundo, pensando que lo crea a partir de sí mismo. Sophia, al ser librada de sus sufrimientos, se entusiasma viendo al Salvador y sus ángeles. Concibiendo en su imaginación da a luz nuevos seres a su imagen: semillas pneumáticas o espirituales que pasan al soplo mismo del Demiurgo sin que él lo perciba. Así cuando éste crea la parte terrena del hombre y alienta en ella la parte psíquica, es a la vez instrumento inconsciente de la inclusión de pneuma (espíritu) en algunos hombres (pneumáticos, elegidos). El Salvador ha venido entre nosotros para recoger esas semillas dispersas y conducirlas al Pléroma. Para realizar su misión se reviste de esa sustancia pneumática que ha de salvar. Toma también sustancia psíquica de apariencia corporal, es decir, no verdadera carne, que sería materia, destinada a perecer, sino apariencia de carne. De ahí una cristología doceta y dualista, que distingue entre un Cristo pneumático, que volverá al Pléroma con los elegidos (las semillas pneumáticas, que ascenderán en syzygia con los ángeles del Salvador), y un Cristo psíquico, hijo del Demiurgo, que ascenderá con éste y los psíquicos sólo hasta la zona umbral del Pléroma (Ogdoada). El Salvador había descendido sobre él (Cristo psíquico) en el Bautismo (o en el Nacimiento) para apartarse poco antes de la crucifixión. En la consumación final todo el elemento hylico (materia, demonio, condenados) será aniquilado por el fuego.

Se advierte en la estructura del sistema una «ley de tres sustancias»: marca su teología (Dios bueno, Demiurgo, príncipe de este mundo), su cosmología (bajo dependencia directa del Pléroma; Hebdómada, de los siete cielos, trono actual del Demiurgo; mundo sublunar), su antropología (espíritu, alma, carne), su teoría de la historia y de la sociología (raza de Set, de Abel, de Caín). Esta ley no rige en cambio en la escatología, que es dualista en definitiva, y esto de manera radical. El sistema Valentíniano, como los más representativos del gnosticismo, es en efecto netamente dualista, aunque también como todos los grandes gnósticos es decidido partidario de un Uno fontal, de quien todo proviene. La relación entre el Pléroma y el Kénoma no se explica por mero recurso al dualismo platónico. Se completan y requieren porque representan dos estadios (celeste y terreno) simultáneos de una misma entidad, abocados a una síntesis definitiva.

Discípulos de Valentín

Valentín tuvo numerosos discípulos, de los que quedan algunos escritos, y de los que nos dan noticias numerosos escritores cristianos: San Ireneo en el Adversus haereses, Hipólito en los Philosophumena (o Refutatio), Tertuliano en el Adversus Valentínianos, etc. Su secta se divide en dos ramas: la ítala y la anatolia. A la primera, más sobria, pertenecen Ptolomeo (que es el autor que tiene especialmente presente San Ireneo, y del que se conserva una Carta a Flora; que fue publicada, con aparato crítico, por Harnack en sus Kleine Texte de 1894) y Heraklion. La rama anatolia, más barroca, tiene como representantes a Marcos, Axiónico y Ardesianes. Posteriormente el sistema fue complicado por innumerables discípulos hasta alcanzar el culmen de confusionismo que muestran, por ejemplo, la Pistis Sophia y los Libros de jeu. La Carta doctrinal de los Valentínianos, reseñada por San Epifanio (Panarion, 31), es una muestra de ese Valentínianismo barbarizado.



Gnóstico de origen egipcio. Estudió filosofía en Alejandría, ciudad en la que recibió el bautismo cristiano, y hacia el 136 se trasladó a Roma, donde se dedicó a difundir su síntesis personal de las doctrinas cristiana y gnóstica. Valentín fundó dos de las principales comunidades gnósticas de los comienzos de la era cristiana, una en Roma y otra en Alejandría, a donde probablemente regresó hacia el 160. En su credo combina teorías platónicas, tradiciones judías y persas y dogmas cristianos interpretados desde la perspectiva de las sectas gnósticas que ganaban terreno en la época, aunque sus doctrinas mantuvieran una unidad sólo relativa. Sin embargo, elemento importante en la mayoría de ellas era la afirmación de la existencia de un demiurgo, especie de ser intermedio entre Dios y el mundo inferior, y la insistencia en una teoría de la salvación basada en conocimientos esotéricos, la gnosis, aspectos ambos recogidos por Valentín. Su enseñanza, transmitida sólo parcialmente a través de las refutaciones de san Ireneo de Lyon y de Tertuliano, es conocida gracias al descubrimiento de una importante colección de manuscritos gnósticos efectuado en Jenoboskion (Egipto) en 1946.

