Introducción. El alba de una nueva era: esclavitud total 11



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INDICE

Prólogo 9

Introducción. EL ALBA DE UNA NUEVA ERA:
ESCLAVITUD TOTAL 11
1. EL CLUB BILDERBERG 21

2. EL COUNCIL ON FOREIGN RELATIONS (CFR) 77

3. LA CONSPIRACIÓN DE LOS ROCKEFELLER

Y LA COMISIÓN TRILATERAL 141

4. HACIA UNA SOCIEDAD SIN DINERO EN EFECTIVO 175
LLAMAMIENTO A LA ACCIÓN 235

Apéndice 1.


CONVERSACIONES DE LAS REUNIONES DE BILDERBERG 241

Apéndice 2.


LA SOMBRA DEL GOBIERNO MUNDIAL 251

Apéndice 3.


LISTA DE PARTICIPANTES L.I LA REUNIÓN DEL CLUB
BILDERBERG EN 2005 275
Notas 283

Prólogo


Todo el que esté interesado en saber más sobre los poderes fácticos que gobiernan el mundo e influyen en la vida de todos sus habitantes se quedará impresionado con este libro de Daniel Estulin.
Daniel y yo hemos colaborado durante años persiguiendo a Bilderberg, la organización secreta internacional integrada por líderes políticos, financieros y corporaciones multinacionales.

En mucho de lo que he escrito sobre Bilderberg durante los últimos años he usado información obtenida por Danny. Sin su ayuda, American Free Press no hubiera podido saber dónde se celebraría la reunión del Club Bilderberg en 2005.


El trabajo de Daniel es más académico que el mío. Cita los hechos en toda su crudeza y acredita sus fuentes en notas. Yo improviso con lo que

sé directamente de fuentes procedentes de Bilderberg y me confío al juicio de la Historia que, hasta ahora, ha sido amable conmigo.


He aprendido mucho sobre Bilderberg leyendo partes del manuscrito de Daniel antes de su publicación. Si, después de perseguir al Club Bilderberg por toda Europa y Norteamérica durante treinta años, el libro de Daniel todavía tiene cosas que enseñarme, puede usted apostar a que todo el mundo aprenderá cosas en él y, además, encontrará ese aprendizaje fascinante.
Este libro le producirá reacciones que irán de la fascinación al ultraje. Y en cuanto gire usted esta página, comenzará un emocionante viaje por los intestinos del Gobierno Mundial en la sombra.

JIM TUCKER

INTRODUCCIÓN

El alba de una nueva era: Esclavitud Total

En este libro pretendo contar la parte de la verdad de nuestro presente y futuro próximo que nadie saca a la luz. La verdadera historia del Club Bilderberg documenta la historia despiadada de la subyugación de la población por parte de sus gobernantes. El lector asistirá al nacimiento de un Estado Policial Global que sobrepasa la peor pesadilla de Orwell, con un gobierno invisible, omnipotente, que tira de los hilos desde la sombra, que controla al gobierno de los Estados Unidos, a la Unión Europea, a la OMS, a las Naciones Unidas, al Banco Mundial, al Fondo Monetario Internacional y a cualquier otra institución similar. Todo está aquí: la historia del terrorismo promovido por los gobiernos, el actual control de la población a través de la manipulación y el miedo y, lo más espantoso de todo, los proyectos futuros del Nuevo Orden Mundial.



