IntroduccióN



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#347


(EL “DÈJÁ VU”)

MÓNICA ROMERO SÁNCHEZ

Grupo: T


INTRODUCCIÓN
Cuantas veces en nuestra vida estamos seguros de experimentar algo que ya hemos conocido, sentido o sufrido anteriormente. ¿La historia realmente auto-repite?, ¿es esta una experiencia objetiva, una “mala jugada” de la memoria? o ¿estamos viviendo un fenómeno paranormal, el cual escapa a los límites de la conciencia?
La ilusión del dèjá vu aparece cuando una persona tiene una sensación inadecuada de familiaridad con la situación que está viviendo, pero sin saber cómo ni cuándo. En la ocurrencia de dicho fenómeno, la persona tiende a anticipar con total certeza el resto de acontecimientos que sucederán (es cómo estar viviendo nuevamente lo vivido) durante una fracción de segundo y suele ir acompañado de sentimientos de euforia, melancolía o extrañeza. Debido a su carácter subjetivo y a la imprecisión de las explicaciones que aportan los que lo han experimentado, el fenómeno ha sido considerado por la ciencia cómo algo demasiado raro y efímero para ser replicado en un laboratorio, lo que ha provocado que hasta ahora no se haya contado con estudios que ahonden en su etiología y nos ofrezcan teorías o explicaciones más precisas sobre el mismo.

A lo largo de la historia el dèjá vu ha despertado más interés entre escritores, poetas y clarividentes que entre científicos y psicólogos, quienes han tendido ha considerarlo como un “ fenómeno interesante pero insoluble”. En la literatura encontramos definiciones tan exquisitas y acertadas como la que nos ofrece el poeta Nathaniel Hawthorne quien lo llamó “ese extraño sentimiento que nos hace recordar caprichosamente una escena que sucedió antes, de la cual la que está ocurriendo en el momento no parece ser más que un eco o un duplicado de la misma”.

Salvo un breve y tardío flirteo con dicha experiencia a finales del siglo XIX (1890), el dèjá vu (“ya visto” o “ya experimentado”, expresión francesa que acuñó Emile Boirac a principios de este siglo) no ha suscitado verdadero interés hasta las últimas décadas, en las que una serie de almas intrépidas han abierto de nuevo su estudio científico, valiéndose de los avances recientes en el campo de la neurología y de la memoria y atención. Entre los recientes estudios cabe destacar el libro “La experiencia del “dèjá vu: ensayos en psicología cognitiva”, de Alan S. Brown, profesor de psicología en la Sothern Methodist University, en Dallas (Texas), el cual aborda el estudio de esta ilusión desde la psicología cognitiva, ofreciéndonos cuatro interesentes y prometedoras teorías (hipótesis del “doble procesamiento”, teorías puramente neurológicas, hipótesis de la “doble percepción” y la hipótesis que respalda que la génesis de dicha experiencia está en algo que hemos visto o imaginado antes en la vida real).

Pese al reciente interés que ha suscitado el dèjá vu y a su abordaje desde la ciencia y la psicología, aún seguimos topando con un término ampliamente utilizado en libros, artículos y conversaciones pero cuyo conocimiento nos sitúa solamente en el umbral de una exploración científica más profunda. Debido a todo ello será necesario aunar los esfuerzos de los investigadores que trabajan en áreas diversas para ayudar a desentrañar este engaño amorfo de la memoria.



DESARROLLO


A lo largo de la historia se han formulado una gran variedad de definiciones en torno a la experiencia del déjá vu ( quizás esa acumulación de denominaciones sea debido a la naturaleza subjetiva y a la ambigüedad que acompañan al fenómeno. De todas ellas la más acertada y precisa es la que nos ofrece Robert L. Vaessen, quién sirviéndose de diferentes fuentes consiguió construirla: “Ilusión de que se ha vivido previamente una experiencia que está ocurriendo en el presente. Sensación de estar reexperimentando algún acontecimiento, sonido u olor específico del pasado. Impresión de ver o experimentar algo ocurrido con anterioridad”. Podríamos decir que se produce una situación de “familiaridad sin conocimiento”.