...Veamos ahora su inestable doctrina. Basta que ellos sean dos o tres para que digan cosas diversas acerca de los mismos temas, e incluso respondan cosas contradictorias acerca de los nombres y los hechos.

...Valentín fue el primero en tomar los principios antiguos de la secta llamada Gnóstica para aplicarlos a las características de su propia doctrina. Valentín la definió de esta manera: había una Díada innombrable, uno de suyos elementos se llamaba Inefable y el otro Silencio. Esta Dualidad emitió una segunda Dualidad, a uno de cuyos elementos llama Padre, y al otro Verdad. Esta Cuaterna produjo como frutos el Verbo, la Vida, el Hombre y la Iglesia. Esta fue la primera Ogdóada. El Verbo y la Vida emitieron las diez Potestades como arriba expusimos. Del Hombre y la Iglesia nacieron otras doce, de una de las cuales apostató y caída en la decadencia creó las demás cosas. Pone luego dos Límites: uno entre el Abismo y el Pléroma, que separa a los Eones que nacieron del Padre ingénito; la otra pone la separación entre la Madre de ellos y el Pléroma.

...El Cristo no habría sido emitido por los Eones del Pleroma; sino que la Madre, una vez que se halló fuera del Pléroma, lo engendró de acuerdo con las memorias que conservaba de las realidades superiores, y por eso lo dio a luz en una cierta sombra. Este, como nació masculino, se libró de la sombra y volvió al Pléroma. Entonces la Madre, abandonada en la sombra y privada de la substancia espiritual, emitió otro hijo. Este es el Demiurgo, a quien Valentín llama el Soberano universal de todos los seres que le están sometidos. Pero junto con él fue engendrado un Principio «de la izquierda» que, a decir de Valentín, es semejante a los falsos gnósticos de los que hablaremos adelante. En cuanto a Jesús, unas veces enseña que fue engendrado por aquel que se separó de la Madre para unirse con el resto de los Eones, es decir del Deseado; otras veces, que proviene de aquel que ascendió al Pléroma, es decir de Cristo; y otras, finalmente, que el Hombre y la Iglesia lo engendraron. Tambien enseña que la Verdad emitió al Espíritu Santo, a fin de juzgar y hacer fructificar a los Eones. El Espíritu se introduce en ellos de manera invisible, y por su obra los Eones producirían los frutos de la Verdad. Esto es lo que dice.

...Segundo, por su parte, transmite que la primera Ogdóada está formada por una Cuaterna «de la izquierda» y una Cuaterna «de la derecha», que son Luz y Tiniebla. Y añade que la Potencia apóstata del Pléroma se degradó, y no tuvo su origen de los treinta Eones, sino de sus frutos.

...Otro ilustre maestro entre ellos, a quien se le tiene por más profundo y conocedor, describe así la primera Cuaterna: Ante todo existió el Protoprincipio, anterior a toda inteligencia, inefable e innominable, a la que llamo Unicidad. Junto con la Unicidad existe una Potencia a la que también llamo Unidad. Estas Unicidad y Unidad, siendo una sola cosa, engendradon sin dar a luz al Principio de todas las cosas, inteligente, ingénito e invisible, Principio al que solemos llamar Mónada. Junto con esta Mónada existe una Potencia que le es consubstancial, a la que llamo el Uno. Dichas Potencias, es decir la Unicidad, la Unidad, la Mónada y el Uno, emitieron el resto de los Eones.

...¡Terrible! ¡Terrible! Con razón podemos llamar una tragedia esa creación de nombres y ese atrevimiento que le llevó a ponerles tales nombres, sin sentir vergüenza. Cuando dice: «Ante todo existió el Protoprincipio anterior a toda inteligencia, al que llamo Unicidad»; y: «Junto con la Unicidad existe una Potencia a la que también llamo Unidad», confiesa que todo cuanto dice es pura ficción suya, y que todos esos nombres son sólo fábulas que a ningún otro se le han ocurrido.¡Naturalmente si él no hubiese tenido esa osadía, la verdad aún no tendría nombre!