Sé que es cierto que las personas y las organizaciones no son ni absolutamente «malas» ni absolutamente «buenas». Sé que dentro de ellas, al igual que ocurre con cada uno de nosotros, existen necesidades de supervivencia, dominio y poder luchando contra las necesidades de filantropía y de amor por dominar su comportamiento. Pero parece que en el Club Bilderberg prevalecen (aunque no sea de forma absoluta) las necesidades de-poder. Estos matices de ninguna manera restan importancia a la terrible situación de alienación a la que nos están llevando.
Soy consciente de que «los amos del mundo» también harán cosas constructivas en su vida (unos más y otros menos); aunque, como ya se encargan ellos de hacer pública esta información a través de los medios de comunicación, la he obviado en mi libro: me he centrado en ese otro «lado oscuro» irreconocido, secreto y perverso de los miembros del Club.
También es evidente que algunas de las personas que están en el poder tienen ideales más elevados y consistentes que las personas de las que hablo en este libro. Muchos grandes empresarios, políticos e incluso algunos de sus colaboradores están luchando por poner límites a la depravación de Bilderberg, desde fuera algunos, desde dentro otros, aunque, eso sí, de forma encubierta todos. Mi agradecimiento hacia ellos (pues suponen para mí una gran fuente de información y de ánimo) y la preocupación por s.: seguridad me impiden desvelar sus nombres en este libro.
Tampoco este interés por dominar al resto del mundo es una novedad en la historia de la Humanidad_ Ya antes otros lo intentaron. En antiguas civilizaciones de nuestro planeta ha habido esclavitud y abusos por arte de la élite dominante. En épocas anteriores de la Historia hemos visto medidas draconianas impuestas sobre las naciones pero, lo que nunca se había visto, era un ataque como éste a los derechos de las personas y a la democracia. El lado oscuro del Club Bilderberg —la peor maldad a la que se haya enfrentado nunca la Humanidad— está entre nosotros y usa los nuevos y amplios poderes de coacción y terror que la dictadura militar-industrial global requiere para acabar con la resistencia y gobernar aquella parte del mundo que se resiste a sus intenciones.
El desarrollo de las comunicaciones y la tecnología, unido al profundo conocimiento actual sobre ingeniería (manipulación) de la conducta, es _á favoreciendo que, lo que en otras épocas fueron sólo intenciones sin consumar, hoy sé. Estén convirtiendo en realidad. Cada nueva medida, por sí sola, puede parecer una aberración, aunque el conjunto de cambios que forman parte del proceso continuo en curso constituyen un movimiento hacia la Esclavitud Total.
Durante las últimas décadas los grandes psicólogos (Freud, Skinner, Jung...) han sido utilizados para los fines del gobierno mundial a través de institutos como Tavistock o Stanford, organismos colaboradores del Club Bilderberg, aunque no sabemos hasta qué punto fueron éstos informados de los objetivos de dominación mundial del Club. Las investigaciones y ensayos sobre el comportamiento humano han ido demostrando que la dominación de éste no puede provenir del castigo ni de los refuerzos negativos, sino de los refuerzos positivos. Los refuerzos negativos, si bien producen en cierta medida el comportamiento deseado por quien lo induce, van inevitablemente acompañados de sentimientos de rabia, frustración y rebeldía en las personas a las que se les aplica y por eso ese tipo de técnicas ha caído en desuso. Los poderosos han descubierto que el refuerzo positivo es la única manera de provocar en las personas a quienes se les aplica el comportamiento deseado sin resentimientos ni rebeldía y de manera estable.
El refuerzo positivo se está aplicando al estilo de los conocidos libros Un mundo feliz, de Aldous Huxley, y Walden Dos, de B. F. Skinner: darle algo positivo a la gente cuando cumple las normas impuestas por el Club, pero cerrando cualquier posibilidad de que estas normas se analicen o cuestionen. Los amos del mundo intentan hacer que la gente se sienta «buena» y «responsable» cuando hace lo que ellos disponen; durante los últimos treinta años la población se ha vuelto cada vez más obediente y sumisa (por ejemplo, vemos últimamente cómo se está promoviendo el voluntariado, elogiando y «herolficando» a los que se unen a él, aunque su fin último sea reducir el malestar provocado en la sociedad por el desempleo y así prevenir los «disturbios sociales»). Para saber hasta dónde pueden llegar sin que la población se subleve, están realizando múltiples experimentos, como la actual campaña