La ilusión del déjá vu viene acompañada de una serie de características informadas por aquellos que la han vivido. Así nos encontramos con que estamos tratando con un fenómeno bastante común entre la población (un tercio dicen haberlo experimentado), el cual lleva emparejado sensaciones de extrañeza, euforia y melancolía. Es repentino y efímero, yéndose de forma tan inesperada como vino y sumiendo a quien lo sufre en un estado de confusión y perplejidad. Mientras la experiencia está teniendo lugar puede ser descrita con total claridad y detalle, sin embargo una vez que desaparece (su duración suele ser bastante breve, apenas unos 10 o 30 segundos) es bastante difícil relatar o contar lo sucedido. Las personas suelen relatar que aparece en ellas la sensación de ser sólo espectadoras de lo que les ocurre independientemente de su voluntad.

En las últimas investigaciones llevadas a cabo en el intento de clarificar el origen del fenómeno se han apuntado una serie de características comunes que podrían derivar en la apertura de nuevas vías de estudio: -Las personas de tendencia progresista lo experimentan con más frecuencia que los conservadores. –Disminuye con la edad. –Suele suceder en ambientes ordinarios, cuando el sujeto se encuentra relajado y en la compañía de amigos. –La fatiga y la tensión también suelen acompañar a la ilusión. –Su ocurrencia aumenta con la educación (suele ser más informado por personas con estudios universitarios o educación avanzada) -Es más común en personas que viajan y recuerdan sus sueños. –Es más frecuente por la tarde y en el fin de semana (esto puede estar ligado a que ocurra cuando el sujeto está relajado o se encuentra cansado).

La ilusión de deja vu no es única, ni aparece ligada a una misma forma, sino que puede experimentarse de diversas maneras. Así nos encontramos con la clasificación que nos ofrece Arturo Funkhouser, quien distingue tres tipos:


  • Vecu del déjá (experimentado o vivido ya). Es esta la experiencia más común del fenómeno e implica la sensación de hacer algo o estar en una situación idéntica ya vivida anteriormente, sabiendo con total certeza lo que sucederá después. Dicha experiencia implica más modalidades sensoriales que la propia vista, como pueden ser el oír, el saborear un alimento o el tacto. Otra característica a destacar es que aunque el episodio en sí mismo dura solamente una fracción de segundo, puede ser recordado después con total precisión (los sujetos suelen recordar detalles minuciosos)

  • Senti del deja (se ha sentido ya). Consiste en la satisfacción producida por la recuperación de un elemento en la memoria aunque éste no fue buscado activamente. Esta forma del dèjá vu no implica ninguna sensación de premonición y los episodios se disipan rápidamente de la memoria. Su origen suele asociarse a las experiencias de pacientes epilépticos los cuales sufren pequeños ataques espontáneos en el lóbulo temporal.

  • Visité del deja (visitado ya). Acontecimiento más raro, durante el cual la persona visita un nuevo lugar y siente que es familiar. Suele asociarse más a dimensiones espaciales mientras que en el vecu del deja se asocia a situaciones y procesos.

Según el autor de esta clasificación las experiencias del deja vu pueden presentarse en una de las tres formas o ser una versión mezclada de todas.



¿Qué causa un episodio de dèjá vu?

Si realizamos un recorrido cronológico sobre su estudio nos topamos en 1878 con la explicación de que su ocurrencia es debida a una desincronización entre los procesos de sensación y percepción, causado principalmente por la fatiga. En 1889, Guillermo H. Burham, ofrece la sugerencia opuesta: cuando el sistema nervioso está descansado no solemos concentrar nuestra atención en todos los objetos que nos rodean (aunque si lo estamos percibiendo y procesando inconscientemente) pero si volvemos a observar la escena poniendo en ella todos nuestros sentidos nos resultará inusualmente familiar.(Fenómeno descrito años más tarde como “Ceguera Inatencional). Posteriormente el interés por el fenómeno fue abordado por los psicoanalistas quienes defienden que la ilusión de deja vu es fruto de la repetición subconsciente de una experiencia previa, pero con una conclusión más positiva o que las situaciones del dèjá vu se sienten como familiares porque nos recuerdan los elementos de sueños olvidados.