...Pero entonces, según su argumento, nada impide que alguien venga y defina los nombres de otra manera como ésta: «Hay un Protoprincipio real, protodespojado de mente, protovacío de substancia, una Potencia protodotada de redondez, a la que llamo Calabaza. Junto con esta Calabaza hay otra Potencia a la que llamo Supervacío. Estos Calabaza y Supervacío, puesto que son una sola cosa, emitieron sin dar a luz un Fruto dulce y visible que todos pueden comer, al que el lenguaje común llama Pepino. Junto con el Pepino existe una Potencia que goza del mismo poder, a la que llamo Melón. Estas Potencias: la Calabaza, el Supervacío, el Pepino y el Melón, emitieron el resto de los pepinos fruto de los delirios de Valentín». Porque, si para la primera Cuaterna es preciso cambiar el lenguaje común para que cada uno les ponga los nombres que le parece, ¿quién nos puede prohibir usar estos nombres más creíbles y conocidos de todos?

...Otros dan estos nombres a la primera y primitiva Ogdóada: primero el Protoprincipio, luego el Ininteligible, en tercer lugar el Inefable, en cuarto el Invisible. Del Protoprincipio habría sido emitido, en primero y quinto lugar el Principio; del Ininteligible, en segundo y sexto lugar el Incomprensible; del Inefable, en tercer y séptimo lugar el Innombrable; del Invisible, en cuarto y octavo lugar, el Ingénito. De esta manera se completaría la primera Ogdóada. Dicen que estas Potencias existieron antes del Abismo y el Silencio, a fin de parecer más perfectos que los perfectos y más gnósticos que los gnósticos. De ellos se podría afirmar con razón: «¡Oh sofistas dignos de toda burla, más melones que seres humanos!» Incluso sostienen entre ellos varias teorías acerca del Abismo: unos dicen que no se casó; otros, que no ha sido ni masculino ni femenino; otros afirman que fue masculino y femenino, porque nació por concepción hermafrodita; otros, finalmente, le asignan al Silencio como esposa, para que así se realice la primera unión matrimonial.

Discípulos de Ptolomeo

...Los más avanzados entre los discípulos de Ptolomeo enseñan que el Abismo tiene dos compañeras a las que llaman Disposiciones: Pensamiento y Voluntad. Porque primero concibió en la mente antes de emitir, dicen ellos, y después lo quiso. Por eso de estas Disposiciones y Poderes, o sea el Pensamiento y la Voluntad, como si ambas se unieran entre sí, brotó la emisión del Unigénito y de la Verdad. Estos dos habrían salido como tipo e imagen visibles de las dos Disposiciones invisibles del Padre: la Voluntad nació de la Mente, y del Pensamiento la Verdad. Por eso la Voluntad engendrada es imagen de lo masculino, y en cambio el Pensamiento, que no ha sido engendrado, es imagen de lo femenino, puesto que la Voluntad es como el poder de la Mente. Pues la Mente siempre pensaba en emitir, pero ella por sí misma no era capaz de emitir lo que pensaba. Mas cuando le sobrevino el poder de la Voluntad, entonces ya fue capaz de dar a luz lo que había concebido.

...¿No te parece, mi hermano, que éstos más que al Señor del universo tienen en mente al Zeus de Homero, que no podía dormir por la preocupación de no saber cómo honrar a Aquiles y acabar con muchos griegos? Pues el Señor del universo al mismo tiempo que piensa realiza lo que piensa; y al mismo tiempo quiere y piensa lo que quiere: él piensa al mismo tiempo que quiere, y quiere al mismo tiempo que piensa; porque todo él es pensamiento y voluntad, todo mente, todo luz, todo ojo, todo oído y todo es fuente de todos los bienes.

...De entre ellos, los que se tienen por más conocedores dicen que la primera Ogdóada no ha sido emitida por grados, un Eón por otro, sino toda simultáneamente y para siempre, como una sola emisión de los seis Eones que fueron dados a luz por el Protopadre y la Mente: ¡como si ellos hubiesen sido las comadronas!. Y ya no dicen que el Hombre y la Iglesia fueron engendrados por el Verbo y la Vida; sino que el Verbo y la Vida fueron engendrados por el Hombre y la Iglesia, de la siguiente manera: cuando el Protopadre tuvo la idea de emitir, se le llamó Padre; y como lo que emitió fue verdadero, a este fruto se le llamó Verdad. Cuando él quiso manifestarse, al resultado se le llamó Hombre. Cuando emitió a aquellos que había pensado, se le llamó Iglesia. El Hombre pronunció el Verbo, que es el Hijo Primogénito; la Vida sigue al Verbo, y de esta manera se completó la Ogdóada.