contra el tabaco. Que la gente fume o no, no es algo tan importante para los gobiernos como parece. Mucho más nefasto para la salud de la población son los gases que sueltan los coches, contra los que no se hace nada. Aunque los técnicos que aplican las campañas antitabaco crean fervientemente en su necesidad, desde arriba es sólo un experimento más sobre la sumisión de la población, y sobre el que deben estar bastante contentos con los resultados: observen lo que ocurre en el metro o en el AVE si a algún «loco» se le ocurre encender un cigarrillo. En seguida será observado como si se tratara de un leproso y alguien se le acercará para decirle educadamente que está prohibido fumar. Observen también la cara de satisfacción de quien hace el comentario: la misma que cuando sacaba una buena nota en el colegio o cuando ayuda a alguien: la satisfacción de haber cumplido con su deber y de sentirse «apropiado» para formar parte del sistema. ¿Pueden ustedes recordar si esta actitud era habitual hace veinte o treinta años?
A un nivel mucho más profundo dentro de la sociedad civil hay un pacto, un pacto de silencio y pasividad. Tal vez muchos se den cuenta de que no se puede defender la «democracia» destruyéndola, pero deciden callar y seguir con sus cómodas rutinas cotidianas: lo que ocurra no les afecta. El problema es que sí les afecta. La batalla se está librando en este preciso instante y la dictadura global —el Gobierno Mundial Unico— va ganando.
El objetivo de esta batalla es defender nuestra intimidad personal y nuestros derechos individuales, la piedra angular de la libertad. Implica al Congreso de los Estados Unidos, la Unión Europea, los tribunales, las redes de comunicación, las cámaras de vigilancia, la militarización de la policía, los campos de concentración, las tropas extranjeras estacionadas en suelo estadounidense, los mecanismos de control de una sociedad sin dinero en efectivo, los microchips implantables, el rastreo por satélite GPS, las etiquetas de identificación por radio-frecuencia (RFID), el control de la mente, su cuenta bancaria, las tarjetas inteligentes y otros dispositivos de identificación que. G:an Hermano nos impone y que conectan los detalles de nuestra vida a enormes bases de datos secretas del gobierno. Conciencia de Información Total. Esclavitud Total.
Estamos ante una encrucijada. Los caminos que tomemos ahora determinarán el futuro de la Humanidad y si entraremos en el próximo siglo que viene como un Estado policial electrónico global o como seres humanos libres, como consecuencia de una concienciación masiva que tenga lugar en Estados Unidos y en el resto del mundo libre frente a las actividades criminales de la élite global.
Bilderberg, el ojo que todo lo ve, el Gobierno Mundial a la sombra, decide en una reunión anual completamente secreta cómo deben llevarse a cabo sus diabólicos proyectos. Cuando se celebran estas reuniones, inevitablemente les siguen la guerra, el hambre, la pobreza, el derrocamiento de los gobiernos, y abruptos y sorprendentes cambios políticos, sociales y monetarios. Tal régimen depende absolutamente de la capacidad del Club para mantener la información silenciada y reprimida. Ese es su talón de Aquiles. En cuanto la gente descubre el juego, el trance colectivo sobre el que se basa empieza a venirse abajo. El capítulo ; obre Gran Hermano explica cómo el Grupo Bilderberg pretende mantenernos sometidos mediante el control que ejercen sobre la CE, las Naciones Unidas y el gobierno de los Estados Unidos.
Para controlar nuestra reacción ante acontecimientos creados, el Grupo Bilderberg cuenta con nuestras respuestas pasivas y sumisas y no se verá decepcionado mientras nosotros, como mundo libre, sigamos respondiendo igual que hemos hecho hasta ahora.
Skinner, colaborador del Instituto Tavistock, organismo a su vez colaborador del Club Bilderberg, considera incomperente a la población general para educar a sus hijos y propone como sociedad ideal aquella en la que los hijos son separados de la familia tras el nacimiento y educados por el Estado en centros en los que viven. Sus familias sólo pueden ir a pasar algunos ratos con ellos (nunca en privado) y en el caso, por ejemplo, de querer comprarles un regalo, tienen que comprar otros para los compañeros de su grupo, de manera que los padres acaban por sentirse desvinculados de sus hijos. El Estado paga a los padres por sus hijos un dinero estipulado. La Unesco fue creada con el objetivo expreso de destruir el sistema educativo. Nuestra respuesta inadecuada a la crisis es lo que esperaban los ingenieros sociales de Tavistock.