Centrándonos en teorías más recientes y de carácter más científico, es obligatorio tomar como punto de referencia a Alan S. Brown quien propone cuatro explicaciones bastante interesantes (para una mayor profundidad, revisar el libro citado en la bibliografía):

1.-Hipótesis del “doble procesamiento”, según la cual la memoria implica sistemas distintos: uno de recuperación y otro de familiaridad . El dèjá vu ocurriría cuando se activa el sistema de familiaridad de la información pero no el de recuperación.

2.-Teorías puramente neurológicas, que se apoyan en el hecho de que los enfermos de epilepsia con frecuencia suelen experimentar deja vu justo antes de sufrir uno de sus ataques (investigaciones recientes demuestran cómo estimulando eléctricamente pequeños centros cerebrales localizados en el lóbulo temporal es posible producir sensaciones de deja vu).

3.- Teorías de la memoria, las cuales defienden que su ocurrencia es accionada por algo que hemos visto o imaginado anteriormente de forma real (en la vida real, pero también en una película, un libro o incluso un sueño).Esta teoría no es muy plausible pues las experiencias de deja vu no tienen que estar asociadas necesariamente a ningún estímulo.

4.-Teoría de la “doble percepción”, la cual sostiene que en nuestro proceso normal de percepción de la realidad a veces se produce un breve lapsus que hace que algo parezca conocido cuando en realidad no lo es. Es esta última teoría la que mayor interés ha suscitado en los experimentadores quienes sirviéndose de tareas de procesamiento inconsciente han podido observar como la breve exposición inicial a una palabra conduce a un proceso perceptivo más rápido de la palabra cuando se presenta por segunda vez, produciendo en el sujeto esa sensación de familiaridad.

Existen dos tentativas muy recientes que implican localizaciones cerebrales más específicas:

a)Actividad espontánea neuronal en el giro parahipocampal. En el cerebro se produce un desequilibrio químico que provoca que los acontecimientos que ocurren en el presente no sean procesados en la amígdala (zona que controla el tratamiento de la información actual. Memoria a corto plazo.) Si no en el giro parahipocampal (zona destinada a la memoria a largo plazo)

b)Retardación en la vía visual secundaria. Solemos procesar la información visual por dos caminos diferentes. Uno va directamente a la corteza visual (lóbulo occipital) y el otro, infinitesimalmente más lento, recorre otras áreas del cerebro, Algunos investigadores creen que el deja vu se produce cuando las señales en esta última vía se mueven más lentas de lo normal, y el cerebro interpreta esta segunda onda de datos como una experiencia nueva.




CONCLUSIÓN

Hasta ahora he tratado de explicar lo más acertadamente posible en qué consiste ese fenómeno tan desconcertante que nos permite “viajar” en el tiempo: el deja vu. La verdad no es nada sencillo llegar a conclusiones únicas pues como podemos observar existe una amplia gama de teorías que han aspirado y aspiran ha desentrañar su génesis. Estas teorías han surgido a lo largo de la historia basándose únicamente en los datos que aportaban aquellos sujetos que habían vivido una experiencia de tal calibre y como podemos imaginar esos datos son más subjetivos que objetivos por lo que la ciencia ha tenido que saltarse alguno de sus axiomas principales si ha querido descifrar tal fenómeno. Ante tal ambigüedad cabría hacernos una pregunta:



¿Es el deja vu únicamente una experiencia subjetiva o por el contrario, podemos buscarle una explicación científica?

Sin pretender desestimar a aquellos que siguen aferrándose en buscar una explicación puramente científica creo que cuando nos enfrentamos a fenómenos ricos en ambigüedad, difícilmente comprobables en el laboratorio (aunque como he apuntado anteriormente, gracias a las investigaciones recientes, nos estamos acercando cada día un poco más al descubrimiento de sus orígenes cerebrales) y cargados de gran subjetividad la ciencia nos puede proporcionar algunos datos, pero no se convierte en la panacea. Tomemos lo científico como un punto de referencia pero no nos limitemos a ello cuando tratemos con fenómenos que se basan más en experiencias individuales y de primera persona que en hechos replicables.