...Pero luego se pelean acerca del Salvador. Algunos de ellos dicen que fue engendrado por todos los Eones, por lo que se le llama Complacencia, porque a todo el Pléroma le plugo glorificar por medio de él al Padre. Otros dicen que proviene sólo de los diez Eones que fueron emitidos por el Verbo y la Vida, y por eso se le llama el Verbo y la Vida, para conservar el nombre de sus progenitores. Otros dicen que provino de doce Eones engendrados por el Hombre y la Iglesia, y por eso él se confiesa Hijo del Hombre, puesto que desciende del Hombre. Otros dicen que nació del Cristo y del Espíritu Santo, que habían sido emitidos para dar consistencia al Pléroma: por eso se le llamaría el Cristo, para conservar el nombre del Padre que lo emitió. Otros, finalmente, que se llama Hombre al mismo Protopadre de todas las cosas, que es el Protoprincipio y Protoimpensable. Este sería el «gran misterio escondido»: que la Potencia que está sobre todas las cosas y contiene todos los seres se llama el Hombre, y por eso dicen que el Salvador se llamó el Hijo del Hombre.


BASÍLIDES. VIVIÓ POR LOS AÑOS 120-140 EN ALEJANDRÍA.

fue uno de los más célebres gnósticosSus teorías se conocen por san Ireneo (Adversus haereses) y san Hipólito.

Según Ireneo de Lyon, Basílides enseñaba que del Dios supremo habían surgido 365 cielos, uno de los cuales -el nuestro- encierra un mundo "sublunar" y está gobernado por un demiurgo subalterno: el Yahvé de los judíos.

Según Hipólito de Roma, Basílides hace derivar toda existencia de una divinidad suprema inconcebible, de la que se engendran, en sucesivos despliegues, numerosos estratos, el último de los cuales es nuestro mundo, gobernado por el dios de los judíos. Concibe una redención totalmente intelectual, consistente en la súbita revelación (gnosis) de la existencia de Dios, a quien desconocemos por el orgullo inconsciente (esto había de traer consigo una gran ignorancia, que cubriría al universo y a cada ser humano, y no permitiría conocer otros mundos superiores a éste, y sólo quedarían los deseos de elevarse por encima de tal condición).

La moral de Basílides era austera y aconsejaba abstenerse del matrimonio. Basílides tuvo numerosos discípulos, tanto en Egipto como en la Europa meridional. Se distinguió por el uso de expresiones misteriosas y amuletos, como Abraxas. La secta desapareció en el siglo IV.

JUSTINO E IRENEO 120-¿?

San Justino mártir (en sus Apologías y en una obra perdida contra las herejías, que San Ireneo utilizó como su fuente principal para una obra similar) e Ireneo (Adversus Haereses) cuentan el mito de Simón y Elena. De acuerdo con este mito, que era el centro de la religión simonista, al principio de los tiempos Dios tuvo su primer pensamiento llamado Ennoia o Sophia, que era una mujer y de ese pensamiento surgieron los ángeles cuando descendió a las regiones inferiores de la creación. Pero los ángeles se rebelaron contra ella por celos y crearon el mundo y lo convirtieron en su prisión, donde apresaron su cuerpo femenino. Desde entonces ella se reencarnó muchas veces, y en cada ocasión resultó humillada. Entre sus muchas reencarnaciones se encontraba Helena de Troya, y finalmente se reencarnó como Elena, una esclava y prostituta de la ciudad fenicia de Tiro. A su vez descendió bajo la forma de Simón el Mago para rescatar a su Ennoia. Tras redimirla de la esclavitud viajó con ella, proclamándose Dios y a ella como su Ennoia, prometiendo que disolvería el mundo que los ángeles habían creado en su rebelión, pero quienes confiasen en él y en Elena regresarían con ellos a los mundos superiores.