Otra forma de manipulación de la conducta que utiliza el Club Bilderberg es conseguir que la gente obtenga algo que quiere a cambio de renunciar a otra cosa (principalmente la libertad). Más adelante explico cómo va a surgir una oleada de secuestros infantiles promovidos por ellos, para llevar a los padres a una situación de inseguridad y ansiedad tan terrible que ellos mismos solicitarán la implantación de microchips en los niños para tenerlos permanentemente localizados. Éste es un paso más hacia la Esclavitud Total. La manipulación de la población se llevará a cabo a través de un flujo estable de noticias en los medios de comunicación sobre microchips y globalización. Los medios de comunicación del mundo son los vehículos simbólicos mediante los cuales el juego de oferta y demanda de bienes controla a la población. Sin embargo, no hay que esperar que la «prensa libre» dé la voz de alarma. Los medios de comunicación mundiales forman parte de la élite globalizadora, como demuestro en el capítulo «La verdadera historia del Club Bilderberg», una organización ultrasecreta que sigue siéndolo gracias a la complicidad de la prensa mundial.


En un mundo materialista, en el que los exhibicionistas se dedican al periodismo y al espectáculo (¿acaso hay alguna diferencia?), éstos se autocensurarán y satisfarán los supuestos intereses de sus amos y, a menudo con la astucia del esclavo, conseguirán complacerlos. Hay pocas o ninguna ventaja material en la honestidad o en los principios. Las ventajas materiales lo dominan todo, punto. En este contexto, las palabras se usan no como argumentos en un debate, sino para acabar con la discusión.
Y hablando de la naturaleza humana, el poder corrompe. Corrompe a los que lo tienen. Y corrompe a los que procuran influir sobre los que lo tienen. Los medios de comunicación hace mucho que forman parte del mundo de las élices. La prensa libre es un mito porque es propiedad de los poderosos. Sólo cuando sea propiedad de muchos ciudadanos anónimos será posible la existencia de una prensa realmente libre, basada en nuestro «derecho a saber». Esta es otra cuestión oculta: el pacto de silencio, por activa o por pasiva. ¡Los periódicos importantes y las radios nacionales y las cadenas de TV se niegan a cubrir el tema y no se atreven a hablar de él!
Ésa es la principal justificación de la existencia de una prensa libre, a pesar de todas sus imperfecciones manifiestas. Esa es precisamente la razón por la que dictadores, oligarcas, juntas militares, emperadores y tiranos a lo largo de la His~qria han procurado censurar el debate y sofocar la libre diseminación de opiniones e información. Por eso el Grupo Bilderberg, la Comisión Trilateral, la Mesa Redonda, el Consejo de Relaciones Exteriores, la Comisión Europea, las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Club de Roma y cientos de organizaciones prefieren llevar a cabo sus gestiones a favor del público en privado. Los gerifaltes no quieren que sepamos lo que planean hacer con nosotros.
El totalitarismo es una solución patológica a una vida insegura y atomizada, de manera que permite vender a voluntad imágenes demagógicas a poblaciones desmoralizadas. Este hecho general fue fácilmente entendido por la fuerza directriz omnipresente en organismos multinacionales como la Comisión Trilateral, el FMI, el secreto Consejo de Relaciones Exteriores y otras entidades corporativo-financieroestatales que forman parte de una «red universal» junto con el Grupo Bilderberg, que es el nodo dominante del sistema entrelazado (que funcionaba antes del retorno a un futuro «sin alternativa»).
Mantener a la mayoría de la población en un estado continuo de ansiedad interior funciona porque la gente está demasiado ocupada asegurando su propia supervivencia o luchando por ella como para colaborar en la constitución de una respuesta eficaz. La técnica del Club Bilderberg, repetidamente utilizada, consiste en someter a la población y llevar a la sociedad a una fuerte situación de inseguridad, angustia y terror, de manera que la gente llegue a sentirse tan desbordada que pida a gritos una solución, la que sea. Explicaré detalladamente en este libro cómo han aplicado esta técnica con las bandas callejeras, las crisis financieras, las drogas y el actual sistema educativo.
No esperemos, pues, castigos ni agresiones claras y explícitas por parte de los amos del mundo sobre la población en general (sí sobre personas concretas), por lo menos hasta que consigan reducir a la población hasta el nivel que ellos consideran «manejable» y estén seguros de no perder el control sobre ella. Su táctica, por ahora, es mucho más sutil y taimada, y están utilizando el conocimiento de todos los «grandes cerebros» del último siglo para conseguir sus objetivos: el sometimiento absoluto de la población.

El Club Bilderberg está luchando por romper la fortaleza psicológica del individuo y dejarlo sin defensas. Uno de los muchos medios para conseguir esté propósito está siendo la insistencia actual en potenciar el trabajo en equipo en la educación y en el ámbito laboral, de morera que la gente se acostumbre a renunciar a sus propias ideas en beneficio del grupo. Cada vez son menos los que defienden el pensamiento individualista y crítico. Estamos llegando a una situación en la que los «lobos solitarios» empiezan a sentirse avergonzados de su existencia_ Con respecto al ámbito educativo, también es imprescindible dar a conocer que los estudios realizados por el Club Bilderberg demuestran que han conseguido bajar el Coeficiente Intelectual de la población, gracias principalmente a la reducción de la calidad de la enseñanza planeada y ejecutada hace años por el Club aunque, por supuesto, públicamente se lanza periódicamente la noticia de que el Coeficiente Intelectual medio está subiendo. Ellos saben que, cuanto menor sea el nivel intelectual de los individuos, menor es su capacidad de resistencia al sistema impuesto. Para conseguir esto, no sólo han manipulado a los colegios y a las empresas, sino que se han apoyado en su arma más letal: la televisión y sus «programas basura» para alejar a la población de situaciones estimulantes y co-iseguir así adormecerla.