¿Es el deja vu un cualia?

Es curioso e incluso puede resultar irónico pero mientras me encontraba escribiendo sobre este tema e intentando descubrir si alguna vez he vivido una experiencia similar ¡Sorpresa! he tenido la impresión de haber estado en el mismo sitio, rodeada de los mismos papeles e inmersa en los mismos pensamientos en los que ahora me hallo. No sé si se debe a que en mi casa el ordenador siempre está en el mismo sitio y suelo sentarme tan a menudo a hacer trabajos en él que, como era de esperar, esta situación me es familiar o si mi memoria me ha jugado una mala pasada y acabo de tener un déjá vu .

Pero bien, intentemos determinar si esta ilusión cognitiva es en verdad un cualia. Si hacemos una pequeña reflexión en torno a lo que entendemos por cualia nos resultará más sencillo llegar a una conclusión. En tanto que un cualia es una experiencia privada, subjetiva, de difícil correlato con lo objetivo e infalible. Es un conocimiento que la persona posee de forma intuitiva, de carácter inmediato e indescriptible. Una experiencia o sensación en primera persona, difícil de relatar y aún más de comprender si no has vivido alguno de ellos en tu propia piel. Son fenómenos que no pertenecen al mundo externo y no pueden ser medidos objetivamente (aunque por el hecho de que algo no pueda ser comprobado empíricamente no tiene porque dejar de existir), sin embargo aquel que carece de ellos está privado de una parte importante de la vida: la conciencia . Entonces ¿es el déjà vu un cualia? Llegó la hora de posicionarse. Sí, si creo que este fenómeno es un cualia y me atrevería a decir que en toda regla.¿Cómo sino podemos explicar que sólo el que lo vivencia es capaz de relatarlo y aún siendo así le resulta tan difícil describir las sensaciones que acaba de experimentar? El deja vu nos permite de cierta manera viajar en el tiempo, nos concede una segunda oportunidad, una vuelta a vivir nuevamente lo vivido (o al menos esa es la sensación que suele acompañar al que pasa por él). Imaginemos que algún día los científicos son capaces de descubrir la sustancia o el “botón” que nos permita provocar deliberadamente un dèjá vu ¿qué repercusiones tendría? Desde el punto de vista científico se produciría un acercamiento a nuestro yo-consciente, una mejor comprensión de la compleja relación entre nosotros mismos y nuestra memoria. Pero en el ámbito personal, ¿somos capaces de imaginar la dimensión de volver a sentir nuestro primer beso?

WEBGRAFÍA




  • http://chronicle.com/free/v50/i46/46a 01201.htm

También podemos acceder a esta página con la siguiente dirección: http://chronicle.com/, Section: Research &Publishing, Volume 50, Issue, Page A12


  • http://serendip.brynmar.edu/bb/neuro/neuro98/2025 98-paper 2 /Johnson 2 html

  • http://robsworld.org/deja vu.html

  • http:// www.terra.com/salud/artículo/html/sal 3766.htm

  • http://mentalhelp.net/perspectives/articles/art 03965.htm (1996, March 15)

  • http://www.blackwellsynergy.com/links/doi/10.1111/j.09637214.2004.00320.x/abs/

También podemos acceder a esta página con la siguiente dirección:

http://www.blackwellpublishing.com/ Current Directions in Psychological Science, Volume 13 Issue 6, Pag 256, december 2004
LIBROS Y ARTÍCULOS DE INTERÉS

(No han sido utilizados a la hora de realizar el trabajo aunque considero oportuno mencionarlos por si se desea hacer un estudio más detallado sobre el tema)





  • BROWN S.ALAN “La experiencia del “dèjá vu”: ensayos en Psicología cognitiva”.

- FUNKHOUSER, ARTURO “Una revisión histórica del “dèjá vu”. Diario de parapsicological de África del Sur, 4; 11-24


- MARRON S. DEL A (2003) “Una revisión de la experiencia de la experiencia del deja vu”. Boletín Psicológico 129, 394. 134
- MARRON S. DEL A (2004) “La ilusión del deja vu”. Direcciones actuales en Ciencia de la Psicología, 13, 256-259
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