Justino e Ireneo ofrecen otras informaciones: que Simón procedía de la ciudad samaritana de Gitta y que los simonianos adoraban a Simón en la forma de Zeus y a Elena en la forma de Atenea. También dice que el emperador Claudio levantó una estatua a Simón en una isla del río Tíber con la inscripción Simoni Deo Sancto "A Simón, el Dios Santo". Sin embargo, en el siglo XVI, en la citada isla se desenterró una estatua dedicada a Semo Sancus, una deidad de los sabinos, lo que ha llevado a muchos eruditos a pensar que Justino confundió al dios Semoni Sancus con Simón el Mago.



  • APULEYO (MADAURA, 123/5 - EN TORNO A 180)



  • Llamado Lucio Apuleyo -si bien el praenomen Lucio se toma del protagonista una de sus obras, El asno de oro- fue el escritor romano más importante del siglo II, muy admirado tanto en vida como por la posteridad. Posiblemente un bereber muy romanizado, nació en Madaura (ciudad romana de Numidia en la frontera con Getulia), en la actualidad conocida como Mdaourouch (Argelia). En su tiempo fue una zona alejada de los principales centros culturales de la latinidad, radicados en Italia, aunque el desarrollo urbano y económico de la misma permitieron que, hacia el siglo II, importantes intelectuales y políticos romanos procedieran de la zona.

El padre de Apuleyo era un magistrado provincial, que, de acuerdo con una inscripción hallada en el lugar, alcanzó el rango de alcalde de Madaura; de él heredó una cuantiosa fortuna. Apuleyo estudió primero en Cartago y luego en Atenas, donde, entre otras materias, se familiarizó con la filosofía platónica. Se lo recuerda, sobre todo, por sus Metamorfosis, novela alegórica y picaresca, también conocida como El asno de oro. No se tiene la certeza de que "Lucio" haya sido su nombre: fue a partir del personaje homónimo de la novela que se le comenzó a atribuir éste. Si bien está considerado como uno de los pocos escritores originales del siglo II, existe un antecedente de esta novela, Lucio o El asno, de origen griego, atribuida a Luciano de Samosata. En tal obra el protagonista tiene el mismo nombre, y, aunque mucho menos elaborada y extensa, algunas de las aventuras narradas son parecidas. No obstante, existe una cierta ambigüedad en cuanto a la datación de esta obra, que pudiera ser una reelaboración posterior en griego; en todo caso, son obras que aparecen por la misma época.

Hombre deseoso de conocimientos, Apuleyo se adentró, además de en la filosofía, en la religión, la ciencia y la retórica. Tras ser iniciado en el culto de Isis, marchó a Roma a estudiar retórica. Más adelante, se dedicó a recorrer Asia Menor y Egipto para continuar sus estudios de filosofía y religión. En el camino desde Cartago hacia Egipto, tuvo la mala fortuna de parar en Oea (actual Trípoli), donde fue acusado de usar la magia para conseguir los favores (y riquezas) de la viuda Pudentila; en su defensa declamó y publicó un agudo discurso de -la Apología pro se liber- ante el procónsul de África Claudio Máximo y los magistrados de Sabratha, en la Tripolitania.

Otras obras suyas son: Sobre el daimon de Sócrates, Flórida, Sobre Platón y su doctrina, y también un Sobre el mundo. El asno de oro (o Metamorfosis) es la única novela romana que ha sobrevivido completa. Se le puede considerar antecedente de un género literario, el de la novela picaresca, en el que luego encontraremos grandes desarrollos a partir del siglo XVI (se postulan influencias, por ejemplo, en distintos episodios del Quijote). Hay algunas teorías que mantienen que la iniciación en los misterios de Isis relatada en el Asno de Oro es autobiográfica.

Su obra más conocida es El asno de oro. Narra cómo el joven Lucio, víctima de un hechizo fallido que lo transforma en asno, sin perder sus facultades intelectuales -salvo el lenguaje-, pasa por varios amos y diversas aventuras. El tono humorístico es dominante, pero también hay reflexiones de tipo filosófico y religioso. Es una obra imaginativa, irreverente y divertida que relata las increíbles aventuras de Lucio metamorfoseado en asno. Bajo esta apariencia oye y ve gran número de cosas extrañas, mismas que son relatadas como cuentos intercalados en la novela, hasta que Isis le devuelve su forma humana. Una interpolación desarrolla una de las más bellas muestras de la cuentística de la Antigüedad Clásica, la fábula de Eros y Psique (Cupido y Psique). Este relato es el más extenso de la novela y da cuenta de las tribulaciones del Alma (Psique) para alcanzar al Amor (Eros) y la inmortalidad. Como ya ha sido mencionado, hay algunas teorías que mantienen que la iniciación en los misterios de Isis relatada en el último libro de las Metamorfosis es autobiográfica.