El objetivo final de esta pesadilla es un futuro que transformará la Tierra en un planeta-prisión mediante un Mercado Único Globalizado, controlado por un Gobierno Mundial Único, vigilado por un Ejército Unido Mundial, regulado económicamente por un Banco Mundial y habitado por una población controlada mediante microchips cuyas necesidades vitales se habrán reducido al materialismo y la supervivencia:
trabajar, comprar, procrear, dormir, todo conectado a un ordenador global que supervisará cada uno de nuestros movimientos.
Porque cuando usted comprenda lo que ocurre, comenzará a entender que mucha gente importante —gente a la que cree que admira, a la que busca para que lo guíe y a la que intenta apoyar—, gente que usted creía que trabajaba para nosotros, a favor de la libertad (los líderes elegidos democráticamente, los comisarios europeos no elegidos por el pueblo, los líderes de la sociedad civil, la prensa), todos los que deberían proteger celosamente nuestra libertad, en realidad trabajan para ellos, a favor de intereses que poco tienen que ver con la libertad.
Sivanandan, director del Instituto de Relaciones Raciales, dice: «La globalización ha establecido un sistema económico monolítico; el 11 de septiembre amenaza con engendrar una cultura política monolítica. Juntos, suponen el fin de la sociedad civil.» Y el nacimiento de la Esclavitud Total.
La UE no es inmune a esta nueva ideología, sino que ayuda a formarla. Los gobiernos europeos han conspirado para lograr lo que cínicamente se llama «lucha contra el terrorismo» con el vergonzoso bombardeo y posteriores secuelas en Afganistán e Iraq, acontecimientos que se han vendido a una población desmoralizada y abatida como actos patrióticos llenos de entusiasmo. Como ocurre con todos los matones, la mayor amenaza a la vida proviene del propio sistema de terror que se supone que protege a los ciudadanos del mismo. ;O seguimos creyéndonos las mentiras propagadas por los políticos y los medios de comunicación que dicen que la guerra de Afganistán se ha hecho para defender la libertad, acabar con los talibán, capturar a Bin Laden y establecer la democracia y la igualdad de derechos? Benjamín Disraeli, primer ministro de Inglaterra, apuntó que «el mundo es gobernado por personajes muy distintos de lo que piensan los que no están entre bastidores».
Desde 1994, cuando David Rockefeller exigió que se acelerasen los planes para el empuje final de la conquista global, toda la población del planeta se ha visto abrumada con una crisis financiera y ambiental después de otra, paralizada por un terror de baja intensidad, una técnica, según descubro en este libro, usada con frecuencia por los ingenieros sociales como condición necesaria para mantener a sus sujetos en un desequilibrio perpetuo. El Nuevo Orden Mundial se alimenta de guerras y sufrimiento, de descalabros financieros y crisis políticas para mantener la expansión de su aplastante movimiento. Se basa en el miedo de la gente a la libertad. Por eso, en el caso de Afganistán e Iraq, apenas parece que termine la guerra que ya se oyen voces que preguntan: «¿Quién será el siguiente?» Irán, Siria, China, Rusia_ Las armas son el pan nuestro de cada día. Se obtienen beneficios de las guerras grandes y de las pequeñas. Orden Mundial Único. Esclavitud Total. «El terror armado», en palabras del profesor John McMurtry de la Universidad Guelph de Canadá, «no es lo esencial, sino lo accesorio del significado del nuevo totalitarismo. Es una forma de gobierno mucho más eficaz que el terror basado en la fuerza militar, que es más directo pero expone el sistema a otra forma de resistencia».
La Historia nos enseña por analogía, no por identidad. La experiencia histórica no implica quedarse en el presente y mirar hacia atrás. Más bien implica mirar al pasado y volver al presente con un conocimiento más amplio y más intenso de las restricciones de nuestra perspectiva anterior.
La placa 79 de los Desastres de la guerra de Francisco de Goya muestra a la doncella Libertad tumbada boca arriba, con el pecho descubierto_ Unas figuras fantasmales juegan con el cadáver mientras unos monjes cavan su tumba. La verdad ha muerto. Murió la verdad. ¿Cómo suena esta perspetziva? No depende de Dios librarnos de la «Nueva Edad Oscura» prevista para nosotros. Depende de nosotros. Tenemos que llevar a cabo las acciones necesarias. Persona precavida vale por dos. Nunca encontraremos las respuestas adecuadas si no somos capaces de formular las preguntas apropiadas.


