Condecoración al embajador oscar navas tortolero quito, 1 de junio de 2011



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CONDECORACIÓN AL EMBAJADOR OSCAR NAVAS TORTOLERO

Quito, 1 de junio de 2011

Queridas compañeras, queridos compañeros:

En nuestra América, cuando las enormes distancias entre los pobres y los ricos se hacían cada vez más infranqueables, cuando se planificaba y se sentaban las bases de los más grandes atracos a los dineros del pueblo, cuando los medios de incomunicación trabajaban en la desmemoria, se nos planteó el “fin de la historia”; más allá solo quedaba la resignación y el olvido; después de nosotros, el diluvio, decían. Pero la historia viva, la memoria subversiva, combatió duramente en las calles, en las plazas, para que alumbrara en esta región del mundo el verdadero principio de la nueva historia, el resurgir de nuestros pueblos.

El proceso bolivariano en Venezuela marcó el despertar en Suramérica, en Centroamérica y el Caribe; se desarrollaron y se desarrollan procesos de lucha popular por la soberanía, la inclusión, la equidad, la justicia, el desarrollo integral de nuestras sociedades, sin tutelajes, sin vasallajes; le siguieron Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador, Uruguay, Nicaragua… Lo inició Venezuela, y todavía es duro entender cómo pudo sobrevivir, no solo vencer, el gobierno del presidente Hugo Chávez, allá en el 98, cuando luchaba contra todo y contra todos, en pleno auge neoliberal; pero, fue el inicio de ese despertar de América Latina, que lo siguió, insisto, Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador, Uruguay, Nicaragua… Procesos que favorecen la ampliación de los derechos ciudadanos, el efectivo ejercicio de esos derechos; reformas constitucionales que cuentan por primera vez con la real participación de las grandes mayorías, que por primera vez no se realizan a espaldas de las ciudadanas, de los ciudadanos, en base a “consensos” allá en países extranjeros…

Ese despertar que ahora viven nuestros pueblos ya estaba en los sueños de Francisco de Miranda, hace doscientos años, en la visión del “Primer Venezolano Universal”, el mártir de la libertad americana… Este despertar ya estaba impreso en esa bandera tricolor que flameaba y sigue flameando en la espada del Libertador Simón Bolívar, que ahora recorre nuestros caminos con su convocatoria a la unidad, a la integración, a la equidad y a la justicia, porque el Libertador pensaba en siglos y miraba en continente.

Hace doscientos años, nuestra primera independencia no fue una tarea de iluminados, sino el producto de la lucha cotidiana de miles de hombres y mujeres decididos a obtener su libertad. Muchas veces con los mismos repartos, frecuentemente hasta con los mismos actores (es decir, los desleales, los traidores, los cobardes), aquellos que decían que no se puede cambiar nada, “cuestionar al rey es cuestionar a Dios”…, ahora, en la lucha contra los poderes fácticos en nuestra América, nos dicen que criticar a esos negocios dedicados a la comunicación es criticar a la libertad de expresión. Con ese criterio, es equivalente decir que criticar al Presidente es criticar a la democracia ¡Absurdo!

Hoy, vivimos un verdadero cambio de época, no solamente una época de cambios, que se refleja en transformaciones profundas, rápidas, pacíficas, democráticas, que buscan nuestra segunda y definitiva independencia, que buscan la construcción de la Patria Grande, la construcción del ¡Buen Vivir…!

Somos bolivarianos y alfaristas, pero también somos sucristas. Hace pocos días pusimos una corona en el mausoleo del Gran Mariscal de Ayacucho en la Catedral Metropolitana de Quito. Antonio José de Sucre, hombre extraordinario, jamás abusó de su condición de vencedor, de su posición de fuerza. Siempre exigió después de la batalla exactamente lo mismo que antes de librarla. Nuestra revolución ciudadana es sucrista: Después del rotundo triunfo popular del 7 de Mayo, haremos exactamente lo que ofrecimos. Aquí no hay cartas escondidas. Somos gente honrada, transparente. Toda la campaña de desprestigio durante cuatro años que ha llevado la prensa corrupta, no ha logrado desgastar ese inmenso apoyo popular a la Revolución Ciudadana. Cumpliremos lo que propusimos y lo que aprobó y ordenó el pueblo ecuatoriano en las urnas. Aunque se sigan oponiendo y busquen caminos tortuosos, truculentos, llenos de leguleyadas, trampas y embustes, nosotros cumpliremos con el mandato del soberano.