La labor de Apuleyo también tuvo como objetivo la difusión de la filosofía (especialmente platónica), el saber retórico y la difusión de los cultos mistéricos predominantes en el Imperio romano. De su obra como filósofo han sobrevivido sólo textos con características de traducciones, con muy poco desarrollo personal: De deo Socratis (El demón de Sócrates, en donde expone la idea de los seres mediadores entre los dioses y los hombres), De Platone et eius dogmate (Sobre Platón y su doctrina, que es un compendio de los principales conceptos de la filosofía de Platón), De mundo (Sobre el mundo, recopilación de temas científicos procedentes del Liceo aristotélico).

Con respecto a la retórica, disciplina que se creó en Grecia pero que tuvo un auge importante en Roma gracias a tratados como los de Cicerón, Apuleyo dejó la única muestra de un discurso legal: Apología o De magia pro se liber (Apología o Discurso sobre la magia en defensa propia) así como un conjunto de fragmentos discursivos: la Flórida.



CERINTO—170-¿??

fue un líder de una secta de finales del siglo I o principios del siglo II, una ramificación de los Ebionitas, similar al Gnosticismo en algunos aspectos, interesante porque muestra el amplio rango de conclusiones a las que podían llegarse a partir de la vida y enseñanzas de Jesús. Cerinto es recordado en la historia primitiva de la Iglesia cristiana por haber sido un Heresiarca, o sea un líder herético de una secta. Se cree que fue contemporáneo de San Juan quien escribió el cuarto Evangelio contra él y sus enseñanzas.



Enseñanzas

Se desconocen las fechas de su nacimiento y muerte. En la provincia romana de Asia fundó una escuela y se hizo de discípulos. Ninguno de los escritos de Cerinto han sobrevivido y, en realidad, es muy poco probable que alguna vez hubieran sido muy diseminados. Como es usual, se pueden interpretar sus enseñanzas sólo a través de lo que reportaban sus enemigos ortodoxos. Para la época en que se tienen los recuentos más detallados de las enseñanzas de Cerinto, de Epifanio en el siglo IV, los recuentos vienen de segunda y tercera mano y no son completamente de fiar.

El recuento más temprano sobre Cerinto lo da Ireneo en su refutación del Gnosticismo, Adversus haereses (I: xxvi; III: iii y xi), escrito alrededor del año 170. De acuerdo con Ireneo, Cerinto, un hombre educado en la sabiduría de los Egipcios, decía tener inspiración angélica. Enseñó que el mundo visible y los cielos no fueron hechos por un ser supremo, sino por un poder menor (el Demiurgo) distinto de él. No Yahveh sino los ángeles hicieron el mundo y le dieron sus leyes. Estos ángeles-creadores no conocían de la existencia de Dios. La ley judía se volvía entonces sagrada y esencial para la salvación.

Cerinto distinguió entre el hombre Jesús y el Cristo. Negó el nacimiento sobrenatural de Jesús, haciéndolo hijo de José y María, y distinguiéndolo de Cristo, que descendió sobre él en el bautismo y lo dejó de nuevo en su crucifixión. También se decía que Cerinto enseñó que Jesús será levantado de entre los muertos en el Último Día, cuando todos los hombres se levantarán con Él.

En ese sentido, era similar a un ebionita en su cristología, pero gnóstico en su doctrina de la creación.

Cerinto creía en un milenio feliz que sería realizado en la tierra antes de la resurrección y en el reinado espiritual de Dios en el cielo.

De acuerdo con Ireneo, Policarpo de Esmirna contaba la historia de que San Juan el Divino, en particular, se decía que temía tanto a Cerinto que una vez huyó de un baño cuando se enteró que Cerinto estab dentro, gritando "¡Huyamos, antes de que el edificio se venga abajo; pues Cerinto, el enemigo de la verdad, está adentro!".