CAPÍTILO I

El Club Bilderberg
—Me gustaría hablar con usted —dijo alguien.
Me giré instintivamente hacia la derecha, aunque no vi a nadie. El caballero que requería mi compañía estaba detrás de mí, diríase que usando mi hombro derecho como refugio.
—Quédese sentado, por favor —me susurró su sombra.
—Perdóneme, pero no estoy acostumbrado a que me den órdenes, especialmente alguien a quien no conozco —respondí con resolución.
—Señor Estulin, sentimos invadir su espacio, es que nos gustaría mucho hablar con usted —dijo el primer caballero, extendiendo una fláccida mano con la esperanza de que decidiese estrecharla—. Huelga decir que le pedimos la máxima discreción.
Por sus piruetas lingüísticas deduje que ese inglés había sido aprendido en uno de esos colegios elitistas británicos o quizá con un tutor privado.
—;Cómo sabe mi nombre? No recuerdo habérselo dicho. —Sabemos bastante de usted, señor Estulin.
Podía percibir que el misterioso caballero empezaba a sentirse más relajado en mi compañía.
—Por favor, siéntese —dije en un tono más cálido, aceptando también la distensión del momento.
El hombre bajó la mirada, sacó una pitillera de uno de los bolsillos de su elegante americana y empezó a examinarla. Yo me arrellané en mi taburete esperando que uno de los dos rompiese el silencio.
—Por ejemplo, sabernos que está aquí para cubrir la conferencia Bilderberg. Que ha estado siguiéndonos durante muchos años. Que, de alguna manera, parece conocer con mucha antelación la localización exacta de cada encuentro, cuando la mayoría de los participantes no lo saben hasta una semana antes. Que, con toda la confidencialidad con la que nos movemos, usted parece saber de qué hablamos y cuáles son nuestros planes futuros. Usted, señor Estulin, ha llegado a condicionar la elección de algunos de nuestros participantes. En un momento dado, pensamos que ya lo teníamos; presumimos que habíamos detectado a su contacto en el interior. Si usted hubiese fallado en sus predicciones sobre nosotros, ese participante hubiese tenido graves problemas personales. Afortunadamente para él, usted acertó.
«Acento de Kent», pensé.
—;Cómo se entera de todo eso? —preguntó el acompañante de mi interlocutor.
—Eso es un secreto profesional —repliqué lacónicamente.
En ese momento, aproveché para fijarme en los dos tipos. El segundo tenía los hombros anchos, el cabello rubio, grueso bigote, enormes cejas arqueadas, una diminuta boca que se doblaba geométricamente para formar una sonrisa aceptable y un temperamento nervioso. Su grueso bigote y su gorda nariz se tensaban cada vez que hablaba.
Detrás de nosotros, formando parte de una incomprensible horda de turistas galeses, se sentaba un hombre barbudo y jorobado que llevaba guantes de piel y un sombrero de viaje. Parecía ser todo un amante de la música o al menos eso decía a todo el mundo una gruesa mujer con un enorme lunar en la barbilla.
—Es usted todo un enigma.
Mi misterioso interlocutor cambió la posición de sus larguiruchas piernas, introdujo su mano derecha en el bolsillo del pantalón dejando entrever una cadena de reloj que recorría parte de su chaleco y dijo en un tono profesional:
—Entonces, dígame, ¿por qué nos sigue a todas partes? Usted no trabaja para ningún periódico conocido. Sus anículos incomodan a nuestros miembros. Varios congresistas estadounidenses y algunos miembros del Parlamento de Canadá han tenido que cancelar su asistencia a nuestro encuentro anual porque usted ha sacado a la luz su participación.
—Usted no va a vencernos. No es capaz de hacerlo —siseó el segundo tipo—. El Club Bilderberg, señor Estulin, es un foro privado en el que participan algunos miembros influyentes de nuestra comunidad empresarial. También invitamos a algunos políticos a que compartan con nosotros sus experiencias personales y profesionales. Todo ello lo hacemos con la esperanza de conjuntar las necesidades -.de los pueblos del mundo y la política de altos vuelos. De ninguna manera intentamos influir en los gobiernos, en su política o en su toma de decisiones.