Los mismos sectores económicos, los mismos representantes de los poderes fácticos, son los que se han unido para intentar detener los cambios necesarios; son los mismos que prepararon las balas para matar a Sucre en Berruecos, los mismos que consumieron la vida del Libertador, los mismos que indujeron a la Hoguera Bárbara; los mismos que incitaron, patrocinaron y ahora tratan de dejar en la impunidad los trágicos hechos del 30 de Septiembre pasado, son los mismos que buscan acabar con nuestra revolución. ¡Pero no lo van a lograr! ¡Aquí está la fuerza del pueblo! Aquí están los pensamientos, las acciones, la lealtad con la Patria, de los verdaderos luchadores por la consecución de la libertad a través de la justicia.

Pero tenemos mucho que aprender de la historia, revisemos las luchas libertarias, revisemos las luchas alfaristas y verán, insisto, que así como había la voluntad de millones de ser libres, de cambiar las cosas, habían también los traidores, los cobardes, los desleales, los temerosos, los taimados, los que querían endiosar a los poderes fácticos; pretendiendo que, criticar a esos poderes fácticos, era criticar verdades absolutas, libertades fundamentales, etcétera. Tenemos mucho que aprender de la historia.

Querido amigo, embajador Oscar Navas Tortolero, al otorgarle la condecoración de la Orden Nacional Honorato Vásquez en el Grado de Gran Cruz, honramos la memoria del Mariscal Antonio José de Sucre, honramos el espíritu libertario de Francisco de Miranda, nos reafirmamos en la vocación bolivariana y alfarista, estrechamos los lazos de hermandad que animan a nuestros pueblos y gobiernos, la amistad que nos une al Presidente Hugo Chávez Frías, reafirmamos el cariño que sentimos los ecuatorianos por el pueblo venezolano, por su proceso y por su gobierno revolucionario.

Al entregarle esta condecoración, reconocemos el trabajo intenso y extenso que ha realizado en nuestro país, sus aportes para el fortalecimiento de las relaciones bilaterales entre Venezuela y Ecuador. Ya lo ha mencionado Oscar, pero permítanme recordar algunas de ellas, algunas de esas acciones concretas que han consolidado los lazos de amistad que siempre han existido entre nuestros dos pueblos: La Misión Milagro que realizó 7.000 cirugías de cataratas y devolvió la vista a personas de escasos recursos, gente sencilla de nuestro pueblo. Hay que subrayar que Ecuador es el país en donde la Misión Milagro Internacional realizó el mayor número de operaciones. De aquello, hubo un manejo doloso por parte de cierta prensa corrupta que acusó a la representación venezolana de “auspiciar marchas en contra del TLC”; situación que fue desvirtuada plenamente. Recordamos que algún candidato de la ultra derecha, aquel que vencimos en la segunda vuelta electoral del 2006, como gran oferta de campaña manifestó que, de ser presidente, rompería relaciones con Venezuela. La respuesta del pueblo en las urnas fue contundente ante tamaño disparate; pero frente a éstas y a otras arremetidas de los sicarios de tinta, siempre respondió el Embajador Oscar Navas desde la dignidad, desde la soberanía, desde el corazón de un pueblo que no se arredra ante ninguna circunstancia. Recordamos cuando enfrentó las declaraciones de un surtidor de veneno (creo que se llama… Montaner), de un taimado agente del imperialismo que navega en los charcos de tinta con bandera de “periodista”; que, por desgracia se publicó en nuestro país, en “El Comercio”, causándonos vergüenza a los ecuatorianos.

Hay que resaltar la incorporación de más de 250 postulantes ecuatorianos al programa de becas de Fundayacucho, para realizar estudios de pregrado en universidades venezolanas, en diferentes disciplinas.

El trabajo conjunto de Ecuador y Venezuela como miembros plenos de la ALBA-TCP: Tratado de Comercio de los Pueblos, en respuesta a los Tratados de Libre Comercio que no son de los pueblos, son del gran capital. En el ALBA, impulsamos el comercio, pero el comercio solidario, el comercio coordinado, el comercio de beneficio mutuo; no el comercio de la “competencia”, de la ley de la selva, del sálvese quien pueda. Y el uso del diálogo, también lo fomentamos permanente dentro del ALBA-TCP, para obtener la concertación de posiciones de Estado y de Gobierno en los foros internacionales y en los escenarios multilaterales; siempre dentro de los preceptos de la solidaridad y la libre determinación de los pueblos.