Entre las enseñanzas de Cerinto que eran opuestas a las de los apóstoles y otros padres de la Iglesia:

Una deidad menor creó el mundo físico

Jesús el hombre y "Cristo" el espíritu divino no eran el mismo

Justificación por las obras, en particular la observancia ceremonal del Judaísmo

Cerinto podría haber sido el supuesto receptor del Apócrifo de Santiago (codex I, texto 2 de los Manuscritos de Nag Hammadi), aunque el nombre escrito ahí es casi ilegible. Algunos Padres de la Iglesia detractores del libro conocido como Apocalipsis de San Juan atribuían la autoría del mismo a Cerinto, debi


AMONIO SACCAS O AMONIO SACAS (O TAMBIÉN SAKKAS), (CA. 175 - 242)

fue un filósofo de Alejandría del siglo III, con frecuencia considerado el fundador del neoplatonismo.Su sobrenombre procede del trabajo de cargador que realizaba en su juventud en el muelle, "cargador de sacos" (en griego sakkas o sakkuforos). Según parece, fue educado en el cristianismo y luego abrazó el paganismo. Su influencia se debió al ejemplo de su vida y a sus enseñanzas, las cuales son difíciles de conocer directamente pues no dejó nada escrito. Se limitaba a transmitir sus doctrinas verbalmente, enseñando la filosofía con cierto misterio, encargando a sus discípulos el secreto. A este filósofo se le llegó a llamar «instruido por Dios», y sus discípulos Plotino, Longino y Erenio le tenían por «teodidacto». También fueron sus discípulos Teodosio, Orígenes (no el cristiano), Hierocles y Longino Casio. Algunos autores piensan que también estudió con Amonio Orígenes el cristiano, pero no hay datos claros sobre este punto.



PLOTINO DE ALEJANDRIA – 204

Nació en el 204 ó el 205 en la ciudad egipcia Licópolis, hoy Assiut.. Participó de la expedición del emperador Gordiano contra Persia con el fin de conocer la filosofía de ese imperio y la de la India. En el año 244 abrió una escuela de Filosofía en Roma, donde adquirió gran prestigio. En la vida diaria redujo la comida y el sueño a lo indispensable. Era vegetariano, nunca contrajo matrimonio y tampoco se dejó retratar. Sus escritos fueron ordenados y publicados por su discípulo Porfirio, en  seis secciones de nueve tratados cada una, de ahí su nombre: Enneadas (Enéadas, novenarios).

El Primer Principio, del que proceden todas las cosas, es el Uno, concepto que Plotino tomó del mismo Platón, quien llamaba a la idea de la que participaban todas las cosas "Bien" o "Uno". El Uno, del que todas las cosas proceden, está incluso más allá del ser. “Ningún concepto, ninguna ciencia de él es posible, y así puede decirse que está más allá del ser.” (Enéadas V, 4, 1)

Del Uno todo procede por emanación (panteísmo). En primer lugar el espíritu o nous, que es, por lo tanto, el segundo principio plotiniano. El nous no puede ser la primera realidad porque en él se da un cierto dualismo: el conocimiento y lo conocido. El nous reúne todas las ideas. Reúne en sí al mundo inteligible y al Demiurgo de Platón.

En el 232 entró en el círculo de Ammonio Saccas (o Sakkas) en Alejandría, de quien también fueron discípulos Orígenes (no el cristiano)[cita requerida], Longino y Erenio. Se dice de él que recogía niños huérfanos y les daba educación. Su discípulo Porfirio, autor de su biografía Vida de Plotino y de la sistematización y publicación de su obra central Enéadas, refiere que en los seis años que estuvo con él tuvo hasta 4 uniones místicas.

Desde el 254 comienza a poner sus obras por escrito. Sus tratados son en total 54 y están ordenados en seis grupos de nueve, resultado de lo cual reciben el nombre de Enéadas. Se considera como uno de los Tratados más sólidos de la Antigüedad, junto a los de Platón y los de Aristóteles. Murió aquejado de una dolorosa enfermedad (lepra) en el 270 d.C. a los 66 años.

Definido como Neoplatónico místico, Plotino realiza una nueva fundamentación de la metafísica clásica, tomando caminos más ligados a la mística de raigambre pitagórica y platónica que al camino seguido por Aristóteles.

Habría que partir de la idea de que la filosofía de Plotino es una suerte de Cosmogonía unida a una Física. La forma teórica que asume su discurso es la metafísica. En ese sentido es heredero de Aristóteles y, sobre todo, de Platón.



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