—¡No me jodas! —respondí bruscamente. Podía sentir cómo se me tensaban los músculos del cuello y de la mano—. ¡Y yo me creo que Kennedy fue asesinado por extraterrestres, que Nixon fue defenestrado por su abuela y que la crisis del petróleo de 1973 fue provocada por la Cenicienta! Si no hubiera sido por nosotros, Canadá formaría ahora parte del Gran País de los Estados Unidos. Dígame, ¿por qué asesinaron a Aldo Moro?
—Sabe que no le podemos decir nada, señor Estulin. No he venido aquí para discutir con usted.
En una mesa redonda cerca de la ventana, dos turistas alemanes, un desempleado con los ojos llorosos y el primo del barman jugaban a las cartas muy entretenidos.
En una mesa adyacente, se sentaba un hombre mayor miope, calvo y gordo que gastaba un traje gris demasiado grande para su envergadura. Llevaba unas enormes gafas de concha y su cara rubicunda se hallaba escondida detrás de la sombra de la que fue en otro tiempo una larga barba negra. Un bigote grisáceo, un tanto descuidado, remataba su faz. Pidió ron, rellenó su pipa y se puso a observar distraído el juego.
Puntualmente, a las once y cuarenta y cinco, vació la pipa, la metió en el bolsillo del pantalón, pagó el ron y se marchó en silencio.
---Sería mucho pedirle que mantuviese esta conversación en la más estricta confidencialidad?
—No suelo hacer ese tipo de promesas, especialmente en lo referente al Club Bilderberg.
Me sorprendí a mí mismo disfrutando del enfrentamiento con la esperanza de que el primer tipo perdiese los nervios.
El primer tipo soltó una parrafada de varios minutos sobre las virtudes de la colaboración entre las naciones, los niños hambrientos de África y otras comeduras de coco por el estilo.
Intenté concentrarme en lo que decía, pero pronto me vi observando la cara del segundo tipo. Sonreía con expresión aL.sente o se lamía el bigote.
Cuando la voz del primer tipo creció hasta alcanzar la resonancia de un trueno, volví a la realidad.
—... Y podemos compensarle por su tiempo perdido, señor Estulin. ¿Qué condiciones pone?
Una enorme luna iluminó los árboles de la calle. Los semáforos se le unieron con su destello. Se podía oír el apagado rumor delos restaurantes de las cercanías y los ladridos de algunos perros. Permanecimos los tres en silencio durante algunos minutos.
Noté que al segundo tipo, apoyado en el borde de su taburete, le costaba mantenerse en silencio. Sin duda estaba intentando componer una pregunta o comentario inteligente. El primer hombre jugueteaba con su cigarrillo, en actitud reflexiva. Sus ojos parecían mirar el cigarrillo, pero estaban absortos en el vacío.
—Mi silencio tiene las siguientes condiciones: querría que los futuros encuentros Bilderberg se anunciaran públicamente con libre acceso a cualquier periodista que quisiera asistir. El contenido de todas las conferencias debería ser público, así como la lista de participantes. ¡Y, por último, prescindan de la CIA, las armas, los perros, la seguridad privada y, lo más importante, de su secretismo!
—Sabe perfectamente, señor Estulin, que no podemos hacer eso. Hay mucho en juego y ya es muy tarde para ese tipo de cambios.
=-Entonces, señor mío —repliqué—, tendrán que aguanrarme hasta el final_
En el salón vecino un piano emitió una rápida sucesión de notas entremezcladas con el sordo sonido de voces y risas de unos niños. Un gran espejo reflejó por un momento los brillantes botones del chaleco del primer hombre.
—Entonces, buenas noches, señor Estulin.
El primer tipo no perdió, ni por un instante, sus buenas maneras. En realidad, era exquisito en el trato. «Por eso lo habrán enviado a él», supuse. Quizá, en otras circunstancias, hubiésemos podido llegar a serbuenos amigos. El segundo tipo respiró profundamente y, con su sombrero entre las manos, siguió los pasos de su jefe.
Sólo quedaban en el vestíbulo del hotel dos mujeres con cara soñolienta y un viajante con la barba teñida y un chaleco de terciopelo negro sobre una camisa blanca estampada.
«Es extraño que se preocupen de mí», pensé. Había sido una experiencia tremenda. Sólo entonces me di cuenta de cuánto se hallaba en juego. No había sido una mera conversación entre su emisario y yo. Losdos hombres cruzaron la plaza y desaparecieron en la noche. Me habíaquedado mal cuerpo, aunque mi determinación era la de siempre. Ahora sabía que, desde aquel momento, mi vida iba a estar permanentemente en peligro.