El incremento cuantitativo y cualitativo de la relación comercial de Ecuador con Venezuela, que pasó de 700 millones de dólares en el año 2006 a 1.500 millones de dólares al cierre del 2010, es decir, más que se ha duplicado en nuestro gobierno. Pero por supuesto, para la peluconería, si no aumenta el comercio con los Estados Unidos es que hemos fracasado en nuestra política comercial, ¿verdad? Si, más que se duplica el comercio con países cercanos, hermanos, latinoamericanos, eso no es relevante; solo algunos son los selectos privilegiados para que las élites de este país consideren que ha mejorado la política comercial. Así pues, mejora el comercio con determinados mercados; pero el comercio con Venezuela, país hermano, en estos cuatro años de Revolución Ciudadana se ha más que duplicado.

La firma de más de 100 convenios de cooperación, que van desde la alianza energética, la seguridad social y el comercio complementario para el desarrollo, hasta los ámbitos de la seguridad y la defensa, así como los de la educación y la cultura.

Se encuentran en marcha muchos proyectos comunes, gran-nacionales como hemos querido llamarlos, en contraposición a las transnacionales; “transnacionales”, más allá de las naciones; aquí decimos, son las grandes naciones, la nación de naciones, nos unimos los latinoamericanos para tener nuestras empresas comunes…; proyectos estratégicos, proyectos emblemáticos de nuestras empresas petroleras estatales, las abanderadas de nuestra soberanía, PETROECUADOR y PDVSA. Entre estos proyectos, entre estas empresas: la Refinería del Pacífico; la exploración del Bloque 4 del Golfo de Guayaquil; el intercambio de crudo por derivados; la recuperación del Campo Sacha; la producción de lubricantes con marca propia. Construimos así las bases de una sólida integración, estamos conquistando por fin el horizonte visionario, que Bolívar atisbó hace doscientos años, estamos trabajando día a día por conseguir nuestra segunda y definitiva independencia.

Todo lo anterior es fruto de un trabajo sostenido cuyo seguimiento se ha dado a través de ocho Encuentros Presidenciales Binacionales. Esa es la nueva América, la nueva época, el cambio de época que vive nuestra América: ocho Encuentros Binacionales Presidenciales que son símbolo de la unión recuperada, incentivada y consolidada entre Venezuela y Ecuador, no meros encuentros para la foto, como ocurría en el pasado. Llevamos un control estricto de los logros, y de los temas pendientes, rezagados y por cumplir. Vamos a derrotar al burocratismo, a la antigua diplomacia del “estricto protocolo”, de la foto y la figuración que terminaba archivando los acuerdos firmados. El próximo martes nos honraremos nuevamente con la visita del presidente Hugo Chávez Frías, para llevar a cabo el Noveno Encuentro Binacional Presidencial; y, con ello, controlar los avances en estos convenios entre Venezuela y Ecuador.

Hoy, tenemos la voluntad política de avanzar en los proyectos gran-nacionales, la voluntad de sostener y ahondar los acuerdos de todo tipo entre nuestros países.

Al imponer al Embajador Oscar Navas Tortolero, en prueba de amistad y gratitud, la condecoración Honorato Vásquez en el grado de Gran Cruz, por su trabajo desplegado a lo largo de estos fecundos, fecundísimos, ocho años, nos sentimos orgullosos de estrechar las manos de un verdadero amigo. Ecuador y Venezuela están más cercanos que nunca, más unidos que nunca en la causa de la integración, en el camino de cumplir con el legado bolivariano, con los sueños de nuestro común Libertador.

Oscar Navas fue miembro de la Asamblea Nacional Constituyente por el Estado de Carabobo, Director General de VENPRES, la Agencia Oficial de Noticias del Estado venezolano.

Miembro de la Dirección Nacional del Movimiento Quinta República, su Director Político Nacional y Secretario Permanente. Por último, los ocho últimos años ha desempeñado las altas funciones de Embajador Plenipotenciario de la República Bolivariana de Venezuela en la República del Ecuador, habiendo llegado a ocupar el decanato del GRULAC (Grupo Latinoamericano y Caribeño).

El Embajador Navas es padre de cuatro mujeres y un varón: Ana Gabriela, María Fernanda, Oscar Ricardo, Daniela Andreína y Camila. María Fernanda, es ecuatoriana, nació aquí durante la permanencia de la familia en el asilo político entre 1992 y 1993, por haber participado Oscar Navas en la insurrección de noviembre de 1992, ocurrida a tres años del “Caracazo”, aquella conmoción inmensa y aquel asesinato del pueblo que explotó en protestas ante la peor crisis de la historia venezolana, fruto de los ajustes neoliberales; empezaba con toda brutalidad la época neoliberal también en Venezuela.

El embajador ha recibido varias condecoraciones, entre ellas la de la “Orden del General Rafael Urdaneta”, héroe independentista de grata recordación para los ecuatorianos.