Imagínese un club donde los más importantes presidentes, primeros ministros y banqueros del mundo se mezclan entre sí, donde la realeza está presente para asegurarse d- que todo el mundo se lleva bien, donde la gente poderosa responsable de empezar guerras, influir en los mercados y dictar sus órdenes a Europa entera dice lo que nunca se ha atrevido a decir en público.
El libro que tiene entre las manos pretende demostrar que existe una red de sociedades secretas que planea poner la soberanía de las naciones libres bajo el yugo de una legislación internacional administrada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esta red está dirigida por el más secreto de los grupos: el Club Bilderberg_ La razón de que nadie quiera descubrir esta conspiración y oponerse a ella es, en palabras del periodista francés Thierry de Segonzac, copresidente de la Federación de la Industria del Cine, de los Medios Audiovisuales y Multimedia, muy sencilla: «Los miembros del Club Bilderberg son demasiado poderosos y omnipresentes para desear verse expuestos de esa forma.»
Cualquier cambio de régimen en el mundo, ciiálquier intervención sobre el flujo de capitales, cualquier modificación en el estado del bienestar es plausible si en uno de esos encuentros sus participantes lo incluyen en su agenda.' Según Denis Healy, ex ministro de Defensa británico: «Lo que pasa en el mundo no sucede por accidente: hay quienes se encargan de que ocurra. -La mayor parte de las cuestiones nacionales o relativas al comercio están estrechamente dirigidas por los que tienen el dinero.»
Los socios del Club Bilderberg deciden cuándo deben empezar las guerras (no en vano ganan dinero con todas ellas); cuánto deben durar (Nixon y Ford fueron defenestrados por acabar la guerra de Vietnam demasiado pronto); cuándo deben acabar (el Grupo había planificado el fin de las hostilidades para 1978) y quién debe participar. Los cambios fronterizos posteriores los deciden ellos y también quiénes se deben beneficiar de la reconstrucción.- Los miembros del Bilderberg «poseen» los bancos centrales y, por lo tanto, están en posición de determinar los tipos de interés, la disponibilidad del dinero, el precio del oro y qué países deben recibir qué préstamos. Simplemente moviendo dinero los socios del Bilderberg ganan miles de millones de dólares. ¡Su única ideología es la del dólar y su mayor pasión, el poder!
Desde 1954, los socios del Club Bilderberg representan a la élite de todas las naciones occidentales —financieros, industriales, banqueros, políticos, Iíderes de corporaciones multinacionales, presidentes, primeros ministros, ministros de Finanzas, secretarios de Estado, representantes del Banco Mundial, la OMC y el FMI, ejecutivos de los medios de comunicación y líderes militares—, un gobierno en la sombra que se reúne con el propósito secreto de cambiar Europa. En palabras de Giovanni Agnelli, el ahora fallecido presidente de Fiat: «Nuestro objetivo es la integración de Europa; donde los políticos han fracasado, nosotros, los industriales, vamos a tener éxito.»
«No se hace ninguna política, sólo se mantienen conversaciones banales y de perogrullo —dijo el editor del London Observer, Will Hutton, que participó en el encuentro en 1997—, pero el consenso al que se llega es el telón de fondo de la política que se hace en todo el mundo.»
El príncipe Bernardo de Holanda, padre de la reina Beatriz e íntimo del príncipe Felipe de Gran Bretaña, añade que «cuando los representantes de las instituciones occidentales abandonan la reunión se llevan consigo el consenso del grupo. Estos debates liman diferencias y consiguen llegar a posiciones comunes, por eso tienen una gran influencia sobre sus participantes». Lo que suele ocurrir, «casi por casualidad», es que a partir de ese consenso los omnipotentes intereses comerciales y políticos, a través de los medios de comunicación, consiguen que la política de los gobiernos sea la misma aun cuando sus intereses particulares sean ostensiblemente diferentes.
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