Al condecorarlo, querido amigo del Ecuador, reconocemos los gestos solidarios del pueblo y el gobierno venezolano para con nuestro país; reconocemos el trato solidario, deferente que han recibido de parte del gobierno venezolano nuestros compatriotas, quienes han hecho de Venezuela su hogar, como Sucre hizo de Ecuador su Patria, no su “Segunda Patria” sino su Patria, porque se sentía de verdad ciudadano de la Patria Grande. Recordemos que Bolívar dijo: “No importa dónde se nace ni donde se muere sino donde se lucha”.

Llevamos en el corazón la solidaridad de Venezuela ante la agresión que sufrimos el 1ro. de marzo de 2008, por parte del gobierno colombiano de ese entonces, capítulo negro que consideramos gracias a Dios definitivamente superado, aun cuando las fuerzas coaligadas de la reacción continúen recurriendo a las ‘supercomputadoras’ cada vez que necesiten atacar la imagen del Presidente ecuatoriano, como ocurrió hace poco durante el octavo proceso electoral que pierden contra el pueblo ecuatoriano, que el pueblo les ha ganado, una vez más, pese a los ríos de veneno, pese a la sarta de mentiras.

Jamás olvidaremos la solidaridad de Venezuela en los aciagos sucesos del 30 de septiembre de 2010, ante la conjura de las fuerzas retardatarias ocultas detrás de una insubordinación policial, azuzada y manipulada. Recordamos las inmediatas declaraciones de respaldo del presidente Chávez, la presencia de su canciller en la reunión urgente de UNASUR, la firma de la Declaración de Buenos Aires, que entre otras resoluciones estableció por unanimidad sancionar a los países en los que se quiebre el orden constitucional.

Nuestras repúblicas, querido Oscar, querido embajador, honran el sueño de Bolívar, de Sucre, de Alfaro… por la integración, por la hermandad, por el progreso real de nuestros pueblos. Éste, es un proceso continental, que busca la unidad para constituir la “Gran Nación de Repúblicas Hermanas”, para definir una voluntad política soberana, independiente, democrática, que busca consolidar dicha soberanía, la equidad, la justicia, la paz, el buen vivir; que asume una Nueva Arquitectura Financiera Regional, capaz de revertir y desterrar para siempre las taras del egoísmo, el aislamiento y la competencia fratricida por recursos, entre nuestros pueblos y países; una nueva arquitectura financiera, que elimine la subordinación a los organismos financieros internacionales y que supere los límites de la integración meramente comercial; así como, las profundas asimetrías en que ha vivido, o en que ha sobrevivido, para ser más precisos, la región.



Rechazamos las sanciones impuestas por consideraciones geopolíticas a la mayor empresa estatal de un país soberano, la hermana República Bolivariana de Venezuela, me refiero a las sanciones impuestas arbitrariamente, prepotentemente a PDVSA. Creemos que los tiempos de la imposición, la agresión, que los tiempos del uso indiscriminado de la fuerza, los tiempos del chantaje y el atropello, el vasallaje, no deberían moverse del lugar al que pertenecen: el basurero de la historia. Ojalá que las potencias dejen de jugar con fuego, estirando a conveniencia los conceptos de “democracia”, “libertad”, “justicia”… Hemos expresado nuestro firme rechazo a las agresiones a Libia. La prensa no ha sacado suficientemente lo que ha pasado en Libia: bombardeo a civiles, supuestamente para defenderlos de los ataques de Gadafi; entonces, ahora los bombardea la OTAN, y ahí sí, tienen derecho. La muerte de tres nietos de Muamar Gadafi, menores de dos años. Independientemente de la culpa o no de su abuelo ¿cómo puede justificarse tres muertes de niños de menos de dos años?

Del mismo modo rechazamos las “sanciones” (entre comillas) impuestas a PDVSA, que es lo mismo que decir sancionar a Venezuela. Nuestra solidaridad combativa frente a las agresiones, frente a las actitudes prepotentes, retardatarias que pretenden “castigar” las relaciones soberanas de nuestros pueblos con cualquier nación.

Para nosotros, la Patria es América”, decía Bolívar, y aquella sentencia, que parecía utópica, o siempre traicionada por la resignación o sumisión de los gobiernos del continente a los poderes omnímodos, se está haciendo realidad.

Nuestros mayores augurios por el bienestar del pueblo venezolano. Nuestros votos porque los años venideros, querido amigo, Embajador, sean para Usted y para el entrañable pueblo venezolano de mayores realizaciones, ventura y felicidad. Y decirle a Venezuela que, como allá, aquí en Ecuador nadie da ni un solo paso atrás.



¡Hasta la victoria siempre, compatriotas!

Rafael Correa Delgado

PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DEL ECUADOR


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